La hija de Marte: Caballero dorado de Escorpio, Sonia

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Siguieron caminando hasta que escucharon una voz desagradablemente familiar resonar en el templo —Lamentablemente eso no va a ocurrir—Les dijo.

Todos se pusieron en posición apenas escucharon esas palabras.

—¡Esa voz!—Dijo Koga, y fue entonces que Usa vislumbró a la responsable de la muerte de Kazuma portando la armadura dorada de Escorpio.

—¡Sonia... Esa armadura...!—Dijo Yuna, sorprendida igual que todos de ver a aquella mujer portando una armadura dorada.

—Ahora soy la guardiana del templo de Escorpio... ¡Sonia de Escorpio! Como Caballero Dorado ¡Protegeré al señor Marte!—Dijo Sonia con firmeza.

—¿Cómo Caballero Dorado?—Cuestionó Reika la veracidad de esa declaración.

—Imposible, la armadura aceptó a la hija de Marte ¿Cómo Caballero Dorado?—Dijo Alice como si todo se tratara de una pesadilla de la que esperaba despertarse muy pronto.

—En el pasado las armaduras simbolizaban a los caballeros de Atenea, pero ahora su poder sirve para proteger al Patriarca, el Señor Marte... El derrotarlos será un perfecto calentamiento para esperar a Edén—Dijo Sonia, que atacó con algo muy parecido a la Aguja Escarlata de Milo...

Sin embargo, Usagi sabía que su poder no duraría mucho, después de todo, los Caballeros Dorados anteriores que no habían renunciado a su deber ni a sus puestos seguían con vida, por lo tanto, las armaduras aún les respondían a algunos de ellos... entre los cuales, estaba Milo.

Quién quiera que le hubiera dado la armadura a Sonia, o era un verdadero idiota e ignoraba que ellos estaban con vida (lo cual era poco probable), o quería a esta mujer muerta... y Usagi se inclinó más por la segunda opción.

No sabía cuál era el plan de la persona que le había dado la armadura a Sonia, pero sin dudas su mayor objetivo era el de acabar con ella y con quien tuviera delante, usando a Sonia como una granada viviente para explotar frente a sus enemigos y matar dos pájaros de un tiro.

Sonia empezó a atacar al grupo sin misericordia, dejando fuera de combate a todos los caballeros, con excepción de ella y Kanata.

La pelirrosa miró a Sonia y pensó "Se ve que no se dará por vencida, no la culpo, es su padre después de todo... Pero si no la detengo ahora, morirá, Escorpio se dará cuenta muy pronto de que no es su legítima portadora y cuando eso pase... no quiero ni pensarlo".

Usa pensó en usar la técnica que perfeccionó para Marte, pero quitó esa idea de su cabeza, lo que quería era evitar que muriera, y esa técnica era mortal para muchos.

¿El ataúd de hielo? Tampoco serviría, la mataría de hipotermia.

¿Las ondas infernales? Un resultado todavía peor.

Y tampoco creía poder contenerla con un campo de energía, no en su estado actual...

Usa se estaba quedando sin opciones, y no se dio cuenta de cuando Sonia se había acercado a Yuna en mitad del combate.

Sonia miró a la caballero en el suelo, aunque Usa no sabría decir cómo —¿Ni siquiera sirven como calentamiento?—Dijo Sonia con desprecio, alzó su mano con toda la intención de asesinar a Yuna, pero Soma llegó justo a tiempo y empezó a golpearla.

—Crimson Needle—Gritó ella.

Y Soma le respondió gritando —Lionet Burning Fire—.

Usa miró aquel ataque de Sonia muy fijamente, analizando el Cosmos exactamente cómo ella lo había utilizado, y gracias a eso llegó a una conclusión que sólo apresuraba la muerte de Sonia a manos de la armadura de Escorpio, porque ni siquiera utilizaba las técnicas de Escorpio.

—No, eso no es la Aguja Escarlata... la verdadera Aguja Escarlata es venenosa, la armadura lo sabe—Murmuró y caminó en dirección a su hermano para tenderle una mano y ayudarlo a levantarse.

Soma, cuando todos sus compañeros estuvieron de pie, creó un círculo de fuego alrededor suyo y de Sonia, gritando a sus compañeros —¡Koga! ¡Chicas! ¡Sigan adelante!—.

Natassia, al escucharlo, se acercó con dificultad al muro de fuego de su compañero con una mirada preocupada —¿Qué estás diciendo Soma?—Preguntó Natassia

—Natassia, por favor...—Dijo Koga.

—Pero...—Dijo ella, señalando a la barrera de fuego dónde se encontraba Soma.

—¡Váyanse rápido!—Gritó Soma al escucharlos aún ahí.

Tras su grito, los caballeros empezaron a moverse, salvo una de las chicas... aunque no quien puede que estés pensando...

—Reika ¿Qué crees que estás haciendo?—Le preguntó Usagi al verla aún de pie frente al muro de fuego.

La caballero miró a la pelirrosa en respuesta y, apretando su puño en señal de frustración, pero pronto se relajó y miró con decisión a la chica de coletas, diciendo —Ustedes váyanse, yo me quedaré aquí para apoyarlo...—.

El Cosmos de Reika empezó a arder, revelando su Séptimo Sentido, mientars el fuego de Soma la envolvía —Necesitará a alguien para que no se lastime demasiado—Comentó divertida, empezando a atravesar las llamas.

Usagi, aunque preocupada, asintió a sus palabras —No olvides recuperar la joya armadura de Escorpio... Vamos a necesitarla pronto—Dijo Usagi y Reika asintió como respuesta.

Poco después corrió y se abrio paso a través de las llamas, sin ser herida ni asesinada por las mismas, y pronto se escuchó que gritó —¡Flecha del puño fantasma!—Mientras su Cosmos ardía con la intensidad del fuego de Marte.

Usa, al ver esto, sólo pudo darse la vuelta y no mirar atrás.

Nuevamente, empezaron a correr escaleras arriba, hacia el templo de Sagitario, pero Usagi sintió que la armadura de Escorpio ya había descubierto que la usurparon...

Sólo pudo rogar mentalmente que hubieran logrado salvar a esa chica ingenua, porque sino... entonces Edén habría perdido mucho más de lo que pensaba.

Fue cuando sintió el Cosmos de Soma, cálido, poderoso... melancólico.

—¿Ha despertado el Séptimo Sentido...?—Preguntó Koga al sentir el Cosmos de su amigo.

Usa lloró en silencio al sentir lo que ocurrió después, el Cosmos que desapareció en el templo Escorpio...

Una gran pérdida para un joven caballero, que ahora estaba por perder a toda su familia a causa de los errores de individuos que Usagi desconocía que estaban detrás de todo el dolor y sufrimiento de su familia, de sus amigas...

Ella miró hacia el cielo estrellado y vio que una estrella se estaba apagando, hasta consumir completamente su brillo.

—Fuiste una guerrera honorable... Permanecerás siempre en la memoria de éste santuario, aunque no hayas luchado del lado de la justicia—Dijo, colocando una mano en su pecho para guardar el recuerdo de otro caballero caído.

—Tenemos menos de cuatro horas—Dijo Koga mirando el reloj de fuego.

—Quedan cuatro templos—Dijo Yuna con certeza.

—Vamos a darnos prisa—Les dijo Usagi.

—Sí—Dijeron todos los presentes al mismo tiempo.

—El siguiente es el templo de Sagitario, Pequeña Dama...—Dijo Kanata.

—Sagitario... ¿El templo de Seiya?—Preguntó Alice —Sí...—Respondió Usagi.

—¿Se encontrará aquí?—Preguntó Koga, a lo que Usagi negó con la cabeza de inmediato, mirando a su hermano a los ojos y guardando silencio un rato antes de hablar.

—No, no siento su Cosmos—Dijo finalmente.

Koga respondió a las palabras de su hermana con una cara de absolura decepción —Pero lo encontraremos pronto—Le dijo la pelirrosa con una sonrisa, animando así a su hermano menor.

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