Izuku escuchó las explosiones amortiguadas. Palabrotas también; estaban hablando de Katsuki, después de todo. Una batalla contra él no carecía de lenguaje que haría llorar a una monja. El joven tomó la decisión de ignorar la pequeña guerra que se desataba en la planta de abajo en pos de buscar la bomba... Si es que la encontraban...
El edificio era enorme. Tantos pasillos que conectaban a habitación vacías, un malgasto de dinero, a su parecer, allí podían vivir familias enteras, o servir de reunión para conferencias de anime, pues el mal olor ya estaba.
—Tu amigo se está divirtiendo —la berenjena mencionó mirando de reojo un cuarto que acumulaba polvo.
—Kacchan adora las peleas —afirmó distraídamente—, nunca se negará a luchar contra alguien fuerte.
La base del plan era Akatani. Él distraía a Katsuki mientras ellos iban a por Uraraka. Izuku palpó el cinturón porta herramientas donde colgaba el bastón eléctrico número 2, al que esperaba dar uso.
Finalmente, Shinso lo miró.
—Hablaba de Akatani, ¿es realmente un artefacto?
Y allí estaba uno de los temas en los que Izuku no deseaba ingadar. Se preguntó qué pasaría si en lugar de registrar a Akatani como artículo de soporte del tipo IA, lo hubiera hecho como estudiante. Se libraría de dar explicaciones..., recibiendo a cambio preguntas del porqué su creación carecía de registros civiles. Por lo menos acertó cuando dijo que Akatani sería muy polémico.
A ver si acertaba una predicción positiva la próxima vez.
—Se podría decir que es una escultura móvil que imita perfectamente a los humanos —dijo tras pensar una explicación rápidamente—. Habla, se ríe, corre... Indistinguible de las personas.
Una serie de explosiones hicieron temblar el suelo. Bakugou se lo estaba pasando en grande.
—¿Y siente de verdad? —cuestionó la berenjena. Izuku se atragantó con el aire—. Dudo que una escultura imite las emociones con tanta fidelidad. Eso me deja dos opciones: o Akatani tiene sentimientos o me he fumado un porro.
«Por la cara que tienes, la segunda opción es muy probable».
El peliverde se guardó el pensamiento porque no quería mandar a la mierda la relación cooperativa con su compañero.
—Te fijas mucho en las expresiones ajenas cuando tu quirk afecta al cerebro —mencionó observando de reojo el rostro de Izuku. Poco pudo ver por culpa del cubrebocas y la capucha—. Interesa saber si la persona está enfadada, nerviosa o aterrorizada. Es información que facilita el control mental.
El tono de villano a punto de revelar su plan malévolo que utilizó no hizo efecto en la atención del peliverde. Hablar de peculiaridades, su talón de Aquiles. Deseó su cuaderno —uno de los muchos en su propiedad— para anotar las palabras de la berenjena.
—Mi gran análisis determinó que Akatani poseé sentimientos. ¿Estoy en lo correcto o no?
—¿Controlarás mi mente para conocer la respuesta?
La sonrisa de Shinso no ofreció confianza. Izuku puso los ojos en blanco; disgustado porque su tema favorito se convirtió en un interrogatorio unilateral. El eco de las tres explosiones apenas hicieron mella en su cerebro.
Finalmente accedió a explicar los detalles de la creación del gólem, censurando la información de Erinjar, el castillo, el One for all y Melissa (por si acaso). Se centró en afirmar que Akatani era —o ese fue el objetivo— una herramienta cuyo propósito era salvar vidas. Confirmó que empezó a sentir como un humano en algún momento entre su nacimiento y la actualidad. Shinso asintió lentamente.
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Más allá de los sueños
FanficIzuku Midoriya no era el adolescente con mejor suerte del mundo... mejor dicho: No tenía nada de suerte. Nació bajo la estrella más pequeña, deprimente y bastarda del universo. Sin quirk, despojado de su sueño de ser héroe y abandonado por su padre...