Las clases de la UA eran aburridas. No se diferenciaban de una institucion de enseñanza normal, salvo por la parte heroica. Ectoplasm, el héroe con dos prótesis en lugar de piernas, impartía la clase de matemáticas como un profesor del montón, con más dedicación y entusiasmo que todos los maestros de Aldera juntos.
Pero seguía siendo una clase de matemáticas. Izuku no entendía ni la mitad de las formulas garabateadas en la pizarra mientras que el resto de la clase tomaba apuntes a toda velocidad. Culpó a los viajes a Erinjar por no permitirle estudiar... ¿A quién quería engañar? Dejar los estudios durante casi un año para sobrevolar un mundo mágico en un castillo le privó de conocimientos académicos. Conocimientos que debía aprender en cuestión de días si no quería suspender materias EXTREMADAMENTE ÚTILES para la profesión heroica.
Puesto que no quería inaugurar un debate consigo mismo de lo mal gestionado que estaba la enseñanza, se concentró en Erinjar.
Ya que no se enteraba de la clase, ¿por qué no pensar en algo divertido?
Transcurrió un día desde la excursión en la isla. La herida del pájaro se plasmó en su piel en forma de tres cicatrices pálidas y alargadas que iban del hombro izquierdo hasta la columna. Las garras no perforaron nada importante de milagro, pero estaban allí a modo de recordatorio: "te queda mucho por aprender", decían.
¡Fuera los temas tristes! Melissa les felicitó —después de incontables regaños— por comprar los ingredientes correctos. Aún no dijo para que era su "invento revolucionario", pero afirmó que estaba más cerca de hacerlo realidad. No había palabras para describir su necesidad de verlo terminado. Curiosidad, su mayor enemigo (a parte de la ansiedad y los comentarios desmoralizantes de su cerebro), aquello que movía su deseo de analizar y aprender.
Un bolígrafo golpeó el respaldo del asiento con tanto cuidado que nadie en el aula salvo él se dio cuenta. Miró sutilmente hacia atrás hallando dos ojos carmines.
—Atiende a la clase —susurró Akatani entre dientes—, suspenderás los exámenes si no prestas atención.
Sí, el gólem participaba en las clases, a petición suya, sin ir más lejos. Aizawa lo aprobó con la condición de que debía comportarse como un alumno normal. Una decisión influenciada por el director Nezu (posiblemente).
En cuanto a sus compañeros... La cosa era complicada. El hecho de que aquel era el segundo día de clases significaba que no dispuso de tiempo para forjar una amistad... Y amistad era un término que debía posponer... A saber cuánto tiempo por culpa de su mala fama. Uraraka Ochako (cara redonda, según Bakugou) y Denki Kaminari (el enchufe, según Bakugou) lo odiaban. Y el resto lo evitaban para no contagiarse de su reputación. Al menos el gólem hacía compañía.
Sonó el timbre. El feliz momento en el que el aula se quedaba sin vigilancia comenzó. Izuku aprovechó para estirarse, sintiendo un dolor fantasma en la cicatriz. ¿Estaba recuperado del todo? Melissa garantizó que sí a pesar del escaso tiempo desde la lesión. Por lo menos durmió unas horas antes de ir a clase.
—¡Estoy entrando como una persona normal!
La clase dirigió los ojos a la puerta, una figura enorme, de brillante sonrisa y peinado particular entró deslizándose con una pose tan heroica como cómica. Obviamente, todos se centraron en la parte heroica, después de todo, solo ellos tenían al héroe número 1 de profesor.
—¡Es All might! —exclamó el chico pelirrojo de dientes afilados... ¿Kirishima?
—¡El curso heroico es impresionante! —celebró la joven de piel rosada... ¿Su nombre era...? Izuku no se acordaba.
No se podía esperar que aprendiese los nombres de todos en su segundo día de clase.
—¡No me creo que tengamos a All might de maestro! —gritó el chico del laser en la barriga—. ¡Es casi tan brillante como yo!
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Más allá de los sueños
ФанфикIzuku Midoriya no era el adolescente con mejor suerte del mundo... mejor dicho: No tenía nada de suerte. Nació bajo la estrella más pequeña, deprimente y bastarda del universo. Sin quirk, despojado de su sueño de ser héroe y abandonado por su padre...