Demasiado tarde

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El caballero de Orión fue atravesado, igual que Usagi lo fue en las Ruinas de la Oscuridad en lugar de Aria, por su propio padre: Marte.

—Tonto... Desperdiciaste tu vida—Le dijo Marte a su hijo con desprecio y burla ante el pobre intento de detenerlo.

—Y ahora, yo también te dejaré...—Le dijo Edén a su padre en un susurro apenas audible, que tomó al dios por sorpresa.

—¿Qué?—Respondió Marte, claramente sorprendido por aquella osadía.

—Como Aria... como mi hermana... yo, tu hijo, también te abandonaré...—Dijo Edén, con las lágrimas acumulándose en las esquinas de sus ojos.

—¿Qué dijiste?—Dijo Marte

—Tal como... ¡Cuando perdiste a tu esposa!—Dijo Edén con lágrimas en los ojos.

El último fragmento sorprendió a Usagi, quien entonces recordó las palabras de su madre antes de despertar... que Marte era sólo una víctima.

Entonces, él era una víctima llevada al límite por las circunstancias...

—Todos los que alguna vez te entregaron su corazón desaparecerán en la oscuridad, ese es el mundo por el que luchas tanto ¿No es así?—Dijo Edén.

—¡No! Por ti, y sólo para ti, traté de crear un paraíso... Así es... un mundo diferente al que mató a mi esposa, así es... un mundo tranquilo y pacífico... Ése era el mundo que quería crear, así es...—El Cosmos de Marte cambió.

Fue entonces cuando Edén miró a Koga y Usagi —Ahora Pegaso... ¡Derrota a mi padre! ¡Es su única oportunidad!—Gritó Edén.

Koga hizo resplandecer su Cosmos —¡Brilla, Cosmos mío! Cometa de Pegaso—Gritó, saltando al frente para atacar a Marte y poner fin a esta guerra que había dañado a todos los involucrados de una vez por todas.

Marte no pudo resistirse al ataque luminoso de Koga, y mientras decía confundido —¿Qué? Mi oscuridad... Mi oscuridad está desapareciendo...—Marte desapareció, junto con su Cosmos de Oscuridad.

Edén y Koga, cuando todo terminó, hablaron entre ellos, pero Usa no estaba tranquila... aún no se sentía como si la batalla ya hubiese acabado.

Vio el cuerpo de Marte en el suelo, y eso la hizo sentirse... extraña.

No se sentía aliviada, tampoco se sentía feliz, cómo pensó que pasaría una vez la guerra terminase, sino que se sentía insegura, intranquila... sentía que algo muy malo estaba por ocurrir, y aunque quería dejar de pensar en eso, no podía...

—Chibi-Usa—La llamó la voz de Ami, y Usagi se giró.

Una sonrisa de alivio apareció en su rostro cuando vio a las tres Sailor Scouts que habían sido capturadas, vivas, un poco golpeadas, agotadas, necesitando ayuda para mantenerse en pie, pero al lado de las Sailor Starlights con unas sonrisas de alivio de ver que todo había terminado.

—Rei... Ami... Minako... ¡Chicas!—Gritó Usa, que echó a correr como cuando era una niña pequeña, con las lágrimas cayendo de sus ojos, abrió los brazos y las Sailor Scouts la recibieron con los brazos abiertos, dando palmadas a su espalda para tranquilizarla.

Las Sailor Scouts miraron en dirección al cetro de Aria, y Usa hizo lo mismo, notando que Marte seguía vivo.

—Edén...—Se escuchó la voz de Marte y todos los presentes se giraron para verlo —¿Por qué pasó esto?—Preguntó Marte.

Las Sailor Scouts se pusieron en posición de combate, pero Usagi las detuvo y negó con la cabeza.

No valía la pena luchar contra él

—Yo... Mi corazón siempre estuvo rodeado de oscuridad, pero... ¡Ahora puedo ver la luz! ¡Perdóname, Edén!—Dijo Marte empezando a caminar hacia el báculo de Aria, mientras todos los presentes lo miraban con sorpresa.

—Con lo que me queda de poder, salvaré la Tierra, el lugar que tú y Aria deseaban proteger hasta el final—Dijo Marte.

Usa miró a Edén, estaba llorando y tratando de alcanzar a Marte...

Pero las nobles intenciones de alguien cegado por la oscuridad, que finalmente había abierto sus ojos a la luz, se fueron por el caño...

Debido a que se entretuvieron en aquella batalla por las doce casas, el tiempo para que la Tierra fuera destruida se acabó.

Al mirar al cielo, pudieron ver que Marte cubrió a la Tierra completamente...

Un rayo dorado cayó donde estaba el báculo de Aria, y destruyó el lugar donde estaban de pie en el proceso.

—No...—Murmuró Usagi al ver que empezaron a caer en la oscuridad, mientras ella lloraba por otra alma inocente perdida en esta batalla, que inició por la discordia humana...

Usa vio cómo el Cosmos de la Tierra era transferido a Marte por el báculo de Aria, que se fue flotando fuera de su alcance mientras ella caía.

—Aria... Aria ¡Aria! ¡ARIA!—Gritó ella tratando de alcanzar aquel báculo, que no hacía más que alejarse.

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