Cuando la casa rodante volvió a entrar en los muros de Alexandría, Clary no espero a que se detuviera del todo para bajar y alejarse de aquel grupo.
- ¡Clarissa! - le gritó Daryl al verla caminar hacia su casa pero la adolescente no frenó su marcha, camino sin escuchar o mirar a nadie porque solo quería llegar a su habitación y encerrarse.
- ¿Clary? - la llamó Carl al verla entrar, era evidente que estaba enojada y nunca la había visto de aquella manera, no tan enojada al menos. La chica lo miró y dejó el arco junto a la puerta.
- No ahora - le pidió y subió corriendo las escaleras hasta cerrar de un portazo la puerta y poner el seguro para asegurarse de que nadie la molestara. Las cosas se habían complicado desde que se pusieron en marcha a Hilltop, en el camino encontraron gente de aquella comunidad que estaban atrapados en un edificio y tuvieron que rescatarlos. Clary se enfado cuando su padre no la dejó ayudarlos pero aún así lo dejó pasar, lo peor vino después cuando un ataque hacia el líder termino con ellos aceptando pelear contra un grupo que los amenazaba desde el principio. Se habían llamar los Salvadores y Clary sabía quiénes eran, eran los mismos de los que escapaban la pareja que su padre había tratado de ayudar cuando la horda los invadió, los mismos que después quisieron robarles lo que tenían en nombre de su líder, Negan y el cazador había hecho volar en pedazos. Lo que más la enojaba era que su padre había tenido la idea de matarlos a todos a cambio de que Hilltop compartiera la mitad de lo que tenían. La idea de que otra comunidad los apoyara no le desagradaba, pero la idea de matar para obtenerlo, la había enfurecido.
- ¿Donde está? - le preguntó el cazador a Carl cuando entró y lo vió confundido.
- ¿Que fue lo que pasó? - le preguntó el adolescente preocupado por su novia.
- ¿Donde? - Insistió Daryl perdiendo la paciencia.
- En su habitación - le respondió poniéndose de pie para seguir al hombre que subió los escalones de dos en dos.
- Abre la puerta - el cazador intento abrir pero se encontró con que su hija se había encerrado y parecía molesto, lo que empezó a preocupar a Carl pues padre e hija nunca peleaban de aquella manera.
- ¡Déjame en paz! - escucharon que la chica gritaba desde el interior de la habitación.
- Clarissa no voy a volver a pedirlo ¡abre la puerta!
- ¡No! - Daryl suspiró antes de golpear con su puño la puerta.
- Deberías dejar que se calme. Jamás la había visto así... no sé lo que pasó pero ambos están demasiado alterados para hablar - Carl sabía que no era muy inteligente meterse pero tampoco quería que pelearán de aquella manera, Daryl lo miró y suspiró antes de darse vuelta y alejarse. El chico esperó hasta estar seguro de que nadie los molestaría y golpeó la puerta suavemente.- estoy solo linda, habla conmigo. - Nada, la chica no respondía - estoy aquí Clary... no voy a ir a ningún lado. Somos tú y yo ¿Recuerdas? - la puerta hizo un sonido como si quitarán el seguro y se abrió, la chica tenía los ojos llenos de lágrimas y Carl no dudó en entrar a la habitación para abrazarla dejando que ella llorara en su pecho. - Está bien linda, estoy aquí. No tenemos que hablar si no quieres... estoy aquí para ti. - la guió hasta la cama y se sentó a su lado sin soltarla, quería saber que la tenía en aquel estado pero no pensaba presionarla por lo que solo la dejó llorar mientras acariciaba su espalda.
- Quiere ir a una pelea que no sabe si podrán ganar - le dijo la chica cuando las lágrimas se terminaron. - Quiere entrar y matarlos a todos. Quiere ponerse en peligro de nuevo.
- Son malas personas Clary - le dijo Carl al entender porque había peleado con el cazador.
- También yo Carl, yo también tengo las manos manchadas de sangre, tú, mí papá... todos hicimos cosas para sobrevivir pero solo cuando estuvimos entre la espada y la pared. Ahora quiere pelear y ¿Por qué? ¿Un poco de alimento?
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Soy Una Dixon.
FanfictionEn la búsqueda de Sophia, Daryl se encontraría con Clarissa, otra pequeña niña que cambiaría su vida para siempre. Aquel frío y solitario cazador encontraría su familia sin siquiera buscarla, porque desde el momento en el que le tendió la mano a Cl...