Cap.13 Noche de celebración.

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El gran salón del castillo del rey estaba bañado en luz, las altas ventanas dejaban entrar los rayos del sol que se filtraban a través de las vidrieras. Izuku, aún con el eco del beso de despedida de Toshinori en su mejilla, cruzó el umbral con paso firme pero el corazón acelerado.

No había dado más que unos pasos cuando una figura se adelantó para recibirlo. Era Nana Shimura, la madre de All Might, cuya presencia imponía respeto y ternura a la vez. Sus ojos, reflejo de una vida dedicada a la justicia y al amor, se posaron en Izuku con un brillo de reconocimiento y orgullo.

Nana: Izuku, mi querido niño, ¡mira cuánto has crecido y todo lo que has logrado! En tan solo unos meses se que has hecho de todo por conseguir tu puesto en la U.A y lo has logrado con tanta dedicación y esmero.

Izuku se sorprendió al sentir los brazos de Nana rodeándolo en un abrazo cálido y protector. Era un gesto que hablaba de años de historia, de batallas libradas y de esperanzas compartidas por todas las generaciones anteriores.

Izuku: Mi Señora Shimura, no sé qué decir... Estoy tan agradecido por su bienvenida.
Nana: No tienes que decir nada, Izuku. Tu valentía y tu corazón hablan por ti. Estoy muy orgullosa de ti, de todo lo que representas. Eres la promesa de un futuro mejor para todos nosotros.

Antes de que pudieran continuar, Nana hizo una señal discreta y las sirvientas se acercaron. Con reverencias respetuosas, le indicaron a Izuku que lo acompañarían.

Nana: Ahora, ve y refréscate. Tenemos mucho que celebrar esta noche, y debes estar listo para la ocasión.

Las sirvientas guiaron a Izuku a través de los pasillos, llevándolo a un baño adornado con mármol y oro. Mientras el agua caliente llenaba la bañera, Izuku reflexionaba sobre su viaje en estos meses, sobre las lecciones aprendidas y las batallas libradas. Pronto, se sumergiría en las aguas, no solo para limpiar el sudor y el polvo de la batalla contra las criaturas mágicas, sino para prepararse para el nuevo capítulo que estaba a punto de comenzar en su vida.

El baño de Izuku estaba lleno de vapor y aromas relajantes. Las sirvientas, con manos expertas y gestos suaves, ayudaban al joven héroe a deshacerse de las marcas de la batalla. Aunque Izuku se sentía avergonzado al principio, la calidez y la aceptación en los ojos de las mujeres lo tranquilizaban.

Sirvienta 1: Izuku, no hay nada de qué avergonzarse. Todos somos únicos y especiales a nuestra manera.
Izuku: M-Me da vergüenza que me miren, mi cuerpo... aún no se acostumbra a las miradas.

Decía Izuku avergonzado, de por si no tenía problema alguno con que una mujer lo mire, ya que estas no le gustaban para nada, pero aún así no se acostumbraba a las miradas hacia su cuerpo distinto.

Sin embargo las mujeres eran muy amables con él, una de ellas lavaba con cuidado su cabello.

Sirvienta 2: Eres afortunado, Izuku. Llevas en ti la capacidad de traer vida al mundo, es una magia que es tan valiosa y poderosa como cualquier hechizo o espada, yo también quisiera algún día traer vida, otro muchacho noble y fuerte como lo es usted.

Izuku escuchaba sus palabras, sintiendo cómo la vergüenza se desvanecía y era reemplazada por un sentimiento de orgullo y pertenencia. Las sirvientas continuaban su trabajo, pero ahora había un nuevo entendimiento entre ellos.

Izuku:Gracias. Sus palabras significan mucho para mí. Me hacen sentir... aceptado.
Sirvienta 1: Y así es como deberías sentirte siempre. Eres parte de nosotros, parte de este reino, y tu valor va más allá de lo que puedas imaginar, además el rey por lo visto te tiene un enorme aprecio.

El baño terminó, y las sirvientas envolvieron a Izuku en toallas suaves y cálidas. Mientras lo guiaban de vuelta a sus aposentos, Izuku se sentía renovado no solo en cuerpo, sino también en espíritu. La aceptación y el apoyo que había encontrado en el castillo del rey eran un recordatorio de que, sin importar los desafíos que enfrentara, nunca estaría solo, ahora tenía a la gente que necesitaba siempre a parte de su familia.

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