Omega Moon

El fin de una aventura... ¿Será el comienzo de otra?

Pero ¿Qué estaba pasando con el caballero de Pegaso realmente?

Él estaba flotando en un espacio que parecía hecho totalmente de luz, estaba completamente herido e inconsciente tras la batalla contra Apsu.

Parecía que no despertaría hasta que una mano gentil y cálida tomó su mano herida y quemada con suavidad y cariño.

Él abrió los ojos lentamente, encontrándose con una mujer de cabellos y ojos plateados como la Luna misma, con la característica marca de Luna Creciente de su familia.

Koga la miró antes de ver a su lado, encontrando su mirada con la de una chica de cabellos fucsia, con unos odangos en forma de corazón con coletas onduladas y ojos azules como los de su madre.

—Lo hiciste bien, Koga...—Le dijo la mujer de cabellos plateados con alegría.

Koga no entendía bien por qué le decía eso, así que preguntó —¿Quién eres...?—.

La mujer sonrió —Soy la Reina Serenity, pero me conocen como la encarnación de Selene, yo soy la madre de Serenity... tu abuela—Le explicó.

Koga había escuchado de ella, su hermana le contó de ello...

Era un recuerdo distante, seguramente de cuando era un bebé, en el que ella le contó la historia de su familia, pidiéndole que no lo recordara hasta que volvieran a estar todos juntos...

Koga, tras escuchar a su abuela, miró a la otra chica a su lado —Yo soy Sailor Cosmos, guardiana de la esperanza en el Universo, aunque en mi identidad secreta me llamaron Chibi-Chibi—Le dijo la chica de las coletas con una sonrisa muy familiar... y a la vez desconocida.

—Gracias, Koga... salvaste al mundo, a la Tierra—Dijo un hombre de cabello negro y ojos azules que vestía una armadura, mismo que él no había visto hasta que le habló.

Sus ojos repletos de intriga al no conocerlo hicieron sonreír al hombre, que le dijo —Yo me llamo Endymion, fui... un amigo cercano de tu madre antes de morir, soy el príncipe de la Tierra, y debo agradecerte por salvarla...—.

Koga miró sorprendido a esas personas tras comprender que ellos no debían estar ahí, y con lágrimas en los ojos abrazó a su abuela, pues finalmente conoció a su familia... a toda su familia.

Ella le devolvió el abrazo con gusto y besó su mejilla con cariño mientras acariciaba su cabello con delicadeza.

—Koga... Tu familia te está esperando: no los dejes solos—Le dijo Endymion momentos antes de que los tres empezaran a convertirse en una especie de polvo dorado, que parecía una lluvia de estrellas.

Mientras que en la Tierra, Aria y Usa veían como una lluvia dorada que parecían estrellas fugaces caía desde el cielo.

Aquellas gotas doradas y cálidas caían sobre todos en la Tierra, purificando completamente la infección de Cosmos de Oscuridad en los infectados, y devolviendo a la normalidad a la Sailor Scout de Júpiter, quien empezó a parpadear levemente.

—Puedo... ¿Puedo ver? ¿Por qué no veía nada...?—Cuestionó la Sailor Scout, levantándose del suelo y sacudiéndose la tierra de su ropa: un sencillo vestido blanco y sus confiables zapatos blancos.

—¡Mamá!—Gritaron Ryuho y Mako, lanzándose sobre su madre y tirándola de nuevo al suelo al haberla tomado totalmente desprevenida.

Makoto, en el suelo, miró a los dos caballeros que la abrazaban sorprendida —Ryuho... Mako... No puedo creerlo ¡Han crecido mucho!—Dijo ella.

Makoto lloró y abrazó a sus hijos con alegría —No puede ser... esto... ¿De cuánto me perdí estos años...?—Se cuestinó con reproche y dolor.

Pero para su alivio, Ryuho la miró con una sonrisa y, alegre de finalmente conocerla, le dijo —De nada importante, mamá...—.