|CAPITULO 19:BOADICEA|

0 0 0
                                    

Sellado está que seria mía desde su primer dulce aliento.
Mía, mía por derecho, desde nacer hasta morir.
Mía, mía; nuestros padres así lo habían jurado.
LORD ALFRED TENNYSON, Maud


Cuando las puertas del Santuario se cerraron tras ellas, Tessa miró alrededor por toda la estancia. La sala estaba más oscura que el día de la reunión con Camille. No ardían velas en los grandes candelabros, sólo una luz mágica parpadeaba desde los agarres de las paredes. La estatua del ángel seguía llorando lágrimas infinitas sobre la fuente. El aire helaba los huesos, y Tessa sintió un escalofrío.

Sophie, después de guardarse la llave en el bolsillo, parecía tan nerviosa como la propia Tessa.

—Bueno, aquí estamos —dijo—. Hace un frío espantoso.

—No creo que estemos aquí mucho rato —repuso Jessamine. Aún sujetaba el cuchillo de Nate, que le brillaba en la mano—. Alguien volverá a rescatarnos. Will o Charlotte...

—Y se encontrarán el Instituto lleno de monstruos mecánicos —le recordó Tessa—. ¡Ah!, y a Mortmain. —Se estremeció—. No estoy segura de que sea tan simple como lo dices.

Jessamine miró a Tessa con ojos fríos.

—Bueno, no hace falta que lo digas como si fuera culpa mía. De no ser por ti, no estaríamos metidos en este lío.

Sophie se había colocado entre las enormes columnas, y parecía muy pequeña. Su voz resonó en los muros de piedra.

—Eso no ha sido muy amable por su parte, señorita.

Jessamine se sentó en el borde de la fuente, luego volvió a ponerse en pie, con el ceño fruncido. Se frotó el vestido, que se le había humedecido, con un ademán de exasperación.

—Quizá no, pero es cierto. La única razón por la que el Magíster está aquí es por Tessa.

—Le dije a Charlotte que todo esto era culpa mía —dijo Tessa en voz baja—. Le dije que me echara, pero no quiso.

Jessamine sacudió la cabeza.

—Charlotte tiene el corazón muy tierno, y Henry también. Y Will... Will se cree que es Galahad. Se ha propuesto salvar a todo el mundo. Jem también. Ninguno de ellos es práctico...

—Supongo que si tú hubieras tenido que tomar la decisión... —comenzó Tessa.

—Habrías estado en la calle en un instante con lo puesto —terminó Jessamine, y luego sorbió. Al ver la forma en que Sophie la estaba mirando, añadió—: ¡Venga, por favor! No pongas esa cara, Sophie. Agatha y Thomas seguirían vivos si yo hubiera estado al mando, ¿verdad?

Sophie se quedó aún más pálida; la cicatriz de su mejilla destacaba como una línea de fuego rojo.

—¿Thomas ha muerto?

Jessamine pareció darse cuenta de que había metido la pata.

—No quería decir eso.

Tessa la miró con dureza.

—¿Qué ha pasado, Jessamine? Te hemos visto herida...

—Y bien poco que habéis hecho ninguno al verme así —replicó Jessamine, y se sentó indignada sobre el múrete de la fuente, olvidando, al parecer, preocuparse por el estado de su vestido—. Estaba inconsciente... y cuando he despertado, he visto que os habíais ido todos menos Thomas. Mortmain tampoco estaba, pero esas criaturas seguían allí. Uno de ellos ha comenzado a venir hacia mí, así que he buscado mi sombrilla, pero la habían pisoteado hasta destrozarla.

LIBROS PARTE 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora