Capítulo 26

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Día 4. Residencia Baihua.

Jiang Cheng y Weiying se despertaron sintiéndose distintos. El día anterior habían experimentado por primera vez una serie de sensaciones que jamás se imaginaron posibles y se habían quedado con un cúmulo de emociones que no sabían descifrar.

Cada uno se encontraba frente a los espejos de sus propias habitaciones. Mientras se arreglaban para bajar a desayunar, imágenes del día anterior llegaban a sus mentes y se ruborizaban al recordar las manos de los Jades explorando sus cuerpos.

Jiang Cheng se recargó con los codos en el tocador y se tapó el rostro con las manos mientras lanzaba un suspiro. Su corazón estaba latiendo de los nervios porque en unos momentos vería a Xichen, y seguramente, después del desayuno, el Jade iba a querer hablar de lo ocurrido, ya que anoche no habían podido hacerlo debido a que su tío había solicitado que lo acompañara.

¿Cómo puedo hacer para no hablar con él?

En verdad no quería hablar de lo que pasó, le daba mucha vergüenza haberse comportado de manera tan inapropiada con él.

¿Cómo pude casi rogarle que se quedara y lanzarme hacia él? Maldito celo que me impidió razonar.

Y ni siquiera estamos comprometidos.

¿Qué va a pensar de mi?

Con cada pensamiento, su frustración crecía, pero no era solo eso lo que lo tenía así, sino lo que estaba sintiendo por el Primer Jade. Cada vez era más difícil sacarlo de su cabeza, pensaba en él todo el tiempo. Esos días de convivencia bajo el mismo techo habían fortalecido esos sentimientos que desde un inicio se habían sembrado en su corazón; porque así había sido, desde la primera vez que conoció a Xichen en esa cacería nocturna, había sentido cosas por él.

Y a pesar de que asegurara que no quería causar más molestias y muchas veces se mostrara indiferente hacia el Primer Jade, si Jiang Cheng fuera honesto, expresaría lo mucho que le emocionaba levantarse cada día con la seguridad de verlo y que este lo cuidara con cariño. Ya se había acostumbrado a sus sonrisas y sinceramente ya no se imaginaba un día más sin ellas.

Apartó las manos de su rostro, se miró al espejo y se preguntó sí mismo:

—¿Esto es estar enamorado?

~•~•~

En la otra habitación, Weiying estaba pasando por su propio torbellino de pensamientos. Ya se había terminado de peinar con su característica cola de caballo, sin embargo, notó unas marcas oscuras en su cuello y se acercó más al espejo para revisarse. Inmediatamente sus pómulos se ruborizaron al recordar al causante de dichas marcas.

Si quería convencerme de que todo lo que pasó anoche fue un sueño, esto comprueba que no.

Tocó con sus dedos las marcas en su cuello, y en ese instante evocó con total fidelidad como se sintieron los labios de Lan Zhan sobre esa parte y su piel se erizó. Luego pasó sus dedos por sus labios y suspiró al recordar cuando se besaron. Pasó de nuevo por su cuello y desde ahí deslizó sus dedos hacia abajo, pasando por su pecho y luego por su abdomen. Se imaginaba a Lan Zhan tocándolo mientras lo hacía. Cuando iba a bajar más, salió del trance en el que estaba y se levantó de golpe de la silla.

—¿Qué estoy haciendo?

Me estoy tocando pensando en Lan Zhan, esto está mal. Ya no estoy en celo.

Para Weiying era muy difícil aceptar que había disfrutado mucho que el Segundo Jade lo tocara y lo besara, pues él nunca había tenido pensamientos de atracción y mucho menos de romanticismo hacia él.

Orgullo y Prejuicio. Versión MDZSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora