Encontrar a Giran fue mucho más fácil de lo que Izuku previó en un principio, principalmente porque fue él quien se acercó a ellos en lugar de ser al revés. El joven de cabello verde no se quejó del golpe de suerte.
Había masacrado la hamburguesa. Su estómago se llenó de la mayor satisfacción vivida en mucho tiempo; cálculo una digestión de once horas como mínimo antes de regresar a su estado de persona saludable. Mientras tanto, disfrutaría de ser una babosa hinchada.
—Se nota que te ha gustado la hamburguesa —mencionó Akatani procesando en lo que se había convertido su creador. Le pinchó la barriga con el dedo—. Ni un hueco vacío.
Melissa rió por lo bajo.
—Dicen que los chicos poseen dos cerebros: uno en el estómago y otro en la polla, y si satisfaces uno de ellos, lo tendrás a tu merced.
Eso era sexista.
—¿Realmente te has creído esa estupidez? —Knuckleduster chasqueó la lengua, aunque vaciló al ver a Izuku de arriba a abajo—. Emmm... Puede que haya algo de razón.
La mente del peliverde había ascendido a un plano superior, por lo que el comentario despectivo de Melissa no llego a él. Akatani, en cambio, empezó a preocuparse pensado que su creador estaba sufriendo un infarto por petarse las venas de carne. Knuckleduster miraba la escena rememorando su infancia.
Fue entonces cuándo él apareció.
El gólem distinguió ciertos matices que diferenciaban al hombre que se aproximaba a ellos de las personas comunes de la ciudad. La sonrisa torcida, la mirada poco empática y el andar silencioso se un depredador que no quería alertar a sus presas. Rasgos típicos de los villanos según YouTube. Melissa dejó de reír.
—Giran —pronunció en voz baja, confusa—. ¿Cómo nos ha encontrado?
—Sabe que habéis venido a buscarlo —dijo el vigilante haciendo crujir los nudillos. No se levantó, no hizo falta erigirse en toda su altura para intimidar. Akatani notó un desliz nervioso en los ojos de Giran cuando vio a Knuckleduster—. ¡Espero que no tengas malas intenciones! —le advirtió alzando la voz.
Buen momento para que Izuku regresase a la realidad. Vio a Giran, le tembló la mano por el parecido en la actitud del hombre y la de Shigaraki. Algo no iba bien con él.
—Vengo en son de paz —saludó tirando de las comisuras para esbozar una sonrisa que haría llorar a un niño—. No hay necesidad de ser agresivo.
—¿Qué haces aquí? —Knuckleduster se puso finalmente en pie y se interpuso entre él y los tres jóvenes a velocidad cegadora.
Giran dio un traspiés.
—¡Veo que no has perdido tu velocidad, viejo! —Intentó rodear la montaña solo para que esta volviera a bloquear su paso—. Lo pillo, no puedo acercarme a los retoños. No hace falta que seas tan protector. Ni que te hubieras convertido en Ereaserhead. —Amplió la sonrisa tratando de fingir seguridad—. Ahora en serio, algo me dice que ellos me necesitan. No hay necesidad de postergar nuestra conversación.
Izuku parpadeó cuando el nombre de héroe de su maestro salió de los labios de Giran.
—¿Conoces a Aizawa?
—¿Cómo supiste que te necesitamos? —Melissa habló por encima de Izuku—. No hemos contactado contigo.
Giran se inclinó hacia un lado para mirara través del vigilante.
—Tengo mis métodos, cariño. Saber cuándo un posible cliente me necesita es vital para un buen comercian...
Izuku vio las acciones del vigilante antes de que ocurriesen. La mano enorme de Iwao se cerró a lo largo de su cuello y lo atrajo con la facilidad de un niño que sostenía una piruleta. Giran dejó de ocultar su miedo.
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Más allá de los sueños
Fiksi PenggemarIzuku Midoriya no era el adolescente con mejor suerte del mundo... mejor dicho: No tenía nada de suerte. Nació bajo la estrella más pequeña, deprimente y bastarda del universo. Sin quirk, despojado de su sueño de ser héroe y abandonado por su padre...