Capítulo 14

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Era un día como cualquier otro en Valencia. Me encontraba en mi habitación, repasando algunos apuntes para un próximo examen, cuando mi teléfono sonó. Al ver el nombre de Marc en la pantalla, sonreí automáticamente y contesté.

-¡Hola, amor! -dije, dejando los apuntes a un lado.

-¡Clara! Tengo una noticia increíble -respondió Marc, su voz vibrando de emoción.

-¿Qué ha pasado? -pregunté, contagiada por su entusiasmo.

-¡Me han convocado para jugar con la selección española! -exclamó.

Me quedé sin palabras por un momento. Sabía cuánto significaba para Marc y cuánto había trabajado para lograrlo.

-¡Eso es maravilloso, Marc! Estoy tan orgullosa de ti. ¿Cuándo es el partido? -pregunté, tratando de asimilar la noticia.

-Es este fin de semana en Madrid. Vamos a jugar un amistoso contra Italia. No puedo creerlo, Clara. Esto es un sueño hecho realidad -dijo, su voz llena de alegría y emoción.

-Va a ser increíble, Marc. Estoy segura de que lo harás genial -respondí, mi corazón latiendo rápidamente mientras una idea comenzaba a formarse en mi mente.

Después de colgar, me quedé pensativa. Sabía que Marc estaba viviendo uno de los momentos más importantes de su vida, y yo quería estar allí para apoyarlo. Decidí hacer una locura: sorprenderlo en Madrid.

Inmediatamente comencé a organizar todo. Llamé a María y Alicia para contarles mi plan.

-¡Chicas, tengo que ir a Madrid este fin de semana! Marc ha sido convocado para la selección española y quiero sorprenderlo -les dije, mi emoción palpable.

-¡Qué emocionante, Clara! -dijo María-. No puedes perderte esto.

-Vamos a ayudarte con lo que necesites -añadió Alicia.

Con la ayuda de mis amigas, reservé un billete de tren para Madrid y busqué un hotel cercano al estadio. También me puse en contacto con Héctor, el mejor amigo de Marc y compañero de equipo, para coordinar la sorpresa.

El día del viaje llegó rápidamente. Subí al tren con una mezcla de nervios y emoción. El trayecto hasta Madrid fue relativamente corto, pero sentí que duraba una eternidad. No podía esperar a ver la cara de Marc cuando me viera allí.

Al llegar a Madrid, me dirigí al hotel para dejar mis cosas y luego fui directamente al estadio. Héctor me había ayudado a conseguir una entrada, y estaba esperando en una cafetería cercana para entregármela.

-Gracias por ayudarme con esto, Héctor -le dije cuando nos encontramos.

-No hay problema, Clara. Marc se va a volver loco cuando te vea -respondió con una sonrisa.

Con la entrada en mano, me dirigí al estadio. El ambiente estaba electrizante; los aficionados llenaban las calles, todos vestidos con los colores de la selección española. Sentí un cosquilleo en el estómago mientras me dirigía a mi asiento, anticipando el momento en que vería a Marc en el campo.

El estadio estaba lleno de energía. Encontré mi asiento cerca del campo, gracias a la ayuda de Héctor, y me acomodé, intentando calmar mis nervios. El equipo español salió al campo para calentar y, cuando vi a Marc entre ellos, mi corazón dio un vuelco. Estaba allí, luciendo la camiseta roja con el escudo de España, viviendo su sueño.

El partido comenzó y mi atención estuvo completamente centrada en Marc. Era increíble verlo jugar a ese nivel, enfrentándose a algunos de los mejores jugadores del mundo. Su desempeño fue impresionante, demostrando su habilidad y determinación en cada jugada. Los aficionados gritaban y animaban al equipo, creando una atmósfera increíble.

Al final del partido, España ganó 2-1, con Marc contribuyendo de manera significativa al equipo. No podía esperar más para verlo y felicitarlo. Me dirigí a la zona donde se encontraban los jugadores, esperando tener la oportunidad de hablar con él.

Finalmente, vi a Marc salir del vestuario. Su rostro estaba radiante de felicidad y orgullo. Cuando me vio, sus ojos se abrieron de par en par, y una gran sonrisa apareció en su rostro.

-¡Clara! ¿Qué haces aquí? -preguntó, corriendo hacia mí.

-No podía perderme esto, Marc. Quería sorprenderte y estar aquí para apoyarte -respondí, abrazándolo fuertemente.

-No sabes cuánto significa esto para mí -dijo, besándome suavemente-. Gracias por venir, amor.

Nos quedamos abrazados por un momento, disfrutando del triunfo y de la felicidad de estar juntos. Luego, Marc me llevó a conocer a algunos de sus compañeros de equipo. Fue una experiencia surrealista, estar rodeada de tantos jugadores talentosos y ver el orgullo en los ojos de Marc mientras me presentaba.

Después de la euforia del partido, decidimos ir a cenar para celebrar. Nos encontramos con Héctor y algunos otros compañeros en un restaurante cercano. La cena fue llena de risas, historias y anécdotas del partido. Era evidente que Marc estaba en su elemento, rodeado de amigos y celebrando uno de los mayores logros de su carrera.

Al final de la noche, regresamos al hotel. Marc y yo nos quedamos en el vestíbulo, hablando de todo lo que había sucedido. Era un momento perfecto, lleno de amor y felicidad.

-Estoy tan orgullosa de ti, Marc -dije, mirándolo a los ojos-. Has trabajado tan duro para llegar hasta aquí, y te mereces todo esto y más.

-Gracias, Clara. No podría haberlo hecho sin tu apoyo. Eres mi roca, y tenerte aquí hoy ha hecho que todo sea aún más especial -respondió, besándome.

Esa noche, mientras nos acurrucábamos en la cama, sentí una profunda paz y felicidad. Sabía que, sin importar los desafíos que enfrentáramos, estaríamos juntos para superarlos. Marc estaba viviendo su sueño, y yo estaba allí, a su lado, apoyándolo en cada paso del camino.

Despertar al día siguiente en sus brazos fue una sensación maravillosa. Marc tenía que regresar a Barcelona, pero habíamos decidido pasar el día juntos antes de que se fuera. Caminamos por las calles de Madrid, disfrutando del tiempo juntos y explorando la ciudad.

Al final del día, lo acompañé a la estación de tren. Despedirnos fue difícil, pero sabíamos que estaríamos juntos nuevamente pronto.

-Te veré pronto, amor. Y no olvides que siempre estaré aquí para ti, sin importar dónde estemos -le dije, abrazándolo fuertemente.

-Lo sé, Clara. Y yo siempre estaré aquí para ti. Te amo -respondió, besándome por última vez antes de subir al tren.

Mientras veía el tren alejarse, sentí una mezcla de tristeza y esperanza. Sabía que nuestra relación enfrentaría muchos desafíos, pero también sabía que nuestro amor era fuerte. Con esa certeza, regresé a Valencia, lista para enfrentar lo que viniera, sabiendo que Marc y yo siempre estaríamos juntos, apoyándonos y amándonos.

Otro más, ya sabéis ⭐, vos estimee

MENORCA//MARC GUIUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora