Capítulo 43

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Después de nuestra inolvidable luna de miel en India y las Maldivas, Marc y yo decidimos que era hora de tener una pequeña escapada en familia con Lluc. Habíamos disfrutado mucho de nuestro tiempo a solas, pero extrañábamos profundamente a nuestro hijo. Quisimos combinar un poco de aventura con momentos tranquilos y decidimos hacer un mini viaje a la costa de Amalfi en Italia, un lugar que siempre había querido visitar.

El vuelo a Italia fue bastante tranquilo. Lluc estaba emocionado, observando todo con sus grandes ojos curiosos. Al llegar, fuimos recibidos por la cálida brisa del Mediterráneo y las impresionantes vistas de los acantilados y el mar azul.

Nos alojamos en una hermosa villa con vistas al mar, rodeada de limoneros y buganvillas. La villa era un sueño: tenía amplias terrazas, una piscina infinita y una cocina exterior perfecta para cenas al aire libre. Lluc estaba encantado con el lugar, corriendo de un lado a otro con una sonrisa en su rostro.

El primer día, decidimos simplemente relajarnos y disfrutar del entorno. Pasamos la mañana en la playa, construyendo castillos de arena y nadando en el mar. Lluc no paraba de reír mientras jugaba con las olas, y ver su felicidad llenaba nuestros corazones de alegría.

—Este lugar es mágico —dije, tomando la mano de Marc mientras observábamos a Lluc jugar en la arena.

—Lo es. No podría pedir nada más que estos momentos contigo y con Lluc —respondió Marc, besándome suavemente.

Por la tarde, exploramos los pintorescos pueblos de la costa. Caminamos por las estrechas calles empedradas de Positano, con sus casas de colores pastel y tiendas encantadoras. Nos detuvimos en una pequeña cafetería y disfrutamos de un delicioso gelato mientras contemplábamos las vistas al mar.

—¿Sabes? Este lugar me está dando muchas ideas —le dije a Marc mientras caminábamos.

—¿Ah, sí? —preguntó, curioso.

—Sí, la combinación de colores, la arquitectura, la moda local... Todo me inspira para mi próxima colección.

Marc sonrió, siempre apoyándome en mis sueños y proyectos. Sabía cuánto significaba para mí la moda y cómo cada nuevo lugar podía encender mi creatividad.

Al día siguiente, hicimos una excursión en barco a la isla de Capri. Las aguas turquesas y las formaciones rocosas eran impresionantes. Lluc estaba fascinado, señalando cada pez y gaviota que veía. Pasamos el día explorando la isla, nadando en calas escondidas y disfrutando de un almuerzo en un restaurante con vistas al mar.

De vuelta en nuestra villa, después de poner a Lluc a dormir, Marc y yo nos sentamos en la terraza, bajo el cielo estrellado.

—Ha sido un viaje maravilloso —dije, apoyando mi cabeza en su hombro.

—Lo ha sido. Me encanta ver cómo Lluc disfruta de estos lugares tanto como nosotros.

—Y me encanta cómo siempre encuentras inspiración en todo lo que ves —añadió Marc, besándome en la frente.

La última noche en la costa de Amalfi, disfrutamos de una cena especial preparada por un chef local. La mesa estaba decorada con flores frescas y velas, y la comida era una delicia. Mientras comíamos, hablamos sobre nuestros sueños y planes futuros, y cómo queríamos criar a Lluc en un entorno lleno de amor y aventura.

De regreso en Barcelona, me sentí renovada y llena de inspiración. Inmediatamente me puse a trabajar en mis bocetos para la nueva colección. Las imágenes de la India y la costa de Amalfi estaban frescas en mi mente, y las ideas fluían como nunca antes.

Pasaba horas en mi estudio, creando diseños que capturaban la esencia de los lugares que habíamos visitado. Los colores vibrantes de los saris indios, las formas elegantes de la arquitectura de Rajasthan, las tonalidades del mar Mediterráneo y la simplicidad sofisticada de la moda italiana, todo se reflejaba en mis bocetos.

—Wow, estos son increíbles —dijo Marc una noche, mirando por encima de mi hombro mientras trabajaba.

—Gracias. Me siento tan inspirada. Todo este viaje ha sido una fuente inagotable de ideas.

—Estoy seguro de que esta colección será un éxito —dijo Marc, abrazándome por detrás y besando mi cuello.

Lluc también parecía disfrutar de mi estudio, a menudo se sentaba a mi lado, garabateando en su propio cuaderno mientras yo trabajaba. Me encantaba verlo tan involucrado, y me recordaba la importancia de mantener viva la creatividad en nuestra familia.

Con el tiempo, mi nueva colección comenzó a tomar forma. Cada prenda contaba una historia, una mezcla de culturas y experiencias que habíamos vivido. Estaba emocionada por compartir mi trabajo con el mundo, y sabía que este sería un nuevo capítulo en mi carrera.

El mini viaje a la costa de Amalfi no solo nos había proporcionado momentos inolvidables en familia, sino que también había reavivado mi pasión por la moda y la creatividad. Estaba lista para enfrentar nuevos desafíos y continuar persiguiendo mis sueños, siempre con Marc y Lluc a mi lado.

Ya sabéis darle ⭐, vos estimee.

MENORCA//MARC GUIUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora