Capítulo 8 Parte I
PEYTON. 2016
Fotografías de Harry y su familia colgaban de la pared cuando iba escalones abajo, por un momento me hizo cuestionarme cuando es que tenían tiempo libre de salir de día de campo o a la playa como se miraba en las fotos, más extraño aun: ¿Cuándo tenían tiempo de sonreír? Era demasiado temprano esa mañana no era más tarde de las 7:00 AM y ellos ya estaban abajo, lo sabía porque estaba escuchando sus voces desde la habitación donde dormí. ¿Sabía María que estaba aquí? No quería ocasionar problemas a nadie y por supuesto me hubiera ido si lo hubieran pedido. Mo está sentado en una silla de la mesa redonda en la cocina y puedo ver a María de espaldas frente a la estufa.
—¿Entonces pan francés o panques de mantequilla, Mo? —pregunto María girándose y dándose cuenta de que estaba presente. —Oh, cariño, buenos días. ¿Café y desayuno?
Con una sonrisa cariñosa y sus arrugas apenas visibles en la frente espera por mi respuesta y Mo también voltea a verme.
—Vamos, tienes que comer —camino un paso hacia mí—, Harry se levanta un poco más tarde que nosotros. Aquí, toma asiento.
Me senté en silencio con mis ojos bien abiertos, estaba tan avergonzada de solo aparecer en su casa, quedarme a dormir y todavía aceptar el desayuno aunque en realidad moría por café. María me observo expectante con una mano en la cintura y la otra recargada en la silla junto a mí.
—Café, por favor y gracias.
Vacila con la mano y luego con una risa. —Por favor, cariño, no es nada.
El olor a café caliente hizo que todo mi sistema nervioso despierte, ella quería darme azúcar y crema pero hice un gesto con la mano. Café negro es lo que necesito.
—Panques de mantequilla —dijo Mo.
Me miro sobre su hombro y luego volvió a prestar atención al periódico. Me encogí en mi asiento con la taza agarrada, María había regresado frente a la estufa pero luego de apagar la llama suspiro con tal fuerza que me hizo verla, tenía sus manos recargadas sobre los costados de la estufa mirando hacia abajo. No preste atención, pensé que quizás eran asuntos de ella pero me enfrento con una expresión rara.
—Eres tú, ¿cierto? —pregunto a punto del llanto.
—María —advirtió Mo bajando su periódico—, no le prestes atención.
—No, déjame, Mo. Lo eres, ¿verdad? Eres la hija de John.
Me puse de pie en un sobresalto haciendo tirar mi café a los lados. En ese momento ni pensé sobre el café caliente entre mis dedos, los ojos se me llenaron de lágrimas y entrecerré los ojos de la manera en la que más lo odia mi madre.
—¿Qué sabe usted?
—María, te dije que lo dejaras —dijo Mo de pie.
—Oh, cariño... tu madre y yo éramos mejores amigas.
María tomo mis manos con dulzura, miro mis ojos y sonrío para ella. Por su expresión parecía como que estaba recordando algo y sus ojos cafés estaban llenos de lágrimas. Esta mujer sabía la historia, podía saberlo cuando cerró sus ojos y se alejó de mí un paso.
—¿Conoce a mi mamá? —pregunte con voz baja.
—Tenemos que irnos, María —interrumpió Mo.
El hombre se acercó a ella limpiando su rostro, se quedó agarrando su cara por un segundo más viéndola a los ojos sin interrupción. Después ella regreso a mí con el mismo cariño tomando mi cara en sus manos.
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WHISPERS: Mi Hermanastro
RomancePronto te vas a enamorar del mágico pueblo de Whispers y sus maravillosas historias de amor. ¿Qué hace la hija de una mujer en rehabilitación cuando no tiene a dónde ir? Busca al padre que no ha visto en años y que tiene dinero de sobra para manten...