Cap.28 Propuesta.

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Izuku había comenzado a acostumbrarse a la verdadera forma de Toshinori, una que mostraba las cicatrices de innumerables batallas y el peso de años de ser un pilar para la sociedad. Al principio, le resultaba difícil no recordar la imponente figura del héroe que una vez fue, pero con el tiempo, aprendió a apreciar la humanidad y la vulnerabilidad que Toshinori ahora mostraba.

Un día, después de una larga sesión de entrenamiento, Izuku encontró a Toshinori en uno de los bancos del jardín de la U.A, mirando pensativo al cielo. Se acercó con cautela, no queriendo perturbar sus pensamientos, pero necesitando compartir un momento con su antiguo mentor.

Izuku: Toshinori , ¿puedo sentarme?
Toshinori: Por supuesto, Izuku. Siempre es un placer tenerte cerca.

Izuku se sentó junto a él, manteniendo una distancia respetuosa. Hubo un breve silencio antes de que Izuku hablara de nuevo.

Izuku: He estado pensando... en todo lo que ha pasado. Y quería saber, ¿cómo estás tú con todo esto?

Toshinori suspiró, una sombra de preocupación cruzó su rostro cansado.

Toshinori: No he dejado de estar preocupado por ti, Izuku. Aunque intento no mostrarlo, me preocupa cómo te afectó todo lo que sucedió.
Izuku: Toshinori san...
Toshinori: Pero quiero que sepas que estoy aquí para ti, no importa qué. Y me alegra ver que estás encontrando tu camino, incluso después de todo.

Izuku asintió, sintiendo un atisbo de calidez en medio de la confusión de sus emociones. Aunque las heridas aún estaban frescas, sabía que la presencia de Toshinori, en cualquier forma que tomara, siempre sería un consuelo para él.

El sol comenzaba a descender, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y morados. Izuku y Toshinori seguían sentados en el banco, envueltos en una conversación que parecía reconstruir puentes entre ellos.

Izuku: Toshinori, hay algo más que quería proponerte...

Toshinori lo miró con atención, animado por la seriedad en la voz de Izuku.

Izuku: Me preguntaba si... ¿estarías dispuesto a seguir entrenándome? A pesar de todo, no puedo negar que eres el mejor maestro que he tenido.

La propuesta de Izuku trajo una luz de alegría a los ojos de Toshinori, una chispa que había estado ausente durante demasiado tiempo.

Toshinori: Izuku, no sabes cuánto significa para mí que me pidas esto. Por supuesto que seguiré entrenándote. Nada me haría más feliz.
Izuku: Gracias, Toshinori. Eso... eso me da mucha esperanza.

Ambos se levantaron del banco, un nuevo capítulo en su relación a punto de comenzar. Mientras caminaban de regreso a la academia, el futuro parecía un poco menos incierto, y la promesa de crecimiento y aprendizaje se extendía ante ellos como el vasto cielo al atardecer.

La luz del amanecer se colaba por la ventana de Izuku, bañando la habitación con una promesa de nuevos comienzos. A pesar de las sombras del pasado que aún nublaban su corazón, Izuku sentía cómo los rayos del sol traían consigo un renovado sentido de esperanza. Hoy no era solo otro día; era el día en que volvería a entrenar con Toshinori.

Con cada movimiento matutino, Izuku sentía cómo su ánimo crecía. Aunque una parte de él aún luchaba con el perdón, su corazón, de manera casi irracional, seguía latiendo con fuerza por Toshinori. Era una mezcla de lealtad y amor que no podía, ni quería, apagar.

Al llegar a la U.A., fue recibido con los saludos cálidos y familiares de sus amigos. Iida le dio una palmada en la espalda, Uraraka le ofreció una sonrisa brillante, y hasta Bakugou asintió con un gruñido que Izuku había aprendido a interpretar como un signo de camaradería.

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