Bienvenida a casa

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Capítulo 4

PEYTON. 2016

Dijeron que el gran John Morrison no podía encargarse de un asunto como tal en un lugar tan público y que sería mejor que me llevaran directo a su casa. Mi nueva casa. El Sheriff de Whispers, parecía ser un poco duro pero en realidad no era tan malo, él mismo me llevo a la mansión donde habitaba mi papá y su nueva familia. Sheriff Evan estaciono su patrulla frente a la enorme casa, una mansión enorme con 4 pilares sosteniendo su frente, color blanca y tenía por lo menos 10 escalones para subir hasta la entrada de la cual un hombre con buen porte abrió la puerta dándonos la bienvenida. Recuerdo sudar más de lo normal, realmente no hacía mucho calor ya que era el inicio del verano pero mi ropa de nuevo se pegaba a mi cuerpo y el olor del sudor emanaba de mi cuerpo. Cuando el Sheriff dio sus primeros pasos dentro, lo seguí con el corazón en la mano. El día que tanto había soñado e imaginado estaba ahí a unos segundos.

—Buena tarde, Sheriff —dijo haciendo una reverencia—, el Señor Morrison los espera.

¿Señor Morrison? Mi padre tenía una clase de sirvientes, ¿o qué?

—Gracias —respondió el Sheriff.

La mayor parte de la casa era azul claro, muy claro, los detalles estaban a blanco y azul marino y era impecable. Cada rincón. Tan solo a más de 10 metros estaban los escalones en forma de un gran caracol para el segundo piso, nos dirigimos a la izquierda siguiendo al hombre que nos atendía, llegamos a una gran sala color blanco y un hombre alto de espaldas sirviendo lo que parecía un trago. Ahí fue cuando caí en la cuenta de que estaba a punto de conocer mi destino, era la primera vez (que yo recordaría) que conocería a la otra mitad de mi sangre, físico y carácter en persona.

—John Morrison —inicio Evan—, espero que este muy bien hoy.

Entonces se giró en sus talones y nos enfrentó. Era tan guapo y elegante como se miraba en las fotografías. Las veces que vi venir ese instante siempre eran porque él venía a buscarme, querer saber cómo estaba su hija querida. Mi corazón palpo al mil por hora al saber que estaba al fin frente a él

—Y tú debes ser Peyton —dijo con voz firme.

Asentí una vez tan tímidamente que debí parecer una estúpida ante sus ojos. Me puedo arriesgar a decir que parecía esa niña de 3 años que él sostenía en las fotografías.

—Peyton Barbra Morrison, 16 años, nacida el 10 de abril del 2000 —explico el Sheriff leyendo una nota en sus manos.

Tu hija, ¿me recuerdas?

—Hola —salude con un hilo de voz.

John dejo su trago en la pequeña mesa de cristal y camino al centro de la sala con paso largo y elegante. En definitiva nuestras vidas eran totalmente diferentes. Evan se mantuvo firme a mi lado sosteniendo mis cosas.

—Su hija fue detenida por robar comida a unos turistas, además se le ha visto durmiendo en el parque del centro —le conto.

Baje la vista que le sostenía a mi papá con vergüenza, quería que el suelo me tragara y desapareciera en cualquier otra parte pero aquí.

—Entiendo, mi abogado se volverá a comunicar con usted. Por ahora creo que puedo manejarlo desde aquí.

No culpe a Evan cuando me miro y luego dejo mis cosas en el suelo. John se miraba como un hombre duro y con el cual no querías pelea, de ningún tipo. Evan se fue dejándome con el gran señor John Morrison, el hombre de las fotos, el hombre al cual le daba significado a la palabra padre. Cambie de peso de una pierna a la otra mientras se escuchaba como se iba la patrulla y me dejaba indefensa. John regreso por su trago y luego inspecciono mi vestimenta de arriba abajo, mi cabello estaba grasoso y sucio, mi gorro negro estaba lleno de polvo al igual que mi cara y mi delineado negro corrido por mis mejillas.

WHISPERS: Mi HermanastroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora