Paz.

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Habían pasado dos semanas desde que Carl despertó, estaba mejorando considerablemente y Clary no lo dejaba en paz cuando se daba cuenta de que empezaba a auto compadecerse. Nadie dijo nada de la nueva relación que los adolescentes tenían porque casi no había diferencia a como se llevaban antes de ser novios pero a medida que Carl mejoraba, las cosas empezaron a cambiar en la casa que compartían.
Daryl buscaba a su hija pues no la había visto en toda la mañana y cuando se dió cuenta que Carl tampoco estaba empezó a preocuparse.

- ¿Alguien vio a Clary? - les preguntó a Michonne y Rick que estaban en la cocina con la pequeña Judith, el hombre hizo una mueca antes de hacer una seña hacía las escaleras. - Acabo de ir a su habitación y no está -  Michonne le sonrió antes de responder.

- Quizás buscaste en la habitación equivocada.- Daryl subió las escaleras como si el diablo lo persiguiera y entró sin llamar a la puerta para encontrarlos besándose.

- ¡Quita las manos de mí hija! - le gritó haciendo que los chicos se alejaran asustados. Rick lo había seguido para ver su reacción pues él se encontró con la misma escena unos minutos antes.

- ¡Papá! - le gritó Clary avergonzada.

- Abajo, los dos - les dijo cruzándose de brazos, Rick los miraba divertido pero aún así, sabía que era momento de poner algunas reglas, especialmente porque vivían bajo el mismo techo. Los cuatro bajaron y Clary se sentó junto a Carl en el sillón más grande mientras los adultos los miraban. - Me alegro que sean novios, enserio que si pero por la paz de todos creo que debemos poner reglas.

- ¿Enserio? - le preguntó Clary mirando a Michonne en busca de apoyo pero la mujer solo se encogió de hombros.

- Ambos saben que los queremos y estamos felices por ustedes pero siguen siendo niños para nosotros - era evidente que Rick estaba disfrutando aquella situación pero no dudo en apoyar a su amigo.

- En primer lugar, ya no pueden encerrarse en ninguna habitación - les dijo Daryl cruzándose de brazos haciendo que ambos chicos intercambiarán una mirada cómplice - la puerta debe permanecer abierta por lo menos diez centímetros. Nada de besos enfrente nuestro, se que no puedo prohibirlo pero no es algo que quiera ver.

- ¿Sabes papá? Eso se soluciona golpeando la puerta antes de entrar. - le dijo Clary divertida pero el cazador frunció el ceño al escucharla - ¿Muy pronto para hacer chistes?

- Clarissa si no quieres más reglas, no más chistes. - le dijo haciéndola sonreir.

- Papá sabes que te amo pero no tenemos doce años. - ella se puso de pie y tiró de la mano de Carl para que la siguiera - iremos a dar una vuelta ¿Está bien?

- Carl - lo llamo Rick - Dentro de los muros.

- Si papá - le respondió el adolescente antes de que ambos se sonrieran y salieran de la casa, ninguno de los adultos se quedo tranquilo al verlos pero no podían simplemente negarles que disfrutarán estar juntos. Apenas bajaron los escalones de la entrada, Carl la abrazo por la espalda dejando un beso en su mejilla, ella se giró entre sus brazos para rodear su cuello con los brazos y volver a besarlo justo en el momento en el que sus padres salían de la casa.

- ¡Clary! - le gritó el cazador haciendo que la chica escondiera el rostro en el cuello de Carl suspirando.

- Este lugar empieza a parecer demasiado pequeño para todos - le susurró a su novio que trato de evitar la risa que quería escapar de sus labios. - Lo siento papá, los veremos en el almuerzo. - ambos chicos se fueron a paso rápido para alejarse de la mirada de sus padres y se dejaron caer junto al estanque disfrutando del sol.

- Clary... ¿Todavía crees que... Aun quieres estar conmigo?

- Si sigues preguntando eso voy a pensar que te arrepientes - le respondió ella girando la cabeza para mirarlo pues ambos estaban acostados uno al lado del otro con las manos entrelazadas.

Soy Una Dixon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora