Guerreros

484 44 28
                                    

El retumbar de las gruesas risas hacían bailar las hojas de los gigantescos pinos que con dificultad lograban ocultar las monumentales casas que tenían alturas similares a edificios. El clima helado del bosque de coníferas solo podía ser apaciguado por una gran fogata que se encontraba en un área común repleta de arbustos con enormes bayas capaces de saciar el hambre de sombrero de paja.

El césped era distinto al de la superficie, siendo mas delgado y alto de colores apagados y la cantidad de musgo que se esparcía por la zona, generaba sensaciones aun mas frescas en los presentes combinando con el aroma del reino.

En una zona rural alejada del área residencial repleta de mesas de picnic, juegos, áreas libres de pinos y un cristalino rio de agua dulce que colindaba con el muro de la falla, se encontraban dos familias de gigantes compartiendo su tiempo y comida con un grupo de enanos y humanos.

Los gigantes sin dudarlo ni un poco, se encargaron de darle la bienvenida al grupo de estudiantes invitándolos a un convivio familiar, siendo Kirishima el mas entusiasmado charlando sin parar sentado en el hombro de un robusto anciano de cabellera pelirroja con canas en su larga barba que llegaba a la cintura y facciones toscas, que respondía risueño a toda pregunta que el energético chico le realizara.

El resto de los héroes escuchaban atentos al gigante que acaparó la atención relatando historias sobre los antiguos guerreros de Elbaf y sus tradiciones, siendo interrumpido de vez en cuando por su compañero, otro gigante corpulento con nariz aplastada, largo cabello cenizo, luciendo barba y bigotes trenzados.

A diferencia de los más jóvenes, Aizawa observaba preocupado el pequeño papel en sus manos que no había cambiado desde que lo tenía en su posesión... Logrando tranquilizarlo al saber que su compañero estaba bien.

—¡Es una vibre card! ¿A quién le pertenece? —Preguntó un pequeño ser que salió de su bufanda, siendo acompañado de varios más intrigados también por el dueño del pequeño papel que sostenía entre sus dedos.

—Jajaja, Ya se acomodaron igual que Nezu. —Burló tranquilamente Ojiro, señalando al grupo de enanos repartidos en la tela que cubría el cuello de su profesor.

—Es muy cálida... ¿No hay problema si nos quedamos aquí Shoulando?

—Está bien... No me molesta. —Respondió pacíficamente, arropando a los pequeños que solo se acomodaron sonrojados alrededor del cuello del azabache.

—Le pertenece a un amigo que en este momento fue al infierno.

—¡¿FUE A DONDE?! —Gritaron sorprendidos gigantes y enanos.

—Por favor absténganse de gritar estando tan cerca de mis oídos. —Quejó Aizawa

—¡LO SENTIMOS! —Gritaron de nuevo avergonzados los pequeños seres

—Tu amigo es suicida ¿Porr qué hizo eso? —Cuestionó el gigante pelirrojo

—¿Quierre pedirr un deseo? —Preguntó un enorme niño que corrió a los brazos del bigotón.

—¿Deseo? —Todoroki sentía curiosidad al escuchar por segunda ocasión lo mencionaran relacionándolo con el inframundo.

—¡Si! ¿Verrdad abuelo?

—DURARARA... Que valiente su amigo... Lo admiro

—Los escrritos sobre en la entrrada del Infierrno rrelatan que un sacrrificio equivale a un deseo... Solo que pueden cumplirrse en un tiempo indefinido.

—Tiempo indefinido... —Repitió pensativo el joven de cabellera bicolor.

—Porr ejemplo... Si su amigo entrrega su vida por un deseo... Este se podrría cumplirr en unos doscientos años.

Milenio Vacío II: Viejo MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora