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No era justo nada de lo que estaba sucediendo

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No era justo nada de lo que estaba sucediendo. Ambos tenían claro aquello.

Nadie tenía la culpa, más que el destino injusto.

Lucius se encargó de curar las heridas de Sasskia y aunque también objetó en repetidas ocasiones, ella también curó sus heridas, permitiendo entender que estaban en esto juntos, fuere como fuere.

—Draco está a salvo —dijo ella en un murmullo apagado. Levantó la vista, topándose con los ojos cristalinos de él— relájate —pidió.

—Lo sé —contestó acompañando las palabras con un largo suspiro— tus huesos ya sanaron —advirtió pasando su mano por la piel desnuda de las piernas, antes heridas.

Sasskia notaba el sudor que recorría la frente del rubio, el relamer de sus labios secos, la rapidez de sus movimientos nerviosos, el dolor con el que se movía en cada acción. Pero no sabía cómo detenerlo, cómo hacerle saber que ya se habían marchado, que mal o bien, él los había salvado.

—Volverán —vociferó con voz apagada.

Ella se arrastró hasta la punta de la cama, donde él se hallaba sentado, con sus codos sobre las rodillas, cabeza gacha y manos sobre su cuero cabelludo. Sasskia nunca lo había visto así, tan desolado, tan desesperado por hallar un lugar donde derrumbarse. Ató sus cabellos en una leve coleta, se incorporó suavemente.

—Mi amor —susurró con suavidad, haciendo que Lucius la observara al rostro.

Lucius sintió tanto la suavidad de los finos dedos que acariciaban su mentón, como la suavidad de su voz.

—Nos salvaste —afirmó, con los ojos fijos en los suyos.

Él negó.

—Nos entregué- yo- No-

—Lucius.

—Me rendí, Sasskia.

—Nos salvaste —aseguró nuevamente.

—-Me rendí. O no hubiese podido salvarte ni a ti, ni a Draco y la— su voz se quebró, apresando las palabras en sus labios— podría haberse repetido la historia.

—No —lo cortó ella— nos salvaste, cómo podías, mi amor, lo hiciste-

La atrajo hacia él, rodeando la cintura con sus brazos, ocultando su rostro en el vientre bajo de Sasskia. Volviendo a ser un niño asustado en un refugio.

Sasskia entendió en ese momento, que algo estaba rompiéndose en Lucius. Sus lágrimas mojaron el vestido que llevaba puesto y abrazó aún más su cabeza contra el vientre.

Una herida vieja se habría en su pecho.

—No quiero perderlos —susurraba entre lágrimas.

Ya se habían rendido, ahora había que cumplir, volver a las filas, ser parte de un ejército que solo lastima.

—Pelearemos —afirmó ella— no pasarás por eso, Lucius, pelearemos.

Él se aferró aún más, buscando la paz que ella siempre lograba otorgarle.

Dairus volvió con Draco luego de un llamado, y unas cuantas horas en las que Sasskia y Lucius borraron todo rastro de enfrentamiento de la mansión.

Era muy tarde, Draco y Lucius dormían. Sasskia, al contrario de ambos, deambulaba por la mansión sin un solo ápice de necesitar dormir. Estaba preocupada, todo iba mal. Aunque su relación con Lucius permanecía intacta. . . Poco a poco lo que estaba sucediendo, iba a destruir todo.

—Hola cariño —dijo ella, al ver cómo el felino blanco se acariciaba contra la palma de su mano.

—Miau.

—Tengo mucho miedo, Meraki. . .

Como si el animal lograse comprenderla, bajó sus orejas y admiró a su madre con ojos preocupados.

—El juicio. . . Los mortifagos. . . Mi familia.

Aunque Sasskia intentaba ignorar el hecho de que ahora sería la única heredera de la fortuna y negocios de la familia Greengrass, no lo lograba por completo. Cuando Daniel finalmente fuera sentenciado, eso significaba llevar a cabo las acciones que una heredera debía hacer. . . Casarse, cuidar de la fortuna, ser una buena Greengrass.

—Yo no soy buena para ser una Greengrass —se dijo a sí misma. Se despojó del collar que llevaba en su cuello, el que mantenía la figura de su apellido, el lema y el escudo de su familia, lo observó como si se tratase de algo tan extraño. Tan lejano a ella.

—¿Miau?

—¿Qué estaba pensando cuando decidí usar esto?

Una parte de ti siempre quiso ser la niña que padre quería, se dijo a sí misma.

Una parte de ti nunca lo perdonó.

La parte que no puede permanecer más de quince minutos en su oficina, la parte que aún lo ama. La parte que lloró su pérdida. La parte que hubiese amado sentirse amada y querida por su propio padre.

Apretó sus ojos, se obligó a ocultar esos pensamientos, se obligó a concentrarse solo en el presente.

Todavía quedaba mucho por resolver. Se sentía estancada, como si todo lo que había logrado no servía de nada, porqué en su corazón seguía doliendo, las heridas sin curar comenzaban a sangrar.

La sangre tira, decían. La sangre llama decían.

—¿Es que mi sangre está condenada a las maldiciones? —pensó en voz alta.

No solo ahora lidiaba con los mortifagos y el daño que propagaban, tenía que lidiar con el juicio de su hermano y el hecho de que la poca sangre que quedaba de su familia, ahora era su responsabilidad. Astoria y el pequeño retoño que Zeira esperaba, si Adam iba a Azkaban, el peso, la responsabilidad de todo, caería en la siguiente heredera de la familia.

Meraki no solo había notado el peso de su madre, sino que también experimentaba el dolor, la preocupación y el miedo con la misma fuerza con la que su madre lo hacía. Restregó su cabeza por los dedos de ella, esperando aliviar ese dolor.

—Gracias cariño.

Saskia esperaba mirar hasta donde había llegado y sentirse segura. Su carrera. El arte, por fin había dado frutos, era conocida, su nombre comenzaba a lograr ecos en el mundo del arte, de las pinturas y la magia de ser artista. Había tenido una gran oportunidad de ser aún más reconocida, no se arrepentía de haberse negado a viajar con los hermanos Gales, pero esperaba que eso la reconfortara.

Se reincorporó del suelo y susurró unas palabras que solo Meraki oyó.

—Vamos a pintar, cariño. Cómo antes.

Las horas pasaron y más de un cuadro nació de entre sus manos e imaginación. Hace tiempo no pintaba con el corazón y estaba contenta de volver a hacerlo.

Lucius los había salvado, esa era la verdad.

Pero la otra cara de la moneda era oscura, retorcida.

Si Lord Voldemort volvía, ellos debían seguirlos y ser parte de un ejército de asesinos. No solo ellos corrían peligro, ahora también la vida de Draco estaba en juego. Todo lo estaba. La espera sería horrible, lenta y dolorosa, pero esto habían elegido y, ambos lucharán con uñas y dientes por lo que habían construido. 



NOTA: 

De a poco vuelvo. . .

¿Hay algo acerca de la historia que deseen saber? 

¿Algo que quieran leer más?  Ej: más momentos Lucius + Sasskia, los tres, el pasado de Sasskia o momentos narrados desde el punto de vista de Lucius. 

𝐌𝐀𝐊𝐓𝐔𝐁༄___𝐿𝑈𝐶𝐼𝑈𝑆 𝑀𝐴𝐿𝐹𝑂𝑌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora