Capítulo 14: Recorridos subterráneos.

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El silencio era inexistente. Un goteo constante en alguna parte de la gruta que lograba oírse por encima de la cascada. Izuku estaba sentado con la espalda apoyada en la pared y los ojos fijos en Akatani. El gólem rezumaba nerviosismo por cada poro, dando vueltas de un lado a otro y murmurando palabrotas tan fuertes que una monja se escandalizaría.

La conversación con Melissa terminó hace veinte minutos... ¿O media hora? El peliverde no tenía forma de medir el tiempo.

—¿Qué hacemos? —tuvo el valor de preguntar—. ¿Se te ocurren ideas para salir?

Akatani se detuvo a mirarlo, luego señaló la cascada.

—Detrás hay un túnel. Creo que podríamos salir por ahí.

El peliverde se quedó mirando la zona en busca del supuesto túnel. Una sombra negra asomaba siniestramente detrás de la pared de agua; distaba mucho del camino ideal, pero era mejor que nada. Por lo menos, Akatani no tendría que abrir su propia vía de escape golpeando las paredes.

—¿A qué esperamos? —Izuku se levantó no sin antes sufrir un mareo que lo dejó sin fuerzas. La pared acudió al rescate permitiendo apoyar el brazo bueno—. Deberíamos buscar a Melissa.

Akatani le ayudó a sentarse, cosa que el peliverde se resistió a hacer. No iba a permanecer quieto mientras su amiga (cuya amistad fue recientemente forjada) recorría la cueva sola. Ella necesitaba ayuda, su voz agitada lo dejó claro, y como futuro héroe, se negaba a dejarla allí.

—Estamos esperando a que regreses a la Tierra —Akatani explicó le tras ver que no estaba dispuesto a cooperar—, iremos al médico a que te traten el brazo como es debido.

—Melissa está sola. —Izuku negó con la cabeza—. Necesita nuestra ayuda.

—A Melissa tampoco le queda mucho para volver a casa —replicó—, buscará un lugar seguro donde realizar el transporte. Nos reuniremos con ella tarde o temprano. No vale la pena arriesgar la vida en una búsqueda infructuosa.

—Los héroes no disponen de mucho tiempo a la hora de realizar rescates de emergencia —dijo el joven negando a dar su brazo a torcer—. Cuánto más esperen, más empeora la situación.

—Los héroes no tienen la oportunidad de viajar a otro mundo para recuperar energía antes de enfrentar el peligro.

Izuku chasqueó la lengua con visible frustración.

—Llamaré a Melissa para comentarle el plan. —El gólem sacó el walkie. Espero a que el sonido de estática cesase antes de hablar—. Melissa, aproximadamente..., ¿cuándo regresarás a la Tierra? Debes estar a punto. Apareciste en Erinjar antes que nosotros.

A Izuku le resultó asombroso ver al gólem tomando el mando del grupo con la seguridad de un general curtido por mil batallas. Se veía tan confiable que necesitó hasta el más mínimo gramo de voluntad para rechazar el plan.

¡Oh mierda, no lo recordaba! ¡Soy una idiota!—Akatani alejó el walkie al mismo tiempo que esbozaba una mueca de desconcierto idéntica a la de Izuku—. Chicos, esto es muy importante: La cueva interfiere con el transporte a la Tierra. No podremos volver hasta salir de aquí. No sé cómo pude olvidarlo.

Qué casualidad...

Akatani desvío la mirada hacia Izuku.

—Entonces mi plan queda descartado... Izuku, borra esa sonrisa engreída. No es momento de estar satisfecho.

La situación empeoró, aún así, Izuku no pudo ocultar su sonrisa de oreja a oreja. ¡Era jodidamente satisfactorio ver que Akatani estaba obligado a seguir su plan!

Más allá de los sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora