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LUCIUS MALFOY


Dairus y yo arribamos a mi mansión en solo unos pocos minutos. Ambos salimos tras llamas verdes de mi chimenea.
–¡Draco! –exclamé al instante.

No oí respuesta, alterando aún más mi corazón.

–¡Sasskia! –seguí.

Las luces estaban apagadas, mis pasos rápidos atravesando la sala de estar se aproximaron con los de Dairus.

Con una mano en mi pecho me detuvo y señaló en dirección al pasillo. La única luz encendida era la del comedor.

Dairus llevo su dedo a sus labios, pidiendo silencio.

Ambos nos acercamos con lentitud, entendiendo que si algo salía mal, podía costar la vida de alguien.

Al estar de pie en el marco de la puerta, advertí la presencia de Sasskia. Ella estaba sentada en la punta de la mesa, la cena estaba servida, sostenía a Draco en sus brazos, abrazándolo con demasiada fuerza.

Al verme, noté la esperanza en sus ojos.

–Lucius, llegaste –observé la expresión de su cuerpo.

Algo estaba pasando.

–Daiurus –continuó, en tono titubeante.

Me acerqué a ella con extrema rapidez. Draco se tiro a mis brazos al instante.

–Hijo, ¿estas bien? ¿Sasskia? ¿qué sucedió?

Sasskia me miró y abrió sus labios.

–Ella esta aquí.

No sabía a quién se refería, hasta que oí esa voz, chillona y melosa.

–¡Lucius! ¡Querido Lucius!

Las puertas de la sala se cerraron, Dairus retrocedió hasta estar a nuestro lado.
Ella estaba detrás de las puertas, sonriendo tan maliciosamente como siempre lo hacía, algunos de sus dientes negros siempre me habían dado asco. Y ahora no era la excepción.

–Bellatrix –admiré, dejando a Draco en los brazos de Sasskia.

Ella jugo con su varita entre sus manos, sin peinar sus cabellos alocados, ni ocultando la marca moviéndose en su muñeca derecha.
Con mi brazo, rodee a Sasskia y Draco.

–¿Qué necesitas aquí?

Relamio sus labios y sonrió.

–¿Acaso no puedo venir a ver al esposo de mi hermana muerta y a mi adorable sobrino?

Bellatrix y yo no compartíamos conexión alguna desde la muerte de Narcissa y mi despliegue de las filas de Voldemort. Ella no estaba aquí por eso, por supuesto que no.

–Oh vamos. . . ¿No tienes hambre? –señaló la comida servida.

–Vete de mi casa, Bellatrix.

𝐌𝐀𝐊𝐓𝐔𝐁༄___𝐿𝑈𝐶𝐼𝑈𝑆 𝑀𝐴𝐿𝐹𝑂𝑌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora