Mesías

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El frío había desaparecido de la ciudad; las nevadas no se habían presentado en semanas y el cambio de clima se volvía cada vez más evidente. En las ramas de los árboles comenzaban a brotar con nuevas hojas, preparándose para la llegada de la primavera dentro de un mes. El césped, que había estado quemado por la nieve, se había transformado en un hermoso manto verde, realzando el esplendor del majestuoso palacio de Akasaka, que brillaba con un resplandor peculiar al estar rodeado de una vegetación tan variada y vibrante.

Las enormes puertas del palacio se abrieron, dando la bienvenida a un invitado que caminaba relajado con las manos en los bolsillos hacia un elegante elevador de mármol blanco que, al abrir sus puertas, reveló a un agente vestido de negro, listo para llevarlo al lugar donde había sido convocado.

El héroe de las bellas alas carmesí no cuestionó por qué había sido llamado, limitándose tan solo a permanecer en silencio mientras el elevador descendía hacia un destino desconocido.

El elevador no tenía pisos numerados, y la única forma de acceder a ellos era mediante personas específicamente asignadas. Hawks simplemente siguió a su guía hasta una habitación iluminada donde se encontraba una conocida de antaño. Era una mujer mayor de cabello canoso, quien, ante el público, se mostraba como una jubilada de la Sociedad de Héroes. Sin embargo, ella aún laboraba entre las sombras junto a un grupo de trabajadores y detectives, dedicando el resto de su vida a atrapar a aquellos miembros de la sociedad que eran considerados una amenaza pública, aunque su influencia fuera aparentemente inexistente ante los ojos de una multitud.

Aquel indeseado grupo terrorista, cuyos ataques siempre eran detenidos antes de que pudieran causar daño significativo, debía ser eliminado de raíz antes de que su ideología se propagara a más personas. Y la anciana ahora trabajaba incansablemente para garantizar que estos individuos no tuvieran la oportunidad de crecer en poder o influencia. 

Hawks, consciente de la gravedad de la situación, se preparó para escuchar lo que ella tenía que decir, sabiendo que su papel sería crucial en esta misión clandestina, ya que hace corto tiempo había aceptado su papel entre unos pocos héroes quienes eran los encargados de esos trabajos sucios pero necesarios.

El joven tomó su nueva directiva entregada por la mujer, observando el documento en sus manos con la información necesaria para encontrar a su nueva víctima. Algo en particular capturó poderosamente su atención, y permaneció en silencio, memorizando cada dato y rostro antes de devolver el documento a su superior para que lo archivara junto a varios más. Sin embargo, la gran cantidad de archivos llamó la atención del joven héroe, despertando una fuerte curiosidad.

—¿Tantos casos pendientes? Pensó consternado. 

—¿Acaso, descubrieron la base de los villanos? —Preguntó apuntando a los documentos.

—No... Esto es algo distinto. Respondió posando su mano sobre las carpetas

—Confidencial —Aseguró Hawks, pero para su sorpresa; la anciana tomó los archivos y los extendió, revelando decenas de rostros en fotografías pre y post mortem. 

La mayoría mostraba quemaduras de primer a tercer grado y partes del cuerpo dañadas por objetos pesados. Sin embargo, lo que más llamó la atención de Hawks fueron las evidencias de experimentación: varios de los cuerpos tenían trozos de piel ajena cicatrizados en ellos, como si fueran macabros rompecabezas humanos.

El ver de nuevo las fotografías, puso con los nervios de punta a la anciana que descansó su cabeza en sus manos, para ocultar su expresión de preocupación; mientras, Hawks reconocía los rostros de las víctimas. Habia visto todas ellas en el hospital junto con Tokoyami aquella vez.

Milenio Vacío II: Viejo MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora