El día de nuestra boda había llegado finalmente, y con él, una mezcla de emoción, nervios y alegría. Mientras me preparaba en la casita de Cala Galdana, sentía una oleada de recuerdos que me inundaban, trayendo consigo todos los momentos que habían marcado nuestra relación. Rebecca estaba conmigo, asegurándose de que cada detalle estuviera perfecto mientras yo me miraba en el espejo, tratando de calmar mi corazón acelerado.
—Hoy es el gran día, Clara —dijo Rebecca, sonriendo mientras ajustaba mi velo—. Estás lista para casarte con el amor de tu vida.
Sonreí, sintiendo una lágrima de felicidad deslizarse por mi mejilla.
—Gracias, Rebecca. No podría haber llegado hasta aquí sin ti.
Me observé en el espejo una última vez antes de salir. El vestido de novia que Rebecca y yo habíamos diseñado juntas era perfecto: ligero, fluido, con detalles de encaje que capturaban la esencia de Menorca. Me sentía hermosa y segura, lista para dar el siguiente paso en nuestra historia de amor.
Cuando llegó el momento de caminar hacia el altar, sentí una mezcla de emoción y nostalgia. Mis padres me esperaban en la entrada, sus rostros llenos de orgullo y amor. Mi madre me dio un beso en la mejilla, mientras mi padre tomaba mi brazo, preparándose para acompañarme en el camino más importante de mi vida.
—Estamos muy orgullosos de ti, Clara —dijo mi padre, su voz temblando ligeramente—. Marc es un hombre afortunado.
—Gracias, papá. Yo también soy muy afortunada de tenerlos a ustedes y a Marc en mi vida.
La música comenzó a sonar, y con cada paso que daba hacia el altar, los recuerdos de nuestra historia juntos inundaban mi mente. Recordé nuestro primer encuentro en Menorca, el verano en que nuestras vidas se cruzaron por primera vez. Las risas compartidas con María y Alicia, la sorpresa de encontrarme con Marc en la discoteca, y la conexión instantánea que sentimos.
Pasamos por días de relax, explorando la isla, y la tensión que creció entre nosotros, llevándonos a conversaciones profundas sobre nuestras vidas y sueños. Recordé nuestro primer beso, un momento de pura magia que selló nuestro destino juntos. Los días de playa, las cenas con amigos, y los viajes que hicimos, todos ellos contribuyeron a fortalecer nuestra relación.
Cuando llegué al altar, mis ojos se encontraron con los de Marc. Él estaba allí, esperándome con una sonrisa radiante, vestido con su elegante traje beige. En ese momento, todos los recuerdos de los desafíos que habíamos enfrentado juntos también vinieron a mi mente. Las dudas y malentendidos, las reconciliaciones apasionadas y los momentos de crecimiento mutuo.
Recordé el apoyo incondicional de Marc cuando decidí estudiar diseño de moda, y cómo siempre estuvo a mi lado, alentándome a seguir mis sueños. Los viajes a Manchester, los momentos compartidos con nuestras nuevas amistades, y el emocionante descubrimiento de que estábamos esperando a nuestro primer hijo.
Mientras caminaba hacia Marc, sentí que cada paso que daba era una reafirmación de nuestro amor y compromiso. Cada recuerdo, cada momento compartido, nos había llevado a este día, donde estábamos listos para prometer nuestras vidas el uno al otro.
Finalmente, llegué al altar, y mi padre me entregó a Marc con una sonrisa llena de orgullo. Tomé la mano de Marc, sintiendo una ola de amor y gratitud.
—Te ves hermosa —murmuró Marc, apretando suavemente mi mano.
—Gracias, Marc. No puedo creer que este día finalmente haya llegado.
La ceremonia comenzó, y mientras el oficiante hablaba, nuestros ojos permanecieron fijos el uno en el otro. Intercambiamos votos llenos de amor y promesas sinceras, comprometiéndonos a apoyarnos mutuamente en todas las circunstancias. Las palabras de Marc resonaron en mi corazón, llenándome de una profunda emoción.
—Clara, desde el momento en que te conocí, supe que eras especial. Eres mi compañera, mi mejor amiga, y el amor de mi vida. Prometo estar a tu lado en cada paso del camino, apoyarte en tus sueños y enfrentar juntos cualquier desafío que la vida nos presente.
Mis votos también fueron una expresión de mi amor y compromiso hacia Marc. Le prometí estar a su lado, apoyarlo en su carrera y en su vida, y criar juntos a nuestra familia con amor y dedicación.
—Marc, tú eres mi hogar, mi roca y mi inspiración. Prometo amarte incondicionalmente, apoyarte en cada momento y construir juntos una vida llena de amor y felicidad.
Cuando llegó el momento de intercambiar los anillos, sentí una ola de emoción. Al deslizar el anillo en el dedo de Marc, supe que este momento marcaría el comienzo de un nuevo capítulo en nuestras vidas.
—Con este anillo, te tomo como mi esposo, prometiendo amarte y cuidarte todos los días de mi vida.
Marc hizo lo mismo, deslizando el anillo en mi dedo con una sonrisa llena de amor.
—Con este anillo, te tomo como mi esposa, prometiendo amarte y cuidarte todos los días de mi vida.
Finalmente, el oficiante nos declaró marido y mujer, y cuando Marc y yo nos besamos, sentí que el mundo se detenía por un momento, celebrando nuestro amor.
La recepción fue una celebración alegre y llena de amor. Bailamos, reímos y compartimos historias con nuestros seres queridos, creando recuerdos que atesoraríamos para siempre. La comida fue deliciosa, la música animada, y la compañía inmejorable.
Más tarde, cuando la noche caía y las estrellas comenzaban a brillar en el cielo, Marc y yo nos escapamos a la playa. Nos sentamos en la arena, observando el reflejo de la luna en el mar.
—Hoy ha sido perfecto —dije, apoyando mi cabeza en el hombro de Marc.
—Lo ha sido —respondió, rodeándome con su brazo—. No puedo imaginar un día más hermoso.
Nos quedamos en silencio, disfrutando de la paz y la tranquilidad de la noche. Sabíamos que, aunque este era el final de un capítulo, también era el comienzo de una nueva y emocionante etapa en nuestra vida juntos. Con Menorca como testigo de nuestro amor, estábamos listos para enfrentar el futuro, sabiendo que, mientras estuviéramos juntos, todo sería posible.
Mientras observábamos el mar, Marc me besó suavemente, y sentí que todo en el mundo estaba en su lugar. Estábamos casados, rodeados de amor y listos para construir nuestro futuro juntos.
Ya sabéis darle ⭐, vos estimee.
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MENORCA//MARC GUIU
عاطفيةPara celebrar su cumpleaños número 18, sus padres le regalan unas vacaciones en la isla, junto sus amigas María y Alicia. Emocionada, Clara llega a Menorca y queda maravillada con sus playas cristalinas, paisajes impresionantes y la calidez de su ge...