Soy Una Dixon.

Pequeña Esperanza.

El grupo llevaba tres semanas rumbo a ningún lugar, todos los ánimos estaban por los suelos después de las pérdidas que habían vivido y aunque al principio tenían autos, los dejaron atrás al quedarse sin combustible por lo que ahora caminaban bajo el ardiente sol, completamente agotados.

- Déjame llevarla - le dijo Clary a Carl que llevaba a la pequeña Judith hacía rato en sus brazos, apenas si habían hablado después de que ella le gritó en la iglesia pero tampoco tenían mucho para decir, igual que el resto del grupo.

- Estoy bien - le respondió pero ella lo tomó del brazo para detenerlo y quitarle a la niña.

- Se que estás bien, pero aún así todos podemos ayudar - ella le sonrió quizás por primera vez en muchos días y volvió a caminar acariciando la espalda de la pequeña que había recostado la cabeza sobre su hombro.

- Gracias - le dijo en voz baja comenzando a caminar a su lado. - ¿Estamos bien?

- Si... yo no pude decirlo antes pero... lamento lo que dije en la iglesia. Tenía miedo... Y no se, lo siento. - ella dejó salir un suspiro mientras miraba al frente. Estaba cansada, solo seguía adelante porque sentía que debía apoyar a los demás, a su papá y Maggie que parecían no poder recuperarse de la muerte de Beth, a Sasha que estaba aún peor pues no solo había perdido a su única familia sino que al hombre del que estaba enamorada. A todos los demás que quizás habían perdido la esperanza de un mundo mejor cuando Eugene les confesó que no sabía cómo detener a los muertos.

- Te entiendo - le respondió y por primera vez, no le dijo que estarían bien o que lo superarían porque Carl había entendido porque ella odiaba que se lo dijeran. Cada vez que alguien decía eso, algo malo pasaba y la chica aunque ruda y valiente, estaba llegando al límite de las pérdidas que podía soportar.
Siguieron caminando hasta que las fuerzas les fallaron y tuvieron que sentarse bajo las sombras de unos árboles para recuperarse un poco. Clary vio a su padre alejarse, buscando algo que cazar y frunció el ceño, estaba preocupada por él, podía ver qué luchaba con sus propios sentimientos y es que el cazador quería mostrarse fuerte para los demás pero eso solo la preocupaba mas porque si no dejaba salir lo que sentía,  terminaría por consumirlo.

La marcha lenta continuó  y al día siguiente nuevamente Clary vio a su padre alejarse, el agua ya se había terminado y lo poco que aún quedaba lo guardaban para Judith, era inevitable pensar cuanto más soportarían estar de aquella manera.

Suspiró y se puso de pie para seguirlo, Carol quiso detenerla pero ella solo se safo de su agarre.

- Necesita estar solo - le dijo la mujer en voz baja.

- Lo que necesita es no seguir pretendiendo que puede con todo, lo que mí padre necesita es alguien que le diga que está bien dejar salir los sentimientos que lleva guardando por el bien de todos. - le respondió antes de dar media vuelta y caminar hacia donde su padre había desaparecido. Lo encontró mirando un establo abandonado mientras fumaba, estaba sentado apoyando la espalda en un árbol de espalda a ella y Clary suspiró antes de acercarse. - Es una mierda... todo lo que pasó. Todo lo que está pasando pero aún así estamos juntos... no voy a decirte que todo va a estar bien porque no lo sé pero estoy aquí.

- Vuelve con los demás - le pidió el cazador sin voltear a verla.

- No

- Clary vete

- No, no hasta que admitas que no puedes más, hasta que admitas que estás furioso por lo que pasó y que te sientes culpable por perder a Beth. ¡Mírame y dime que me equivoco!

- ¡Fue mí culpa! - le gritó poniéndose de pie - ¡Pude haber hecho más! ¡Ni siquiera puedo cuidarte! ¡Darte más que esto!

- Continúa - lo reto ella sin inmutarse por los gritos.