València me recibió con su vibrante energía y un sol radiante que iluminaba cada rincón de la ciudad. Mientras me instalaba en mi nuevo apartamento, no podía dejar de pensar en Marc. Los recuerdos de nuestro tiempo juntos en Menorca aún eran frescos y vívidos en mi mente. Sabía que los próximos meses serían un desafío, pero también estaba emocionada por las nuevas oportunidades que la vida en València me ofrecía.
Marc, por su parte, había llegado a Barcelona y estaba completamente inmerso en su preparación para el inicio de la temporada. Habíamos prometido mantenernos en contacto, y aunque la distancia física era considerable, la conexión emocional que habíamos construido era lo suficientemente fuerte como para mantenernos unidos.
El primer partido de la temporada finalmente llegó. El Barcelona se enfrentaba al Real Betis, y la emoción era palpable en el aire. Me aseguré de tener todo listo para ver el partido en la televisión. Sabía lo importante que era este momento para Marc, y quería estar allí para apoyarlo, aunque fuera desde lejos.
El estadio Camp Nou estaba repleto de aficionados, y la atmósfera era electrizante. Los comentaristas no dejaban de alabar el talento joven del equipo, y Marc era una de las estrellas en ascenso que todos estaban ansiosos por ver en acción. El pitido inicial resonó, y el juego comenzó con una intensidad que me hizo sentir como si estuviera allí mismo en las gradas.
Marc jugó con una energía y determinación que me llenaron de orgullo. Sus movimientos eran precisos y llenos de gracia, y cada vez que tocaba el balón, los aficionados rugían de emoción. Marc demostró ser una fuerza imparable en el campo, y cuando anotó un gol espectacular, no pude evitar saltar de alegría en mi apartamento, aplaudiendo y gritando su nombre.
El partido terminó con una victoria contundente para el Barcelona, y Marc fue nombrado el jugador del partido. No pude esperar a llamarlo y felicitarlo por su increíble desempeño. Inmediatamente después del pitido final, tomé mi teléfono y marqué su número, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo mientras esperaba que respondiera.
—¡Hola, Clara! —dijo Marc, su voz llena de alegría y emoción—. ¿Has visto el partido?
—¡Sí, Marc! —respondí, mi voz temblando de emoción—. ¡Jugaste espectacular! Estoy muy orgullosa de ti. Ese gol fue espectacular.
—Gracias, Clara. Tu apoyo significa mucho para mí —dijo Marc, su voz suave y llena de gratitud—. No habría podido hacerlo sin saber que estabas animándome desde València.
—Siempre estaré aquí para apoyarte, Marc. Eres increíble, y este es solo el comienzo de todo lo que lograrás —le aseguré, sintiendo una calidez reconfortante al escuchar su voz.
Pasamos los siguientes minutos hablando sobre el partido, sus sensaciones en el campo y cómo se sentía ser parte de un equipo tan prestigioso como el Barcelona. Marc me contó sobre sus compañeros, Pedri, Gavi y Héctor, y cómo habían trabajado juntos para asegurar la victoria. Me sentí más conectada con él a medida que compartía esos detalles íntimos de su vida.
—¿Cómo te va en València? —preguntó Marc, cambiando el tema
—Sí, estoy bien. València es muy bonita, y aunque extraño Menorca y todo lo que compartimos allí. Me estoy enfocando en mis estudios. Pero no puedo esperar a verte de nuevo.-
—Yo tampoco puedo esperar, Clara. Quiero que vengas a Barcelona pronto, para que puedas ver un partido en vivo y sentir la energía del estadio —dijo Marc, su voz llena de anhelo—. Sería increíble tenerte aquí.
La idea de visitar Barcelona y ver a Marc en persona me llenó de emoción. Sabía que sería un desafío coordinar nuestros horarios y compromisos, pero estaba dispuesta a hacer lo que fuera necesario para mantener nuestra relación fuerte.
—Haré todo lo posible para visitarte pronto, Marc. Quiero verte jugar en vivo y estar allí para apoyarte en persona —le prometí, sintiendo una oleada de determinación.
—Eso sería maravilloso, Clara. Te echo de menos y no puedo esperar a verte de nuevo —respondió Marc, su voz llena de emoción y cariño.
Nos despedimos con la promesa de mantenernos en contacto y de planear mi visita a Barcelona lo antes posible. A pesar de la distancia, sentía que nuestra conexión se fortalecía con cada conversación, y sabía que juntos podríamos superar cualquier obstáculo.
Esa noche, mientras me acurrucaba en la cama, reflexioné sobre lo afortunada que era de tener a alguien como Marc en mi vida. Nuestro amor había comenzado en las playas de Menorca, pero ahora estaba creciendo y evolucionando, adaptándose a los desafíos de la distancia y el tiempo. Estaba decidida a hacer todo lo posible para mantener viva nuestra relación y apoyar a Marc en su carrera, sabiendo que, a pesar de todo, nuestro amor era lo suficientemente fuerte para superar cualquier barrera.
Mientras el sueño me envolvía, una sonrisa se dibujó en mis labios al pensar en el futuro que nos esperaba. Sabía que el camino no sería fácil, pero estaba lista para enfrentar cada desafío con Marc a mi lado. Después de todo, el amor verdadero siempre encuentra una manera de triunfar, y estaba segura de que nuestra historia estaba destinada a tener un final feliz.
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MENORCA//MARC GUIU
RomansaPara celebrar su cumpleaños número 18, sus padres le regalan unas vacaciones en la isla, junto sus amigas María y Alicia. Emocionada, Clara llega a Menorca y queda maravillada con sus playas cristalinas, paisajes impresionantes y la calidez de su ge...