Perdón

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Sus fuerzas empezaron a faltar, su Cosmos empezó a debilitarse, y Edén, al notarlo, se giró para ver a Usagi debilitada, pálida y a un punto cercano a la inconsciencia en el suelo.

—¡Usagi!—Edén corrió hacia ella y la levantó, pero ella apenas y pudo reunir fuerza suficiente para hablar y decirle en un murmullo dolorosamente apenas audible —La Luna... están cubriendo la Luna con oscuridad...—.

Edén miró al cielo y vio que era cierto, el planeta Marte estaba cubriendo a la Luna, ensombreciendo su brillo sobre el Planeta.

—La Luna... es quien nos da protección y poder... si la Luna se cubre de oscuridad, entonces...—La voz de Usagi era apenas audible, pero Edén comprendió lo que quizo decir y terminó la frase antes que ella —Pierdes tu poder, y tus fuerzas...—.

Usa asintió muy levemente, fue apenas perceptible, pero Edén lo notó, aunque se sorprendió cuando ella le dijo —Por favor, Edén... Si la Luna no resplandece Aria va a...—.

Edén la miró con confusión, aunque los ojos de Usagi estaban desenfocados, y no veían a ningún punto fijo —¿Aria...? ¿Qué tiene que ver Aria en esto?—Le preguntó.

Usa miró a Edén de alguna forma, pudiendo enfocar correctamente su rostro mientras seguía desagrándose, para pánico del Príncipe del Nuevo Mundo.

—Ella sobrevivió, pero... ahora su alma está atrapada en el báculo... y mi poder es lo único que la mantiene atada a este mundo... si mi poder sigue debilitándose entonces... ella va a...—Trató de decir, pero se sentía cada vez más débil.

Edén supo lo que quiso decir antes de que terminara —Morirá... ésta vez realmente morirá—Señaló el joven.

Usa, con una mano temblorosa y las pocas fuerzas que le quedaban, señaló una estrella en el manto del cielo nocturno.

Edén miró en aquella dirección y vio que Júpiter resplandecía como no lo había hecho en años, de acuerdo a lo que Micenas le había mostrado cuando era un niño...

El resplandor verde en la lejanía hacía parecer que Júpiter estaba más cerca, pero en realidad, estaba más fuerte de lo que había estado los últimos trece años, aunque eso él no lo sabía.

—Aria quiere proteger a éste mundo... Y ella viene en camino... Ella va ayudarlos, pero... temo que esté en la misma situación que él... Edén, guíala con tú Cosmos, hazlo resplandecer como nunca... Y haz que ella te... encuentre...—Dijo Usa.

Aquellas habían sido unas palabras que Edén no lograba comprender el lo absoluto, pues para él no tenían sentido, pero antes de poder preguntar nada para aclarar su confusión, Usa perdió sus fuerzas totalmente, junto con el conocimiento y su mano cayó al suelo.

Ella estaba sumida en un sueño.

En su sueño, estaba en un mundo lleno de oscuridad en el que ella flotaba sin poder moverse ni sentir nada, era un mundo sin luz, sólo oscuridad... una oscuridad desoladora y alarmante para ella al no saber lo que pasaba fuera de su sueño.

Pero en mitad de su pánico y dolor pudo escuchar la voz de su madre diciéndole —Pequeña dama... Pequeña dama...—.

Usa se encontró a sí misma completamente en la oscuridad, aunque ciertamente era capaz ve verse a sí misma en medio de aquel vacío.

—Hermana... Hermana...—La voz de Aria la llamaba, pero ella no sabía de dónde venían aquellas voces llamándola.

Sólo pudo escuchar a su madre decir —Pequeña dama... No debes estar enojada con Marte... Él también es una víctima aquí—.

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