Mi primera vez

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Capítulo 33

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Capítulo 33

PEYTON. 2016

Jamás lo había hecho.

Conforme iba creciendo mamá cambio de novio muchas veces y uno que otro se aprovechó y me toco al menos las piernas y mis no tan notables pechos, en aquel entonces, por eso mismo es que jamás quise pensar en ese momento.

Mi primera vez.

Mi primera vez iba a ser con Ronald Davis, porque sabía que no íbamos solo a dormir, un beso o una caricia podía llevar a muchas cosas.

Se aseguró de cerrar la puerta con seguro y se giró a verme. Sus ojos brillaban en la oscuridad, una sonrisa provocativa se pintó en su rostro y ya me tenía. El corazón estaba que me fallaba y apenas y podía respirar bien. ¿Seguía en la tierra? Porque se sentía como el cielo.

Dio un paso más cerca de mí, mirándome con esa mirada oscura y un poco pervertida, se relamió los labios y sonrió de nuevo.

—Eres muy valiente al venir aquí conmigo —dijo en voz baja pero entendible.

Levante el rostro hasta verlo a los ojos. Yo era tan valiente como él... okay, si, tal vez menos pero era valiente.

—¿Ah, sí y por qué? —pregunte aun sosteniéndole la mirada.

—Porque quiero hacerte muchas cosas que no has experimentado jamás —dijo y me rodeo la cintura y me temblaron las piernas.

Necesitaba enfocarme pero es que era imposible. ¿A quién quería engañar? No quería hacerme la que no quería, si era lo que más estaba deseando. Su mano se deslizo entre mi cabello jalándolo un poco con sus manos levantando mi cabeza, la acción me excito demasiado y esa era la primera experiencia.

Ron dibujo un circulo con su lengua justo debajo de mi oreja, abrí la boca queriendo soltar un gemido pero lo tenía muy suprimido, estaba consciente o casi consciente de que nuestros padres podían subir a su habitación en cualquier momento y escucharían.

Continúo un camino de besos hasta mi mentón y luego beso mis labios todavía sosteniendo mi cabello con firmeza haciéndome sentir poseída por su poderío era eso o aún estaba un poco borracha. Era tan alto, solo imaginaba enredar mis piernas alrededor de su cintura como en las películas. Ron abandono mis labios y acerco su boca a mi oreja.

—¿Recuerdas cuando te dije que no soy romántico? —su voz sonó tan ronca y sexy que involuntariamente gemí—, así me gusta. Ven conmigo.

Y como si hubiera leído mi mente me sostuvo de los muslos y me subió encima de él, parecía un sueño. Ron se sentó sobre su cama conmigo arriba de sus piernas y nos besamos sin control, en una suculenta guerra de labios y lengua que me pareció espectacular y fascinante.

A lo mejor Ron sabía mucho de esas cosas y yo solo era una virgen pero iba dejarme llevar por la situación. Sus labios se bajaron a mi cuello nuevamente haciéndome que me aferrara de él, el resto de humedad que dejaba a su paso me daba un nuevo tipo de escalofrió en una parte de mí que casi nunca despertaba, tenía calor, mucho calor.

WHISPERS: Mi HermanastroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora