|CAPITULO 15:BARRO EXTRANJERO|

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Oh, Dios, que el amor fuera una flor o una llama,
que la vida fuera como nombrar un nombre,
que la muerte no fuera más lamentable que el deseo,
¡Que todo ello no fuera más que una misma cosa!
ALGERNON CHARLES SWINBURNE, Laus Veneris


—Señorita Tessa. —Era la voz de Sophie. Tessa se volvió y la vio en la puerta; sostenía un farol en la mano—. ¿Se encuentra bien?

Tessa se sintió lastimosamente agradecida de ver a la otra joven. Se había encontrado muy sola.

—No estoy herida. Henry ha ido tras esas criaturas, y Charlotte...

—No les pasará nada. —Sophie cogió a Tessa por el codo—. Venga, entremos, señorita. Está sangrando.

—¿Sangrando? —Confusa, Tessa se llevó los dedos a la frente; los apartó manchados de sangre—. He debido de golpearme la cabeza contra los escalones al caer. Ni siquiera lo había notado.

—Es por la impresión —repuso Sophie con calma, y Tessa pensó en cuántas veces durante el tiempo que llevaba trabajando allí debía de haber visto Sophie cosas así: cortes profundos, sangre—. Venga, y le buscaré unos trapos fríos para la cabeza.

Tessa asintió. Echó una última ojeada a la destrucción que reinaba en el patio, y dejó que Sophie la guiara por el Instituto. Sintió como si el tiempo se espesara en una especie de neblina. Sophie la ayudó a subir y a sentarse en un sillón del salón, luego desapareció y volvió al cabo de un momento con Agatha, que le puso a Tessa una taza de algo caliente en la mano.

Tessa supo qué era en cuanto lo olió: coñac y agua. Pensó en Nate y vaciló, pero después de unos tragos, las cosas volvieron a su cauce. Charlotte y Henry regresaron, llevando con ellos el olor del metal y la pelea. Con los labios apretados, Charlotte dejó las armas sobre la mesa e hizo llamar a Will. Éste no respondió, pero sí lo hizo en su lugar Thomas, que llegó corriendo por el pasillo, con la chaqueta manchada de sangre, para informarle de que Will estaba con Jem y que este último se pondría bien.

—Las criaturas lo han herido y ha perdido bastante sangre —explicó Thomas mientras se pasaba la mano por el enmarañado cabello castaño. Miraba a Sophie mientras hablaba—. Pero Will le ha puesto un iratze...

—¿Y su medicina? —preguntó Sophie rápidamente—. ¿Ha tomado un poco?

Thomas asintió, y la tensión en los hombros de Sophie se relajó ligeramente.

La mirada de Charlotte también se dulcificó.

—Gracias, Thomas —dijo—. Quizá puedas ver si necesita algo más.

Thomas asintió, y regresó al pasillo después de lanzarle una última mirada a Sophie, que no pareció darse cuenta. Charlotte se dejó caer sobre el sofá opuesto al de Tessa.

—Tessa, ¿puedes contarnos qué ha pasado?

Tessa, que agarraba la taza con dedos helados a pesar del calor de la bebida, se estremeció.

—¿Habéis cogido a los que han escapado? ¿A los... lo que sean? ¿Los
monstruos de metal?

Charlotte negó muy seria.

—Los hemos perseguido por varias calles, pero desaparecieron cuando llegamos a Hungerford Bridge. Henry piensa que la magia ha tenido algo que ver.

—O un túnel secreto —añadió Henry —. También sugerí lo del túnel, cariño.—Miró a Tessa. Su agradable rostro estaba manchado de sangre y aceite, y tenía roto y rasgado el brillante chaleco. Parecía un escolar después de una pelea en el patio—. ¿Quizá los vio saliendo de algún túnel, señorita Gray ?

LIBROS PARTE 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora