Capítulo 44

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El calor del verano se disipaba lentamente mientras el otoño comenzaba a cubrir Barcelona con su suave manto. Después de un verano lleno de aventuras, viajes y momentos inolvidables, llegó septiembre, y con él, el regreso a nuestras rutinas. Sin embargo, esta vez, había decidido hacer algunos cambios importantes en mi vida para equilibrar mejor mis responsabilidades y mis sueños.

La decisión de hacer la universidad en línea no fue fácil. Disfrutaba mucho de las clases presenciales, de la interacción con mis compañeros y profesores, y del ambiente vibrante del campus. Pero con Lluc creciendo tan rápido y las demandas de mi carrera en la moda aumentando, necesitaba una solución que me permitiera estar más presente en casa sin renunciar a mi educación.

—Creo que es la mejor decisión por ahora, Marc —le dije una noche mientras nos sentábamos en el sofá, con Lluc dormido en su cuna.

—Lo sé, Clara. Estoy orgulloso de ti por hacer lo que crees que es mejor para ti y para nuestra familia —respondió, tomando mi mano y dándome un suave apretón.

Había pasado semanas investigando y hablando con mis profesores sobre la posibilidad de hacer mis estudios de diseño de moda en línea. Afortunadamente, la universidad ofrecía un programa en línea robusto que me permitiría continuar mis estudios sin perder la calidad de la educación. El cambio me daba la flexibilidad de trabajar en mis proyectos de moda y estar presente para Lluc mientras Marc viajaba con el equipo.

Ese sábado, Marc tenía un partido importante en el Camp Nou. Lluc y yo estábamos emocionados por ir a verlo jugar. Nos vestimos con nuestras camisetas del Barça, la mía personalizada con el nombre de Marc y el número 38, y la de Lluc con su nombre en la espalda. Estábamos listos para animar a Marc y al equipo.

Llegamos al estadio temprano, y la energía era palpable. Los aficionados llenaban las gradas, cantando y ondeando banderas. Lluc estaba fascinado por el ambiente, sus ojos brillando con emoción mientras absorbía todo a su alrededor. Nos encontramos con Héctor y algunas de las otras parejas en nuestra sección, y pronto nos sumergimos en la atmósfera del partido.

—¡Vamos, Barça! —grité, levantando a Lluc en el aire mientras sonaba el himno del club.

Marc salió al campo con una mirada decidida. Sabía cuánto significaba este partido para él. Después de su temporada en el Manchester City y su regreso al Barça, estaba más motivado que nunca para demostrar su valía. El juego comenzó con una intensidad feroz, y pronto nos vimos atrapados en la acción.

Marc estaba en su mejor forma, moviéndose con agilidad y precisión. Cada vez que tocaba el balón, el estadio rugía con entusiasmo. A medida que avanzaba el primer tiempo, se podía sentir la tensión en el aire. Finalmente, en un movimiento magistral, Marc logró marcar un gol impresionante. Corrió hacia las gradas, buscando nuestros rostros entre la multitud, y cuando nos vio, hizo una "C" con las manos, dedicándome el gol.

—¡Te amo! —grité, sintiendo las lágrimas de felicidad llenar mis ojos.

El partido terminó con una victoria para el Barça, y el estadio estalló en aplausos. Después del partido, nos dirigimos a la zona de vestuarios para esperar a Marc. Lluc estaba agotado pero feliz, su pequeña camiseta desordenada y su rostro iluminado por una sonrisa.

Marc apareció, aún sudoroso y radiante de felicidad. Se acercó corriendo y nos abrazó a ambos, levantando a Lluc en el aire.

—¡Lo hiciste, papá! —dije, besándolo en la mejilla.

—Sí, lo hicimos juntos —respondió Marc, mirándome con amor.

De camino a casa, Marc y yo hablamos sobre nuestras próximas semanas. Con mis estudios en línea y su apretada agenda de partidos y entrenamientos, sabíamos que necesitaríamos apoyarnos mutuamente más que nunca. Pero también sabíamos que juntos podíamos enfrentar cualquier desafío.

—Estaba pensando —dijo Marc, mirando por la ventana mientras conducía—, que deberíamos tomarnos un tiempo para nosotros cada semana. Quizás una noche de cita, solo tú y yo.

—Me parece una idea maravillosa. Necesitamos esos momentos para reconectar y recordar por qué hacemos todo esto —respondí, sonriendo.

Las semanas pasaron rápidamente. Me acostumbré a mi nueva rutina de clases en línea. Pasaba las mañanas trabajando en mis proyectos de moda y asistiendo a clases virtuales, mientras Lluc jugaba cerca de mí. Por las tardes, nos tomábamos el tiempo para salir a pasear, explorar el parque cercano o simplemente disfrutar de tiempo en familia.

Marc estaba en plena temporada, y aunque a menudo estaba cansado por los entrenamientos y partidos, siempre encontraba tiempo para estar con nosotros. Nuestras noches de cita se convirtieron en una tradición sagrada, ya fuera una cena en un restaurante local o una noche tranquila en casa viendo una película.

Una noche, después de una cena especialmente deliciosa preparada por Marc, nos sentamos en el sofá, y él sacó una pequeña caja de su bolsillo.

—¿Qué es esto? —pregunté, sorprendida.

—Es solo un pequeño regalo para recordarte cuánto te amo y aprecio todo lo que haces por nosotros —dijo, abriendo la caja para revelar un delicado collar de plata con un colgante en forma de corazón.

—Es hermoso, Marc. Muchas gracias —respondí, sintiéndome emocionada.

Mientras me ayudaba a ponerme el collar, sentí una ola de gratitud y amor por el hombre que tenía a mi lado. Sabía que no importaba cuán desafiantes fueran los días por venir, siempre tendríamos el uno al otro.

—Y recuerda —dijo Marc, inclinándose para besarme suavemente—, siempre estamos en este equipo juntos.

—Siempre —respondí, abrazándolo con fuerza.

La vida estaba llena de cambios y desafíos, pero también de momentos de felicidad y amor. Juntos, Marc, Lluc y yo estábamos construyendo una vida llena de sueños realizados y recuerdos compartidos, sabiendo que, sin importar lo que viniera, siempre tendríamos nuestro amor para guiarnos.

MENORCA//MARC GUIUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora