El templo de Sagitario

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Entraron al templo de Sagitario, y como era de esperarse, no había ningún Cosmos dentro.

—Papá...—Murmuró la joven pelirrosa, tocando los muros de aquel noveno templo.

Usa agachó la mirada, recordando los momentos vividos en aquel templo: Fue ahí donde empezó a caminar, fue ahí donde vivió su primer cumpleaños, donde entrenó su Cosmos con ayuda de su padre...

Al menos el templo seguía intacto: nadie había logrado alterarlo cómo en el resto de templos y eso la aliviaba.

Mientras caminaban por el templo, llegaron al muro donde Aioros dejó su testamento, y Koga y Yuna, que nunca habían visto aquel testamento, se detuvieron a observarlo y leerlo.

—A los caballeros que han venido hasta aquí, encomendaré a Atenea a su cuidado, Aioros—Leyó Koga.

—Él fue el caballero predecesor de papá, Koga...—Le dijo Usa a su hermano, que la miró con aprecio porque sabía que, en dado caso, fue su maestro.

Natassia, al ver el mensaje, preguntó —¿Seiya y los demás lo vieron cuando el templo aún estaba en tierra?—Y Usa asintió en respuesta, dando lugar a un silencio que Koga interrumpió unos segundos después de que empezara.

—Yo... Voy a salvar a la señorita Saori...—Dijo Koga con firmeza.

—Koga...—Dijo Yuna con una mirada de aprecio.

—A Marte podrá no gustarle el mundo como es ahora... Pero yo creo en la señorita Saori... En Seiya... En Aria... Y en mamá, quienes trataron de protegerlo, derrotaré a Marte y salvaré a la señorita Saori... ¡Salvaré a Atenea! Y entonces ¡El mundo se salvará!—Dijo Koga totalmente decidido, recibiendo unas palmadas en la cabeza de parte de su hermana a modo de apoyo.

Usa, después de acariciar el cabello de su hermano, tocó con su mano el testamento y acarició aquel muro con delicadeza.

—Aioros... Papá... Yo ¡Definitivamente los salvaré a todos!—Dijo Usa con el puño apretado y el ceño fruncido, derramando una solitaria lágrima tras estas palabras, separó su mano del muro y se giró para ver a los chicos.

Tras recordar algo, Usa miró a Kanata y le preguntó —Antes olvidé preguntarte... Cristal y tú dijeron que les robaron las armaduras, y al final ella resultó ser una Caballero Dorado, dime ¿Cuál es tu constelación guardiana?—.

Kanata, tras escuchar a la Pequeña Dama, miró a Usagi y dijo sin dudar —Capricornio—.

Los pocos caballeros presentes la miraron con sorpresa ante una declaración tan fuerte y Usa simplemente asintió.

—Bien, hay que seguir...—Dijo Usagi, empezando a caminar hacia adelante para llegar al Templo de Capricornio...

Pero justo cuando se separó de aquel muro, tuvo una sensación extraña...

Miró hacia donde estaba Koga y notó un resplandor extraño que la hizo temer por su hermano.

"¿Una trampa?" pensó, echando a correr en dirección a los caballeros gritando —¡Koga!—.

El joven pelirrojo sólo alcanzó a girarse a verla extrañado, pero ella empujó a su hermano y sintió como unos rayos la atraparon justo en el centro del templo de Sagitario dando varias descargas contra su cuerpo ya herido y agotado.

Dio un grito por el dolor y quedó suspendida en el aire, con los rayos aprisionándola totalmente —Mi Cosmos... Están absorbiéndolo...—Susurró Usa apenas sintió su Cosmos empezar a debilitarse a una velocidad anormal.

Koga gritó —¡Hermana!—E intentó acercarse a ella para liberarla, pero Usagi le gritó —¡No vengas! ¡No te atrevas a venir!—Y Koga retrocedió, asustado por el tono de su hermana.

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