Capítulo 20

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—¿Alguien gusta té? —preguntó Xichen al ver que la situación se estaba poniendo tensa entre su hermano y Wei Wuxian.

––¡Claro! ––respondieron los mellizos.

—¡Perfecto! —Xichen llamó al sirviente.

––¿Tendrán bollos dulces? ––preguntó Jingyi.

––Por supuesto, en seguida mando a traer unos.

––Jingyi, esos modales. Solo acepta lo que te ofrezcan ––dijo señora Yu.

—¡Y también galletas, Zewu-Jun!

—¡Jinling, tú también compórtate!

—Todo lo que quieran —en ese momento Xichen agradecía la presencia de los mellizos y de inmediato pidió a los sirvientes que trajeran todo lo que habían pedido.

––¡Gracias, Zewu-Jun! —dijeron los menores.

Weiying se dio cuenta de cómo las miradas de tres Lan estaban juzgando el comportamiento de sus hermanos, eran Wangji, Hualing y Ling Wen. Se llevó una mano a la frente un tanto frustrado, podía aguantar que lo juzgasen a él pero a su familia jamás.

La señora Yu solo le lanzó una mirada de enojo a sus hijos, y los mellizos de inmediato entendieron que estarían en problemas al volver a casa.

—Guangyao, ¿también vas a quedarte hoy? —preguntó la señora Yu.

—No lo había pensado, pero…

—No puede quedarse —interrumpió Xichen.

—¿Ah no? —dijo Guangyao con confusión.

—¿No dijiste que tenías que ir a la Montaña Cang Qiong hoy? —Xichen le ofreció una sonrisa fingida que Guangyao conocía muy bien.

¿Acaso me estás echando de tu casa, Lan Xichen? —pensó el Jin.

—Así es, pero no pasa nada si no llego hoy. Podría quedarme a cuidar a Jiang Cheng esta noche.

—¡De ninguna manera! —exclamó el Primer Jade— Quiero decir, no es necesario que te quedes, hermano —Xichen volvió a su tono natural de voz— Aquí hay muchas personas que pueden cuidar a Wanyin. No retrases tus asuntos.

Guangyao se quedó boquiabierto. Nunca en la vida, su hermano jurado había dicho que no podía quedarse. Al contrario, siempre le insistía en que aplazara sus planes y se quedara con él más tiempo.

Hasta acá apestas a vinagre, Lan Huan.

—Será mejor que no te vayas tan tarde —dijo de repente Wangji—, o sino te agarrará la lluvia.

¿Es en serio? ¿Tú también me estás corriendo, Wangji?

––Por cierto, Guangyao ¿Cómo va el entrenamiento de Huaisang? ––preguntó Weiying.

—Con avances lentos, pero lo importante es que va avanzando.

—Ay, ese Huaisang. Si perdiera menos el tiempo en ridiculeces, quizás tendría más avances —opinó la señora Yu— No me malinterprete, Zewu-Jun. Si lo digo es porque A-Sang es como otro hijo para mi.

—No me atrevería a pensar mal de usted.

—Aparte, Huaisang es muy bien parecido. Lástima que su timidez opaque esa belleza que tiene, ¿verdad Guangyao?

El Jin se quedó sorprendido por la repentina pregunta— ¿Cómo?

—Que Huaisang es bastante agraciado, ¿no crees?

Orgullo y Prejuicio. Versión MDZSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora