Capítulo 21

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Al día siguiente no hubo muchas novedades acerca de la salud de Jiang Cheng, su mejoría iba muy lenta. Por ratos parecía mejorar, pero luego volvía a decaer. A Weiying le parecía muy extraño, su hermano era muy fuerte y solía curarse rápidamente de todo, era como si los dioses estuvieran conspirando a favor de su madre.

No me sorprendería que madre haya hecho ofrendas a todos los dioses habidos y por haber para que Jiang Cheng solo salga de aquí ya casado con Lan Xichen.

Esta situación ya estaba desesperando a Weiying, él había previsto quedarse solo una noche y de ahí regresar con su hermano al día siguiente, pero ya era su tercer día en la residencia de los Lan y Jiang Cheng no parecía tener intenciones de curarse pronto.

Ya eran como las tres de la tarde y Jiang Cheng se había quedado dormido de nuevo. Weiying se quedó pensando en qué podría hacer con ese tiempo libre, pero había un gran problema, aquí no podía hacer nada con confianza, y siendo sinceros, tampoco le apetecía hablar con ningún Lan.

Después de un rato de meditarlo, decidió  ir a la biblioteca. Estaba casi seguro de que podría encontrarse a Lan Zhan, pues se había dado cuenta de que él Jade pasaba mucho tiempo ahí. Y aunque no le caía muy bien que digamos, en ese momento a Weiying le pareció la mejor opción entre todos los Lan, pues el Segundo Jade era un hombre de muy pocas palabras, y probablemente se limitaría a ignorarlo, lo cual le venía muy bien.

Satisfecho con su decisión, se dirigió a la biblioteca.

~•~•~

Cuando Jiang se despertó, no vio a su hermano por ninguna parte. No sabía cuánto tiempo había dormido, pero el sol seguía entrando por la ventana, así es que probablemente no había sido mucho.

Con algo de dificultad se paró para poder ir a la mesa y tomar un vaso de agua. Se sentía muy mal, un extraño calor en su cuerpo lo había despertado, probablemente tenía fiebre de nuevo.

—Pero, ¿por qué tengo fiebre a estas alturas? —se preguntó a sí mismo, se suponía que esa fase ya había pasado.

En cuestión de minutos la sensación de calor fue aumentando y comenzó a sentir su cuerpo extraño, las piernas le temblaban y respiraba con dificultad. No pudiendo aguantar más el calor, se deshizo de sus túnicas exteriores y sentó junto a la ventana para que le diera el aire.

Después de unos cuántos minutos, tocaron a la puerta.

—¿Quién es?

—Soy yo, Xichen.

Maldita sea. Xichen no puede verme así.

—Un momento, por favor.

Jiang Cheng se le vantó de su asiento para poder vestirse adecuadamente, pero al hacerlo se mareó y se cayó.

—¡Wanyin! ¿Estás bien?

—S-sí, estoy bien.

—¿Qué fue ese sonido?

—Nada, tiré algo por accidente. Espera un momento, ya voy —hizo un esfuerzo más por levantarse, pero las piernas no le respondían y se volvió a caer.

—¡Voy a entrar!

—¡No!

Xichen no hizo caso y entró. Cuando vio a Wanyin tirado en el piso su alma casi se le sale del cuerpo.

—¡Wanyin!

—Estoy bien, solo fue otro mareo.

Xichen tomó al omega entre sus brazos y lo cargó, el calor que emanaba su cuerpo era increíble.

Orgullo y Prejuicio. Versión MDZSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora