|CAPITULO 11|

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Mis pies se echan atrás automáticamente y me escondo entre los árboles. Cubro mi boca con mi guante para dispersar mi aliento blanco en el aire helado. La adrenalina fluye a través de mí, apartando todas las preocupaciones del día de mi mente mientras me concentro en la amenaza inmediata ante mí. ¿Qué está pasando? ¿Ha encendido Thread la valla como una precaución adicional? ¿O sabe de algún modo que hoy he escapado a su red? ¿Está determinado a mantenerme fuera del Distrito 12 hasta que pueda atraparme y arrestarme?

¿Arrastrarme a la plaza para encerrarme en la empalizada o azotarme o ahorcarme? Cálmate, me ordeno. No es como si esta fuera la primera vez que me quedé fuera del distrito por una verja electrificada. Ha pasado varias veces a lo largo de los años, pero Gale siempre estaba conmigo. Nos limitaríamos a buscar un árbol cómodo del que colgar hasta que la electricidad se apagara, algo que siempre acababa sucediendo. Si estaba llegando tarde a casa, Prim incluso cogió la costumbre de ir a la Pradera a comprobar si la valla estaba encendida, para evitarle preocupaciones a mi madre.

Pero hoy mi familia nunca se imaginaría que estuviera en el bosque. Incluso he dado pasos en falso para confundirlas. Así que si no aparezco, se preocuparán. Y hay una parte de mí que también está preocupada, porque no estoy muy segura de que no sea más que una coincidencia, la electricidad viniendo el mismo día que vuelvo al bosque. Creía que nadie me había visto escaparme por debajo de la valla, pero ¿quién sabe? Siempre hay ojos de alquiler. Alguien denunció a Gale besándome en ese mismo punto. Aún así, eso había sido de día y antes de que fuera más cuidadosa con mi comportamiento. ¿Podría haber cámaras de seguimiento? Me lo he preguntado antes.

¿Es así como sabe el Presidente Snow lo del beso? Estaba oscuro cuando pasé por debajo y mi cara estaba envuelta en una bufanda. Pero la lista de sospechosos de salir sin autorización al bosque probablemente sea muy corta. Mis ojos escudriñan a través de los árboles, más allá de la verja, a la Pradera. Todo lo que puedo ver es la nieve húmeda iluminada aquí y allá por la luz de las ventanas al borde de la Veta. No hay agentes de la paz a la vista, no hay signos de que esté siendo buscada. Tanto si Thread sabe que he dejado hoy el distrito como si no, me doy cuenta de que mi plan debe ser el mismo: volver al interior de la valla sin ser vista y fingir que nunca he salido. Cualquier contacto con las cadenas o las espirales de alambre de espino que coronan la cima supondrían electrocución al instante. No creo que pueda meterme debajo de la valla sin arriesgarme a la detección, y en cualquier caso el suelo está congelado y duro. Eso sólo deja una opción. De algún modo voy a tener que pasar por encima.

Empiezo a bordear la línea de árboles, buscando un árbol con una rama lo bastante alta y larga como para satisfacer mis necesidades. Después de dos kilómetros más o menos, llego a un viejo arce que servirá. Sin embargo, el tronco es demasiado ancho y está demasiado helado para escalarlo, y no hay ramas bajas. Me subo a un árbol vecino y salto precariamente al arce, casi perdiendo mi agarre sobre la corteza resbaladiza. Pero consigo sujetarme y lentamente voy avanzando sobre una rama que cuelga sobre el alambre de espino. Al mirar abajo, recuerdo por qué Gale y yo siempre esperábamos en los bosques en vez de intentar saltar la valla. Si estás lo bastante alto para evitar acabar frito significa que estás por lo menos a seis metros de altura. Supongo que mi rama debe de estar a unos siete y medio. Esa es una caída peligrosamente alta, incluso para alguien que ha tenido años de práctica en árboles. Pero ¿qué otra opción tengo? Podría buscar otra rama, pero ahora casi está oscuro. La nevada oscurecerá cualquier rayo de luna. Aquí, por lo menos, puedo ver que tengo un banco de nieve debajo para que amortigüe mi aterrizaje. Incluso si pudiera encontrar otra, lo que es dudoso, ¿quién sabe a qué estaría saltando? Me coloco la bolsa de caza vacía alrededor del cuello y desciendo lentamente hasta que estoy colgando de los brazos. Por un momento, concentro mi valor. Después suelto los dedos.

LIBROS PARTE 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora