Empieza la cacería

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Usa despertó en mitad del campo de batalla, al levantarse se sujetó la cabeza dolorida y, tras unos segundos, recordó lo que recién había pasado tan sólo un par de horas antes, por lo que enseguida empezó a mirar a su alrededor, pero no encontró a nadie cerca, no había rastros de su padre por ningún lado.

La pelirrosa quería llorar, lamentarse por haber perdido a su padre otra vez, pero sabía que tenía que seguir adelante y proteger a sus hermanos, por su padre y su madre debía mantenerse en pie, no tenía tiempo para derrumbarse, así que se levantó, pero al hacerlo, notó que sujetaba algo en su mano...

Al abrir su puño, descubrió que estaba aferrándose a un arete de oro con la forma de un arco y una flecha.

Usa lo miró y entendió inmediatamente lo que era...

—La armadura de Sagitario...—Murmuró Usa, que sonrió y miró al amanecer que se asomaba a su lado, pensando que así su padre la vería.

"Gracias, papá, por confiarme esto... No te preocupes, protegeré a nuestra familia, a Atenea y a este planeta en tu lugar" pensó.

Usa empezó a caminar, buscando la pulsera que Para Para le había dado a Yuna para así saber la ubicación de su hermana y Yuna, aunque sabía que primero debía asegurarse de que su hermano estuviera bien, el simple hecho de que no estaba ahí le probaba que él y sus compañeros estaban bien.

Se puso la joya-armadura de Sagitario y empezó su camino en dirección a su hermana, pero sintió varios cosmos reunidos cerca, así que se escondió cuando sintió dos Cosmos acercarse a dónde estaba ella.

—Hay que ir tras esos caballeros traidores, Johan—Decía un caballero, sin duda era un caballero de Plata, su Cosmos lo delataba ante ella.

Su compañero asintió —Escuchaste a la señorita Sonia, no sólo tienen a la señorita Atenea, sino a la princesa de Tokio de Cristal, la Pequeña Dama—.

Usa se sorprendió, no sabía cómo Marte supo de eso, pero al mirarse a sí misma supo exactamente cómo Marte la descubrió "Maldición... Actúe sin pensar".

Usa se transformó de vuelta y pensó "Bien Usagi, tal como Marín te enseñó: Arriba" y así dio un enorme salto usando únicamente la fuerza en sus piernas y se fue en dirección desconocida.

Tras un buen rato caminando, se encontró de repente en un pueblo pequeño y tranquilo, con una simple y sencilla iglesia.

Sin sentir enemigos cerca de ella, empezó a caminar por el mercado, observando la cotidianidad de la gente a su alrededor, era un lugar pacífico, totalmente diferente de la ciudad o de Tokio de Cristal, donde todos los días eran ruidosos.

"Tokio de Cristal... ¿Hace cuánto que no voy ahí? Las chicas deben estar bien ¿Makoto habrá mostrado cambios después de que se apareció en Palaestra?" empezó con ése sencillo pensamiento, pero fue el inicio de un hilo que tejía más y más pensamientos alrededor de aquel que le dio origen.

Ella iba tan sumida en sus pensamientos, que casi se le olvidó el por qué estaba en aquel lugar.

Usa se detuvo un momento en el bosque que rodeaba al pueblo para descansar.

"Ahora que Marte sabe mi identidad... ¿Estaré en peligro? Podría estorbarle a Koga y a los demás... ¡Maldición! Debí haberme dado cuenta de cuándo me transformé, pero... era papá... papá sigue vivo y está en algún lugar" tras aquel pensamiento, se recargó sobre un árbol y miró al cielo azulado.

"Si sólo Helios estuviera aquí, no me sentiría tan insegura, él sabe cómo hacerme feliz en momentos así..." Usa sacudió la cabeza "¡No! No, él me dijo que vendría a buscarme cuando llegara nuestro momento para ser felices" con aquel pensamiento, sus mejillas se tiñeron de un tono rosado levemente.

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