Capítulo 22

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Los discípulos se retiraron y solo quedaron en la biblioteca Weiying, Lan Zhan y Hualing.

Aunque Weiying se sintió extraño de quedarse con esos dos, tampoco se fue, pues quería seguir pintando y solo ahí iba a encontrar todo lo que necesitaba.

Por su parte, el Jade se puso a escribir, mientras que Sha Hualing le lanzaba comentarios sin importancia para captar su atención.

“¡Me imagino que contento se pondrá Sizhui de recibir esta carta!

"Ojalá Sizhui pudiera venir pronto a la Residencia Baihua”

“Pero qué hermosa caligrafía tiene usted, no me canso de verla”

A todos estos comentarios, Wangji se limitaba a responderlos con un simple “Mmm”.

—Hanguang-Jun, ¿podría mandarle saludos de mi parte a Sizhui? —dijo la fémina.

—Me temo que el espacio no alcanzará. Lo haré en la siguiente carta.

—Usted si que escribe demasiado deprisa.

—Qué curioso —interrumpió Weiying— Hanguang-Jun escribe mucho más de lo que habla.

—Es verdad. A él le debemos gran parte de los libros que tenemos en el Receso de las Nubes. Ha transcribido muchos de ellos y aparte deja comentarios muy útiles. También ayuda a Zewu-Jun a responder cartas diplomáticas, de negocios u otras solicitudes. Esto es a diario —la chica mostraba gran orgullo al hablar del Jade.

—¿A diario? ¿Cuántas cartas escribe al año, Hanguang-Jun? Yo ya hubiera enloquecido si tuviera que encargarme de eso.

—Es una suerte, pues, que sea yo y no usted, el que tenga que escribirlas —le respondió Lan Zhan sin dejar de hacer su labor.

—En realidad los Lan se acostumbran a escribir mucho desde que empiezan su entrenamiento. Una de las primeras tareas que deben hacer es copiar las 3,000 reglas de Gusu.

—Me parece increíble la gran cantidad de reglas que tienen ustedes. No conozco todas, pero pienso que tantas restricciones solo le quitan la esencia al ser humano.

—Para alguien como usted debe ser una tarea imposible de cumplir —dijo en tono burlón la chica— Pero si un discípulo Lan llegara a romper alguna regla, entonces deberá copiar las 3,000 reglas sin descanso hasta que el maestro Lan Qiren esté satisfecho. Después de hacerlo una vez, créame que es muy difícil volver a romper otra regla.

Qué viejo tan sádico.

En esos momentos, Weiying casi agradeció que los castigos en Yunmeng fueran latigazos con zidian y no estar copiando miles de reglas sin sentido una y otra vez.

—Hualing, ¿tenemos alguna petición urgente? —preguntó el Jade.

—No, parece que ahora no han habido incidentes de gravedad.

—¿Algunas noticias de los eventos anteriores?

—Los discípulos que envió han informado que ya calmaron la situación de cadáveres andantes en Xiamen y los que fueron a Fuzhou ya han encapsulado al espíritu maligno que estaba causando estragos en la ciudad.

El Jade asintió— ¿Tenemos invitaciones a eventos?

—Sí —mostró una pila como de diez cartas.

—Léelas y clasifícalas por importancia. Las checaré luego. ¿Hay algo más?

—Algunas cartas personales para usted. Son de sus amistades, del general Feng Xin y del general Mu Qing, ¿gusta leerlas ahora?

Orgullo y Prejuicio. Versión MDZSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora