Capítulo 13

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La señora Yu tenía una hermana llamada Qingqi quien estaba casada con Yue Qingyuan, el líder de la secta de la Montaña Cang Qiong.

La Montaña Cang Qiong, no se encontraba muy lejos de Yunmeng, por lo que los cinco Jiang no se resistían a la tentación de ir al menos una o dos veces al mes para visitar a sus tíos. Los que más los frecuentaban eran Jinling y Jingyi, que solían estar más ociosos que sus hermanos mayores.

De momento, los mellizos estaban bien provistos de chismes y de alegría ante la reciente llegada de un grupo de cultivadores que iba a quedarse todo el otoño y tenían en la Montaña Cang Qiong su campamento para participar en la Conferencia de la Alianza Inmortal.

Ahora las visitas a sus tíos eran aún más interesantes y constantes. Cada vez añadían algo más a lo que ya sabían acerca de los cultivadores y sus familias. El lugar exacto donde tenían su campamento ya no era un secreto y pronto los empezaron a conocer en persona, gracias a que su tío, Yue Qingyuan, no tenía problema en llevarlos con él.

Después de oír una mañana el entusiasmo con el que sus hijos menores hablaban del tema, el señor Fengmian observó fríamente:

—Los escucho hablar, y no puedo evitar pensar que deben de ser los muchachos más tontos que existen. Ya había tenido mis sospechas algunas veces, pero ahora estoy convencido.

—¿Disculpa, papá? —exclamó Jingling. En su rostro se veía que no podía creer lo que acababa d escuchar.

—¡Papá, no nos digas así! —se quejó Jingyi.

—No puedo creer que estés hablando así de tus propios hijos —dijo la señora Yu— Si yo despreciase a alguien, sería a los hijos de los demás, no a los míos.

—Ejem cof cof —tosió Wei Ying— Entonces, madre, me temo que no soy hijo tuyo.

—Lamentablemente lo eres.

—Entonces ¿por qué me desprecias? —preguntó a la vez que hacía un puchero.

—Weiying, tú eres un caso aparte. El mismísimo Buda perdería la paciencia contigo. No me culpes de despreciarte.

—Weiying podrá ser travieso, pero no puedes negar que es muy listo. Si mis otros hijos son tontos, lo menos que puedo hacer es reconocerlo —dijo el señor Fengmian.

—¡Mis niños no son tontos!

—Siempre deseé coincidir contigo en todo, pero ya vez que no es así. En verdad pienso que nuestros dos hijos menores son tontos de remate. No hacen más que perder el tiempo, en vez de estudiar y aumentar su cultivo, lo único que hacen es holgazanear y chismear.

—Mi querido señor Fengmian, no esperarás que estos niños tengan tanto sentido como sus padres. Si te das cuenta, en verdad son más listos de lo que te imaginas. Al ir frecuentemente a la Montaña Cang Qiong están conociendo muy buenos prospectos. Y si alguno de esos jóvenes cultivadores quisiera a uno de mis hijos, no le diría que no. He oído decir que Liu Qingge tal vez vuelva, ahora si no podemos dejar pasar esta oportunidad.

—Sería muy raro que Liu Qingge se fije en alguno de nosotros después de haber estado enamorado de A-Cheng —comentó Weiying.

—Eso es lo de menos. Tú hermano ya se dio el lujo de rechazar a un hombre como Liu Qingge y de brindar tal honor a esta familia. Ahora será el turno de alguno de ustedes de brindar el honor de casarse con él.

—Mamá, por favor no alientes a mis hermanos a intentar algo con Liu. Será muy incómodo tanto para él como para mí —expresó con inquietud Jiang Cheng.

—Ni modo. ¿Quién te manda a dejarlo ir? —le dijo Jingling.

—Apenas tienes 16 años, Jingling —dijo Jiang Cheng entre dientes.

Orgullo y Prejuicio. Versión MDZSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora