Izuku dejó caer el rostro sobre la mesa. Estaba cansado, y no se trataba de un cansancio normal, no señor, sino de un agotamiento extraño que afectaba a su mente. Una gran acumulación de situaciones que no había tenido tiempo de procesar hacía cola para subirse sobre sus hombros.
El ataque de la USJ, las sospechas de "a saber cuánta gente" que era un villano, el interés de All for one puesto en él y las conciencias dentro de la cabeza de su gólem. Ah espera, faltaba nombrar a los ocho subnormales de la muerte, otra organización misteriosa con ganas de fiesta.
Pero oye, con un poco de suerte, puede que no volviera a encontrarse con ellos.
—¿Estás bien? —Akatani tuvo la amabilidad de preguntar—. Te ves como... Emmm... No encuentro comparativas agradables para describirte.
El Akatani que se creía gracioso no ayudaba. ¡Un cambio de humor, por favor!
Izuku estaba en el aula. Todo se veía muy normal teniendo en cuenta que el ataque sucedió el día anterior. Le hubiera venido muy bien que se cancelaran las clases porque despertar con la hora pegada al culo, desayunar una rodaja de pan a la que debía llamar tostada y correr como un loco a la estación no se consideraba "buen comienzo". Todo por culpa de la atracción de Erinjar.
Los alumnos esperaban en sus sitios la llegada de Aizawa. Hablaban de temas que a Izuku le traían sin cuidado, como el del laser del ombligo que luchaba por verse interesante. ¡Le daba igual la zona a la que fue transportado! Exhaló lentamente. Enfadarse no solucionaba nada. Le hacía verse raro a los ojos de sus compañeros.
Y ya era demasiado raro.
—¿Hoy habrá clase? —Uraraka le preguntó a Iida en un tono lo suficientemente alto para que media clase captara el mensaje.
—No lo sé —contestó el alumno de los motores—. Puede que el director asigne un maestro sustituto porque Aizawa-sensei fue herido durante el ataque de ayer.
¿Izuku sintió la mirada de Todoroki en la nuca o fue su imaginación?
—¿Entonces no habrá clases? Genial.
—¡No es genial, Kirishima-kun! —le regañó Iida—. ¡Esta institución tan prestigiosa no puede permitirse ni un descanso!
Se levantó gesticulando con los brazos exageradamente mientras soltaba su discurso pro héroe de absoluta admiración hacia la UA. Corea del Norte ganaría mucho si todos sus ciudadanos fueran como Iida. Lástima que un kamikaze con un quirk explosivo destruyera gran parte de la capital hace diez años. Lástima.
El resto de la clase, acostumbrada a los ataques de admiración de Iida, se tomó con calma sus desvaríos de fan extremista. Salvo Shinso, que ánimo al joven de los motores sencillamente porque le hacía gracia. Izuku habría hecho lo mismo de no ser por la reprimenda silenciosa que le lanzó el gólem.
«Qué aburrido».
—¿Qué recomiendas que hagamos, presidenta? —La chica de piel rosada se inclinó hacia su derecha sobresaltando a Yaoyorozu—. ¿Debemos llamar a un profesor sustituto?
Cola de caballo lo meditó unos momentos, tiempo suficiente para recordarle a Izuku que en el día que faltó a clase sucedieron muchas cosas, como la elección del presidente de clase (¡Aburrido!) y la invasión de parásitos mediáticos. Hizo bien en permanecer en casa.
—No es una mala idea —opinó Yaoyorozu—. ¿Algún candidato para avisar al profesor sustituto?
¿Por qué el 90% de la población masculina del aula se ofreció? ¡Ah, cierto! Porque eran unos simps. Ahora bien, la presidenta se fijó específicamente en el gólem.
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Más allá de los sueños
FanfictionIzuku Midoriya no era el adolescente con mejor suerte del mundo... mejor dicho: No tenía nada de suerte. Nació bajo la estrella más pequeña, deprimente y bastarda del universo. Sin quirk, despojado de su sueño de ser héroe y abandonado por su padre...