Capítulo 35
PEYTON. 2016
Había regresado en un pésimo momento a la mansión. ¿Y cómo lo supe? John y su esposa habían regresado y no estaba muy contento conmigo, me llamo con un dedo para que lo siguiera a la oficina. Patty se vio dolida porque John no la invito y la mire con cara de satisfacción.
Llegamos a su despacho y se sentó detrás del gran escritorio de madera oscura y luego me ofreció una de las sillas de los acusados frente a él. Su mirada cayó sobre mi haciéndome sentir incomoda, que era claro que era la intención. Me había portado muy grosera con él y su esposa, su esposa que solo quería meter el nombre de Ron en la lista de herencia, pero no podía decirle eso, quería ir a la fiesta del 4 de julio.
—Tienes suerte de que Madison no quiso hacer nada en tu contra —inicio John, se dispuso a prender un puro y fumar frente a mí. No sabía que fumaba, el olor era muy fuerte—. De lo contrario te juro que no estarías aquí.
Trague grueso al verlo.
—Lo sé, lo lamento.
Tampoco significaba que debía amarlo porque sabía que su herencia era para uno de nosotros. Decir la verdad se sintió bien y no me iba a arrepentir de ello.
—Eso no significa que estas totalmente a salvo —dijo soltando humo—. Por lo pronto nuestro trato se cierra.
Una punzada de dolor recorrió mi pecho. ¿Qué estaba diciendo?
—No confundas una cosa con la otra —respingue poniéndome de pie.
Confesar o hacer que John confesara que yo era su hija continuaba siendo mi meta principal y eso no iba a cambiar. Yo no era una arrimada o perra de la calle, era Peyton: la hija de John Morrison.
—Tengo contratos de millones de dólares con el papá de esa chica y si tú lo arruinas puedo perder tanto como lo que perderé si confieso que soy tu padre —lo comparo como si fuera exactamente lo mismo—. Pierdo en ambas batallas pero solo hay una quiero ganar y por ahora me da ventaja.
—¿Qué me detiene a mí de confesarlo? —me senté otra vez con los brazos cruzados.
John se rio en mi cara ¡De mí! Con el puro humeando en su boca se puso de pie caminando a su derecha presionando un botón, el cual revelo la caja fuerte de unas pequeñas puertas de madera. Me volteo a ver antes de presionar el código como si lo fuera a memorizar y mire hacia otro lado. Se escuchó cuando se botó el seguro y me senté derecha otra vez viendo como en su mano tenía un folder.
Lo puso frente a mí. Le lancé una mirada pesada, de esas de las que mi madre tanto odiaba porque era igual a la de mi padre. Tome en mis manos el folder y me recargue en la silla otra vez, cuando lo abrí me ahogue con mi propia saliva. Comencé a toser fuerte y cerré el folder. Tome aire y regularice mi respiración.
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WHISPERS: Mi Hermanastro
Lãng mạnPronto te vas a enamorar del mágico pueblo de Whispers y sus maravillosas historias de amor. ¿Qué hace la hija de una mujer en rehabilitación cuando no tiene a dónde ir? Busca al padre que no ha visto en años y que tiene dinero de sobra para manten...