La separación

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En realidad, no se separó de ellos, simplemente se ocultó de su vista, era incapaz de dejarlos solos, aunque había permanecido a una distancia prudente de ellos.

"Oh, Marín... ¿Qué hago ahora? Tengo un mal presentimiento que no deja de atormentarme..." pensó la pelirrosa con preocupación, estrujando su mano en su pecho ante la incomodidad que sentía.

Las hijas de las Sailor Scouts se separaron del grupo hacía cerca de dos días, cuando el cetro de Sailor Mercury empezó a brillar y guió a Natassia quién sabe dónde.

Usagi vio cómo Aria se puso triste frente a un lago enorme en el que se detuvieron a descansar, y presenció cómo Aria hizo que la vegetación floreciera de nuevo con su Cosmos, y durante la noche, vio algo que le alegró el corazón...

Vio a Aria reírse.

Cuando escuchó su suave voz y vio aquella sonrisa, supo que realmente no necesitaba nada más.

No necesitaba de lujos, joyas, vestidos, ningún bien material o un título noble ni nada de eso mientras pudiera ver aquella sonrisa y escuchar esa risa todos los días proveniendo de su hermana, su preciada hermana menor a quien amaba por sobre todas las cosas.

Cuando los tres que conformaban el grupo se quedaron dormidos, ella se quedó vigilándolos en vela.

Vio cuando Aria se levantó y empezó a caminar, expandiendo su Cosmos por el valle, cuando Koga la vio caminando tranquilamente y la siguió, luego Aria se volteó para ver a Koga y luego ocurrió una verdadera obra de la naturaleza cuando apareció una aurora boreal.

Ambos, Koga y Aria, se sentaron frente al lago, algo que alegró su corazón, pues estaban conviviendo cómo hermanos aún sin saber que lo eran, y eso no podía sino hacerla sentir cómo si todo fuera a estar bien mientras ellos estuvieran así para siempre...

Usa decidió salir de su escondite y se sentó al lado de Aria, tomando a sus dos hermanos menores por sorpresa.

—¿Tú desde cuándo estás aquí?—Le preguntó Koga, por lo cual la pelirrosa miró a su hermano y le dijo —Los he estado siguiendo desde los Cinco Picos, sólo que decidí mantener mi distancia para protegerlos y que ustedes no tuvieran problemas—.

Tras esas palabras, sacó de su vieja bolsa de viaje una caja de color rojo que le entregó a Aria, quien apenas la sostuvo en sus manos la abrió sin siquiera pensárselo un poco, y se encontró con un broche en forma de corazón con alas, que estaba hecho de un cristal platinado precioso, que al ser iluminado por la aurora boreal se coloreaba con sus luces de colores.

Usa sonrió al ver a Aria jugando con el broche y las luces de la aurora boreal, y le tomó de la mano con delicadeza para explicarle la historia del broche.

—Aria, éste fue el broche de nuestra madre... cuando aún era Sailor Moon—Explicó USa con una sonrisa.

Aria miró a Usa con sus ojos abiertos, muy abiertos, por la sorpresa de que su hermana le regalara algo tan precioso cómo aquel broche a pesar de que ella no tenía nada especial cómo ella, y tenía que ser protegida por sus compañeros de viaje.

—Es para que tengas algo de ella... quiero decir, no la conociste realmente, te robaron cuando aún eras muy pequeña, pero por eso mismo quiero que tú lo tengas, Aria... para que recuerdes que ella siempre va amarte—Dijo Usa.

Aria sonrió agradecida y abrazó el broche sobre su pecho —Me gustaría conocerla, a mamá y a la verdadera Atenea—Dijo Aria.

Usa le sonrió a su hermanita y le dijo —Y lo harás, muy pronto vas a conocerlas—Tras lo que se levantó y dejó a sus dos hermanos para que hablaran a solas.

Omega MoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora