|CAPITULO 05|

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Otra fuerza con la que luchar. Otro jugador poderoso que ha decidido utilizarme como una pieza en sus juegos, aunque las cosas nunca parecen ir de acuerdo al plan. Primero fueron los organizadores de los juegos, haciéndome su estrella y luego luchando para recuperarse de ese
puñado de bayas venenosas. A continuación, el presidente Snow, tratando de utilizarme para apagar las llamas de la rebelión, sólo para que cada uno de mis movimientos se volviera explosivo. A continuación, los rebeldes me atraparon en la garra de metal que me levantó de la arena, designándome para ser su Sinsajo, y luego tener que recuperarse de la impresión de que yo podría no querer las alas. Y ahora Coin, con su puñado de preciosas armas nucleares y la
máquina bien engrasada que tiene por distrito, descubriendo que es incluso más difícil preparar a un Sinsajo que atrapar uno. Pero ella ha sido la más rápida en determinar que tengo una agenda por mi cuenta y por lo tanto no soy de fiar. Ella ha sido la primera públicamente en marcarme como una amenaza.

Paso los dedos por la gruesa capa de burbujas en la tina. Limpiarme es sólo un paso preliminar para la determinación de mi nuevo look. Con el cabello dañado por el ácido, la piel quemada por el sol y las feas cicatrices, el equipo de preparación tiene que ponerme bonita y luego afearme, quemarme y ponerme cicatrices de una forma más atractiva.

—Rehacer su Belleza Base Cero —ordenó Fulvia lo primero esta mañana—. Vamos a trabajar desde ahí.

"Belleza Base Cero" resulta ser como una persona se vería si saliera de la cama viéndose impecable pero natural. Esto significa que mis uñas están de una forma perfecta, aunque no pulidas. Mi cabello suave y brillante, pero no estilizado. Mi piel suave y clara, pero no pintada. Depilar el vello corporal y borrar las ojeras, pero no hacer ninguna notable mejora. Supongo que Cinna dio  las mismas instrucciones el primer día que llegué como tributo al Capitolio. Sólo que era diferente, ya que era un competidor. Como un rebelde, pensé que conseguiría un aspecto más parecido a mí misma. Pero parece que un rebelde que sale en televisión tiene sus propias normas que cumplir.

Después de enjaguar la espuma, me giro para encontrar a Octavia esperando con una toalla. Ella es tan diferente de la mujer que conocí en el Capitolio, despojada de la ropa llamativa, el maquillaje, los tintes y las joyas y adornos con los que decoraba su cabello. Recuerdo que un día apareció con trenzas de color rosa brillante salpicadas de luces intermitentes de colores en forma de ratón. Me dijo que tenía varios ratones como mascotas en su casa. La idea me repugnó en ese entonces, puesto que consideramos a los ratones animales dañinos, a menos que se cocinen. Pero tal vez a Octavia le gustaban porque eran pequeños, suaves y chirriantes. Al igual que ella. Mientras ella me seca con golpecitos de la toalla, trato de conocer a la Octavia del Distrito 13. Su cabello real resulta ser de un agradable color caoba. Su cara es normal, pero de una dulzura innegable. Es más joven de lo que pensaba. Tal vez poco más de 20 años. Desprovista de las uñas decorativas de tres pulgadas, sus dedos parecen casi regordetes y no pueden dejar de temblar. Quiero decirle que está bien, que me ocuparé de que Coin no la lastime de nuevo. Pero los moretones multicolores floreciendo debajo de su verde piel sólo me recuerdan cuán impotente soy.

Flavius también parece lavado sin su pintalabios púrpura y ropa brillante. Sin embargo, se las ha arreglado para conseguir de nuevo que sus tirabuzones de color naranja estén arreglados. Es Venia la que menos ha cambiado. Su cabello color agua cae plano en lugar de elevarse puntiagudo y se pueden ver las raíces creciendo de color gris. Sin embargo, los tatuajes fueron siempre su característica más asombrosa, y son dorados y sorprendentes como siempre. Ella viene y se lleva la toalla de las manos de Octavia.

—Katniss no va a hacernos daño —dice en voz baja pero con firmeza a Octavia—. Katniss ni siquiera sabía que estábamos aquí. Las cosas van a estar mejor ahora.

LIBROS PARTE 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora