Capítulo 11

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Mientras, en el bosque de los Jin, el primer reto de la cacería nocturna había comenzado. Una pareja de cultivadores se encontraba cazando mientras varios fantasmas los rodeaban, pero solo unos cuántos eran fantasmas reales, los demás eran maniquíes. El reto consistía en derribar al mayor número de fantasmas sin darle ningún tiro a los fantasmas falsos. De cometer ese error tres veces, la pareja sería automáticamente descalificada.

Con agilidad, la pareja lanzaba sus flechas a los blancos correctos una y otra vez. Estaban tan bien coordinados, que bajo la luz de la luna, sus movimientos parecían una hermosa danza.

Mientras atacaban, ambos cultivadores de repente corrieron en direcciones contrarias, cuando se cruzaron en el camino, intercambiaron miradas de complicidad, y sus túnicas blancas y moradas se mezclaron en el aire por unos segundos.

Después de estar a cierta distancia, ambos dejaron de correr al mismo tiempo y se voltearon para quedar frente a frente. El de blanco estaba del lado izquierdo y el de morado del lado derecho, tomaron sus arcos y se prepararon para lanzar otra flecha. Cualquiera que hubiera visto esa escena, juraría que ambos pretendían atacarse mutuamente. Después de unos minutos de espera, los dos lanzaron sus flechas. Una flecha pasó casi rozando la mejilla izquierda del de blanco, mientras que la otra flecha pasó casi rozando la mejilla derecha del de morado, pero ninguno se inmutó. Y de pronto, un sonido estridente se escuchó. Ambas flechas habían dado justo en dos fantasmas reales. Uno cayó detrás de Xichen y el otro detrás de Jiang Cheng.

––Wanyin ¡Eso fue estupendo! ––dijo Xichen mientras caminaba hacia Jiang Cheng.

––¡Si que lo fue!

––Nunca había cazado con alguien de esa manera. Es cómo si…cómo si estuviéramos conectados. Tú sabes lo qué voy a hacer y yo sé lo que tú vas a hacer. Es increíble ––Xichen se acercó más a Jiang Cheng, quien ya no sabía si sus latidos eran rápidos por el reciente esfuerzo o si eran por la cercanía del Primer Jade.

Bajo la luz plateada de la luna, la piel lisa y blanca de Lan Xichen tenía un aspecto de porcelana. En ese momento, se veía tan etéreo que Jiang Cheng se preguntó si aquello no era un sueño.

––Yo...también estoy muy sorprendido ––dijo bajando el rostro del nerviosismo–– Fue como si hubiéramos ensayado cada movimiento.

––Precisamente ––Xichen pensó que Jiang Cheng sería una excelente pareja de cultivación para él–– La otra vez no tuve oportunidad de ver sus habilidades con el arco, ya que fue otro tipo de reto. Es usted muy hábil, debió haber practicado a menudo.

Una pequeña sonrisa se dibujó en los labios de Jiang Cheng.

––¿Se ha acordado de algo? ––preguntó curioso el Jade.

––Sí. Es que, no es que haya practicado mucho el tiro con arco formalmente. La manera en que aprendí fue muy peculiar.

Xichen lo miró confundido.

––Verá ––continuó––, cuando éramos niños, a mi y a Weiying nos encantaba volar cometas. Nos tomábamos el tiempo de construirlas con esmero, a veces las hacíamos en forma de fenixes, de dragones, de grullas o cualquier otro tipo de animal o criatura que se nos ocurriera.

Jiang Cheng parecía tener humor de conversar, lo cual era muy raro en él. Xichen se sintió emocionado y se quedó escuchándolo con toda la atención del mundo, mientras de paso contemplaba el hermoso rostro del ojivioleta.

––Luego de construirlas ––continuó Jiang Cheng––, íbamos a la montaña a volarlas por un buen rato, y al final, las amarrábamos en un punto donde el viento las mantuviera en alto. Si había vientos fuertes era aún mejor, pues así la cometa tendría más movimiento, y era más retador derribarla porque la usábamos como blanco para practicar tiro con arco. Una vez que nos hicimos expertos, dejamos de usarlas como blancos, ya que las derribábamos tan fácilmente que ya no era tan divertido.

Orgullo y Prejuicio. Versión MDZSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora