Capítulo 13

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Habían pasado unos días desde que Marc me pidió ser su novia en el parque de los Jardines del Real, y la felicidad de ese momento aún me envolvía como un cálido manto. Todo se sentía más ligero y brillante, y estaba ansiosa por lo que el futuro nos deparaba.

Marc tenía que regresar a Barcelona para entrenar y preparar el próximo partido de la temporada, y me propuso que lo acompañara por unos días. Acepté de inmediato, emocionada por la oportunidad de conocer su vida en la ciudad y, sobre todo, de conocer a su familia.

El viaje en tren fue rápido y cómodo. Nos pasamos el trayecto charlando y riendo, disfrutando de la simple alegría de estar juntos. Marc me contó sobre sus entrenamientos, sus compañeros de equipo y su vida en Barcelona, pintando una imagen vívida de la ciudad que tanto amaba.

Cuando llegamos, la ciudad nos recibió con su vibrante energía y su belleza arquitectónica. Nos dirigimos directamente al apartamento de Marc, que estaba en una zona céntrica y cercana al Camp Nou. Al entrar, me impresionó lo bien decorado y acogedor que era su hogar. Las paredes estaban adornadas con fotos familiares, trofeos y recuerdos de su carrera futbolística.

-Bienvenida a mi hogar, Clara -dijo Marc, sonriendo mientras me mostraba el apartamento.

-Es hermoso, Marc. Me encanta -respondí, sintiéndome inmediatamente cómoda.

Pasamos el primer día explorando la ciudad. Marc me llevó a lugares emblemáticos. Estar con Marc hacía que todo fuera aún más especial.

Esa noche, mientras cenábamos en un acogedor restaurante cercano, Marc mencionó algo que me puso un poco nerviosa y emocionada al mismo tiempo.

-Mañana quiero que conozcas a mi familia, Clara. Mi madre está muy emocionada por conocerte -dijo, tomando mi mano.

-Me encantaría conocerlos, Marc. Estoy un poco nerviosa, pero feliz -respondí, sonriendo.

Al día siguiente, nos dirigimos a la casa de los padres de Marc. Era una casa grande y acogedora en las afueras de la ciudad, rodeada de jardines bien cuidados. Marc me apretó la mano mientras caminábamos hacia la puerta, y su gesto me dio una sensación de seguridad y calma.

La puerta se abrió y una mujer de mediana edad, con una sonrisa cálida y ojos brillantes, nos recibió.

-¡Marc! ¡Qué alegría verte! -dijo, abrazando a Marc con fuerza.

-Mamá, esta es Clara -dijo Marc, girándose hacia mí.

-Encantada de conocerte, Clara. Soy Rosa, pero todos me llaman Rosi -dijo su madre, abrazándome con la misma calidez.

Entramos a la casa y me presentaron a su padre, Manel, y a su hermana menor, Emilia. Todos me recibieron con una amabilidad que me hizo sentir como en casa. Nos sentamos en la sala, y pronto la conversación fluyó con naturalidad. Hablamos sobre nuestras familias, nuestras vidas y cómo nos habíamos conocido.

-Marc nos ha hablado mucho de ti, Clara. Estamos muy contentos de que estés aquí -dijo su padre, sonriendo.

-Gracias, señor. Estoy muy feliz de estar aquí y de conocerlos -respondí, sintiendo una genuina conexión con ellos.

Pasamos la tarde en la casa, disfrutando de una comida deliciosa preparada por Rosi. Marc y su padre hablaron sobre fútbol, mientras Emilia me mostraba sus dibujos y me contaba sobre sus estudios. Me sentí parte de su familia, y ver la cercanía y el amor que compartían me hizo apreciar aún más a Marc.

Después de la comida, Marc me llevó a su antigua habitación. Era un espacio lleno de recuerdos de su infancia y adolescencia, con pósters de fútbol en las paredes y estanterías llenas de trofeos y medallas.

-Este es el lugar donde crecí y soñé con ser futbolista -dijo, sonriendo mientras miraba alrededor.

-Es maravilloso, Marc. Me encanta conocer esta parte de ti -respondí, sintiendo una conexión más profunda con él.

Salimos al jardín, donde encontramos un rincón tranquilo para sentarnos y disfrutar del atardecer. Marc me tomó de la mano y me miró con una intensidad que hizo que mi corazón se acelerara.

-Clara, tenerte aquí significa mucho para mí. Conocer a mi familia y mostrarte mi vida en Barcelona es algo que quería hacer desde hace tiempo -dijo, acariciando mi mano.

-Para mí también es muy importante, Marc. Me hace sentir más cercana a ti y a todo lo que eres -respondí, acercándome para besarlo suavemente.

El beso fue lleno de ternura y promesas, un momento que encapsulaba todo lo que habíamos compartido y todo lo que nos esperaba. Sentí que, con cada día que pasaba, nuestro amor se hacía más fuerte y profundo.

Esa noche, regresamos al apartamento de Marc, donde nos acomodamos en el sofá y vimos una película. Estar juntos en su hogar, después de conocer a su familia y ver su mundo, me hizo sentir una felicidad plena y una certeza sobre nuestro futuro.

-Gracias por estos días, Marc. Han sido maravillosos -dije, apoyando mi cabeza en su hombro.

-El placer es mío, Clara. Estoy muy feliz de tenerte aquí -respondió, abrazándome con fuerza.

Y así, en la comodidad de su hogar y con el amor de su familia aún fresco en mi mente, supe que había encontrado un lugar especial en el corazón de Marc y en su vida en Barcelona. Nuestra relación estaba creciendo, y con cada paso, me sentía más segura de que estábamos construyendo algo hermoso y duradero juntos.

Una ⭐, vos estimee

MENORCA//MARC GUIUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora