𝐌𝐀𝐊𝐓𝐔𝐁༄___𝐿𝑈𝐶𝐼𝑈𝑆 𝑀𝐴𝐿𝐹𝑂𝑌

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LUCIUS MALFOY

La incertidumbre no era algo nuevo en mi vida, ella llegó, al mismo tiempo que Sasskia.

Ahora la incertidumbre se centraba en Sasskia, en lo que ella estaba escondiendo. Aunque no sabía si lo hacía o no, tampoco deseaba presionarla para saberlo.

En cierta parte, todo estaba bien. Sus cuadros se estaban vendiendo demasiado rápido y a veces no lograba terminar de pintar uno que ya era vendido por los hermanos para los que trabajaba.

Nunca le pregunté a Sasskia si había otra relación además de trabajo con el tal Frederick, el hombre con el que la había visto. Pero sabía que ella me amaba a mí, estaba conmigo, confiaba completamente en ella.

Pero ahora, él estaba aquí, en mi mansión, con mi mujer, hablando de términos que ni siquiera estaba oyendo.

Habíamos despertado, y la puerta sonó en el mismo instante en el que el desayuno estuvo listo.

—Lamento haber interrumpido sin aviso, disculpen si-

—Oh no te disculpes, íbamos a desayunar, apenas estamos despertando —respondió ella, peinando sus cabellos en una coleta.

No me gustaba como él la miraba.

Crucé los brazos en mi pecho y hablé.

—Te disculpo, deberías enviar una carta advirtiendo tu visita.

Llevó sus ojos a los míos, formulando una sonrisa burlona, pero pequeña, Sasskia casi no lo noto.

—Claro, seré más precavido la próxima vez.

—Ah, ¿seguirás irrumpiendo en mi mansión? —cuestioné.

—Lucius —advirtió Sasskia, sin borrar su sonrisa—. Fred, dime, ¿qué necesitas? ¿Sucedió algo?

Él la miró y soltó un suspiro, relajando su cuerpo.

—Te enviaremos los cheques por los cuadros vendidos en unos días.

—No tengo apuro por eso, Fred.

—Lo sé. Pero, hemos hablado con mi hermano y una vez por año viajamos a París, allí hay un evento de arte al que grandes artistas asisten.

Al terminar de hablar, saco un sobre con el nombre de Sasskia Greengrass.

—Has sido invitada, junto con nosotros.

Los ojos de Sasskia brillaron, sosteniendo el sobre, me dio una mirada mientras me sonreía.

—¿Es en serio? ¿Hablas del evento más grande de Artes Bellas?

Él asintió.

—Oh por Salazar, ¡Lucius! ¿Has visto?

—Sí aceptas la invitación. Vienes con nosotros —me dirigió una mirada y luego, volvió a verla a ella—. Nos instalaremos en París por dos meses. Para asistir al evento completo y el siguiente mes, haremos una muestra en la galería que poseemos allí.