Supervivencia

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Tonos rosados teñían el cielo anunciando el despertar de un nuevo día. Bajo esta paleta de colores, la naturaleza cobraba vida lentamente, mientras los primeros rayos de sol acariciaban el paisaje.

Con el ambiente iluminado, los jovenes pudieron adentrarse en la búsqueda del rastro del campamento de los piratas. Guiados por un alto bambú que se alzaba majestuoso entre el follaje y el irresistible aroma de comida que se deslizaba en el aire, avanzaron con cautela.

Una hora de caminata extenuante transcurrió antes de que alcanzaran su destino, donde observaron con envidia al grupo de piratas disfrutando de un festón del que no dejaban rastro, mientras los estómagos de los jovenes rugían en demanda de alimento.

Con olores desagradables, ojos cansados marcados por ojeras profundas que hablaban del agotamiento físico y emocional, los chicos contemplaron a los demás grupos, todos ellos en un estado lamentable, al ser abandonados a su suerte.

Entre los más hambrientos y jadeantes, se encontraba Ochako, quién había tomado bajo su protección a un cansado y adolorido Deku, permaneciendo a su lado durante toda la travesía nocturna en búsqueda de mas compañeros, de los cuales solo lograron encontrar a Aoyama atemorizado en la profunda oscuridad del bosque, disparando desesperadamente sus láseres para crear tan siquiera, un poco de luz.

Su travesía los llevó hasta una de las muchas montañas, donde gracias al laser del joven rubio y la fuerza del peliverde; no tardaron en crear un refugio formando una cueva en la montaña al romper las grandes rocas que la componían. En cambió la castaña, se encargó de recolectar cientos de acículas de pino y hojas variadas para poder formar una fogata que les brindara calor... Mas lo único que logró fue intoxicarlos al crear una nube de dióxido de carbono en su interior, casi sofocándolos. Por lo que al final de la noche; optaron por cerrar la entrada con rocas que desplazó Uraraka. Consiguiendo así un bloqueo del helado viento, y guiándolos a acurrucarse entre los 3, bajo las hojas en un desesperado intento de conseguir calor; pasando hambre y frio.

A diferencia del cansado y hambriento trío, Sero y Kirishima emanaban un fuerte y penetrante hedor que no parecía afectarlos en lo más mínimo. Ambos héroes, después de un par de horas de pesca en las aguas cercanas y la creación de una enorme fogata, lograron despojarle una cálida cueva a un oso.

Permanecieron toda la noche entre la densa manta de la muda del oso, entre ramas crujientes, hojas marchitas, pieles de animales y algunos restos esparcidos de heces por el suelo de la cueva. Sacrificando su higiene y su sentido del olfato en aras de la supervivencia, encontrando un refugio improvisado que, aunque no era lujoso ni confortable, ofrecía una relativa protección contra el crudo frío de la noche.

Pero si se trataba de higiene y comodidad, el grupo liderado por Momo fue el que mejor se adaptó a la situación. Con Koda encargado de buscar refugio y alimento, solicitó la ayuda de los roedores y ciervos de la zona, quienes lo guiaron hacia una cómoda madriguera de gran tamaño, rodeado de bayas y plantas comestibles, cerca de un cuerpo de agua cristalina que proporcionaba una fuente constante de agua fresca.

Gracias al basto alimento, la vice presidenta pudo crear sacos de dormir y mantas, para cuidar de Tsuyu, quien era más vulnerable al frío debido a su constitución anfibia. Por lo que Koda, Momo y Ojiro, durmieron acurrucados a su alrededor, para estar al pendiente de su respiración, y temperatura corporal no descendiera.

El grupo que debido a su equipo tenía mejor oportunidad de ser el mas estable, permanecía con la mirada perdida por la falta de nutrientes. Sobre todo, Denki, quién se encontraba con el alma en trizas.

—¿Qué le pasa? —Cuestionó Zoro

—Se encargó de cazar un Jabalí. —Respondió Jiro un tanto asqueada. —Pero nadie tuvo el valor de despellejarlo.

Milenio Vacío II: Viejo MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora