Kirishima / Tokoyami

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La melodía resonó a lo largo de la helada montaña, haciendo que cientos de animales cayeran de los árboles y refugios, al igual que los héroes cuyos cuerpos yacían conscientes pero inmóviles en el manto nevado.

Los ojos de Zoro se clavaron amenazadoramente en el villano de cabello crespo violeta, mientras observaba sus concentrados ojos verde esmeralda que no se despegaban de una tableta de luz proyectada en sus manos, en la cual, con curiosidad, el villano escudriñaba el archivo de Roronoa, leyendo las notas y estadísticas que contenía.

—Oh, uno de los peligrosos. —Pronunció con interés, mientras continuaba leyendo los datos. 

—No podemos permitir que recuperes tu movilidad... —Dijo, golpeando la mejilla de Roronoa.

Aunque el pirata lo miraba con hostilidad, el villano permaneció imperturbable y tomó una enorme bocanada de aire que infló desmesuradamente sus pulmones. Las venas de tanto el pirata, como los heroes, se marcaron drasticamente y el aire se volvió denso, mientras las plantas a su alrededor parecían marchitarse al simultáneamente, el trio perder el conocimiento al quedar privados de oxígeno.

—Te robaré el oxígeno unos momentos en lo que llega mi compañero. —Pensó acariciando a mejilla del pirata inconsciente. 

—Solo se paciente cariño. —Susurró mientras pasos se esuchaban avanzando en la nieve.

Sus mentes se nublaron, cayendo en un profundo sueño donde la oscuridad los rodeaba por completo, privándolos de la capacidad de escuchar, ver, oler o sentir... por lo que quedaron sumidos en un vacío total, ajeno a todo lo que ocurría a su alrededor.

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La brisa marina soplaba con fuerza, llevando consigo el murmullo de varias voces que sonaban como susurros en el ambiente. El cuerpo de Tokoyami, antes entumecido, ahora se sentía cálido bajo los rayos del sol que acariciaban sus musculosos brazos descubiertos.

A medida que su consciencia volvía, comenzó a percibir con detalle su entorno. Su vista se aclaraba gradualmente, revelando la escena ante él. El frío bosque que lo rodeaba había desaparecido por completo, y ahora se encontraba de pie en los restos de un enorme barco de madera, rodeado por el mar y los escombros flotantes con decenas de hombres aferrandose a los restos del naufragio para evitar ahogarse en las aguas turbulentas. 

Con el corazón palpitando repleto de ansiedad, Tokoyami buscó rostros familiares entre los presentes, mientras el sudor perlaba su frente.

—Es Roronoa zoro, el cazador de piratas. —Se escuchaba la muchedumbre entre los escombros.

—¡Que espada tan elegante! —Otra voz resonó impresionada entre la multitud.

Al escuchar el nombre, Tokoyami giró en busca de su mentor, pero solo pudo divisar a Luffy y Usopp, ambos aparentemente golpeados. A su lado, un grupo de cocineros se había reunido, aunque su aspecto hacía que dudara de si realmente eran cocineros, más uno de ellos le parecía extrañamente familiar.

Al bajar la mirada hacia sus manos, notó que rosaban con tres katanas, reconociendo solamente el mango de una de ellas.

—Wado Ichimonji... —Dijo en voz baja, acariciando el mango y presionándolo por primera vez sosteniendo la espada, ya que el espadachín no le dejaba tocar ninguna de sus katanas.

Al ver su mano sosteniendo la empuñadura, se percató de que su palma era más grande, marcada y morena de lo que acostumbraba. Pasó la mano por su cabello en un momento de confusión, y al sentirlo corto, arrancó un mechón, notando que era de un color verde claro y prontamente sintió un dolor repentino por su acción, percatandose que era victima de un Quirk, posisionando su conciencia en su mentor, sintiendo de igual manera su dolor.

Milenio Vacío II: Viejo MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora