Capítulo 36

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El vuelo de regreso a Barcelona estaba lleno de anticipación y emoción. Marc y yo no podíamos dejar de mirarnos y sonreír, sabiendo que estábamos a punto de compartir nuestra feliz noticia con nuestras familias y amigos. El anillo en mi dedo brillaba con cada rayo de sol que entraba por la ventana del avión, y cada vez que lo veía, me sentía abrumada por la felicidad.

Aterrizamos en el aeropuerto de El Prat y nos dirigimos directamente a casa de mis padres. Sabía que la sorpresa los dejaría sin palabras. Llamamos a la puerta, y en cuanto mi madre la abrió, su rostro se iluminó de alegría al vernos.

—¡Clara, Marc! ¡Qué sorpresa veros tan pronto! —exclamó, abrazándonos a ambos.

—Tenemos algo que contaros —dije, sin poder contener la emoción.

Nos acomodamos en la sala de estar, y cuando ambos padres estuvieron presentes, Marc tomó mi mano y comenzó a hablar.

—Durante nuestro viaje a París, Clara y yo decidimos dar un paso importante en nuestra relación. Nos hemos comprometido —dijo, mostrando el anillo en mi dedo.

El grito de alegría de mi madre fue ensordecedor, y mis padres nos abrazaron con lágrimas de felicidad en los ojos. Las siguientes horas estuvieron llenas de felicitaciones, abrazos y planes sobre la boda.

—Estamos tan felices por vosotros. Clara, siempre hemos sabido que Marc era el indicado para ti —dijo mi padre, sonriendo.

—Gracias, papá. Estamos muy emocionados por el futuro  que nos depara—respondí, sintiendo una oleada de amor por mi familia.

Luego, nos dirigimos a la casa de los padres de Marc para compartir la noticia con ellos. La reacción fue igual de emotiva. Rosi y Manel nos abrazaron, y Emilia, la hermana de Marc, estaba encantada con la noticia.

—¡Esto merece una celebración! —exclamó Rosi, ya planeando una gran cena familiar para conmemorar el compromiso.

Esa noche, rodeados de nuestras familias, brindamos por nuestro futuro juntos. La felicidad y el amor que nos rodeaban eran palpables, y supe que habíamos hecho la elección correcta al compartir nuestra vida juntos.

Al día siguiente, volvimos a nuestra rutina, pero todo se sentía diferente. La emoción de estar comprometidos daba un nuevo brillo a cada momento. Retomé mis clases de diseño de moda con renovado entusiasmo, decidida a aprovechar cada oportunidad que se presentara.

Mis redes sociales explotaron con felicitaciones y mensajes de cariño cuando anuncié nuestro compromiso. El apoyo de la gente era abrumador, y pronto me di cuenta de que mi presencia en las redes estaba creciendo rápidamente. Cada vez más personas estaban interesadas en seguir mi vida y mi carrera.

—Clara, te has vuelto toda una influencer —dijo María, mientras almorzábamos juntas en la universidad—. ¡Tienes miles de seguidores ahora!

—Es una locura, ¿verdad? Nunca pensé que mi vida interesaría tanto a la gente —respondí, riendo.

—Bueno, tienes una historia increíble y mucho talento. La gente lo nota —añadió Alicia, sonriendo—. Además, tu relación con Marc es inspiradora para muchos.

Decidí aprovechar esta nueva plataforma para compartir más sobre mi pasión por el diseño de moda. Empecé a subir contenido regularmente, mostrando mis proyectos, ideas y el proceso creativo detrás de mis diseños. La respuesta fue increíblemente positiva, y pronto recibí propuestas para colaborar con marcas y otros diseñadores.

Una tarde, después de una sesión de fotos para un nuevo proyecto, recibí una llamada de una importante revista de moda. Querían hacer una entrevista y una sesión fotográfica conmigo para su próxima edición. Estaba emocionada y nerviosa a la vez.

—Esto es un gran paso, Clara. Te mereces todo este éxito —dijo Marc, apoyándome como siempre.

—Gracias, amor. A veces no puedo creer todo lo que está pasando —respondí, abrazándolo.

La entrevista fue un éxito, y la revista se agotó en cuestión de días. La gente parecía genuinamente interesada en mi historia y en mi trabajo. Esto me motivó aún más a seguir esforzándome y mejorando en mi carrera.

Con el tiempo, Marc y yo nos establecimos en una rutina cómoda. A pesar de nuestras agendas ocupadas, siempre encontrábamos tiempo para nosotros. Cada día era una nueva aventura, y no podía esperar a ver qué nos deparaba el futuro.

Una tarde, mientras trabajaba en un nuevo diseño, recibí un mensaje de Héctor, uno de los amigos más cercanos de Marc. Quería organizar una cena para celebrar nuestro compromiso con todos nuestros amigos. Me pareció una idea maravillosa y acepté de inmediato.

La cena fue una noche para recordar. Todos nuestros amigos más cercanos estaban allí, y la velada estuvo llena de risas, recuerdos y, por supuesto, mucha comida deliciosa. Mientras miraba a mi alrededor, sentí una profunda gratitud por tener a tanta gente increíble en nuestras vidas.

—Estamos muy felices por vosotros, Clara y Marc. Os merecéis toda la felicidad del mundo —dijo Héctor, levantando su copa en un brindis.

—Gracias, Héctor. Agradecemos tener amigos como vosotros —respondió Marc, con una sonrisa.

Después de la cena, Marc y yo caminamos juntos por las calles de Barcelona, disfrutando de la brisa nocturna y del sonido de la ciudad. Nos detuvimos en un pequeño parque y nos sentamos en un banco, contemplando las estrellas.

—Hemos recorrido un largo camino, ¿verdad? —dijo Marc, tomando mi mano.

—Sí, y cada momento ha sido increíble. No puedo esperar a ver lo que nos depara el futuro —respondí, apoyando mi cabeza en su hombro.

—Lo construiremos juntos, paso a paso —dijo Marc, besándome suavemente.

Mientras nos quedábamos allí, abrazados y soñando sobre nuestro futuro, supe que, sin importar los desafíos que enfrentáramos, siempre tendríamos el amor y el apoyo de nuestras familias y amigos. Y eso, más que cualquier otra cosa, era lo que hacía que cada día valiera la pena.


Estaba de campamento por eso no he subido nada, ya sabéis darle ⭐, vos estimee.

MENORCA//MARC GUIUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora