Capítulo 6
PEYTON. 2016
Tocaron a mi puerta 2 veces. No respondí.
El hombre había dicho que eran mi familia de acogida. Mintió, había mentido, me había negado. Entonces después de la tercera vez que tocaron a mi puerta y no conteste guarde todo dentro de mi mochila y me decidí regresar al parque, así tendría que pasar el resto de mis días en la calle era mejor que ser negada por tu propio padre. Espere a que fueran las 11:00 PM todas las luces del segundo piso estaban apagadas y fue cuando me dirigí a las escaleras haciendo el menos ruido posible, respirando despacio y checando no golpear nada con mi mochila. Logre bajas todas las escaleras sin que nadie me viera, solo me faltaban unos pasos a la puerta de salida, camine un paso y se podía escuchar hablar a John y su esposa.
—Ya te lo dije, Patty, nos apunte al sistema para cuidar de niños o adolescentes temporalmente.
—¿Por qué no me consultaste? —cuestiono ella.
—Olvide decírtelo, todo paso tan rápido —dijo John—, tan pronto estábamos inscritos la asignaron a nosotros. Además, se verá bien para las votaciones.
¿Cuáles votaciones?
—Pienso que no era necesario, John, ahora tenemos a una extraña viviendo con nosotros. No sabemos nada de ella.
—No hay mucho que saber, su madre está en rehabilitación por 6 meses, aun no saben si le regresaran a sus hijos —le explico John a su esposa.
—¿Osea que esa mujer tiene mas de una?
—Son 2, hay otro chico —le respondio.
Hablaba de mí como si fuera una cosa que podía simplemente desechar, tirar a la basura, como si fuera nada. ¿Qué iba a hacer ahora? Mamá solo iba a estar por 6 meses, por lo menos esa era nueva información.
—Entonces no puede tener esa actitud. No en esta casa —demando Patty—, y la quiero lejos de Ron. Si su madre es una adicta o alcohólica no sabemos cómo puede ser esta chica.
La puerta estaba a menos de 10 metros de distancia y escuchar la conversación me estaba poniendo enferma y molesta, pensé que si me movía lo suficientemente rápido y de puntillas podría pasar sin ser vista pero en cambio cuando tome el impulso para dar el primer paso, mi mochila logro tocar un florero de cristal en la mesa detrás de mí. Tan pronto el florero toco el suelo ambos voltearon al lugar de donde vino el ruido y fue cuando encontre mis ojos con los de John y hui asustada dejando la puerta abierta detrás de mí.
—¡Peyton! —exclamo John—. Regresa aquí, Peyton.
No voltee, continúe corriendo lejos de esa casa donde no era bien recibida y lejos de esas personas que no conocía, lejos de la persona que era mi última esperanza. Nunca mire atrás, solo corrí y corrí hasta que se me cansaron los pies y mis pulmones se sentían explotar. Claramente no era tan importante para John porque no me siguió, le valí un comino, me hizo sentir no necesitada por nadie en esta tierra. Con mis manos en mis rodillas sentí como si todo me daba vueltas, estaba en medio de los juegos mecanicos del puerto, la gente me pasaba por un lado mirándome un poco extraño mientras intentaba recuperar el aliento, me enderece sintiendo la espalda adolorida, quizás por todo el tiempo que dormí en el parque. Otra noche sin cama. Di unos pasos lejos de ahí, caminando despacio, disfrutando de la brisa sobre mi rostro limpio, respirando lentamente. No muy lejos encontré un amplio banco cerca de los baños sin mucha luz alrededor y poca gente, tal vez si solo me acostaba todo iba a terminar por ese día. Sin tan solo fuera una chica con suerte hubiera muerto ahí mismo y así solo de esa forma todo se hubiera terminado al fin. Tome asiento dejando mi mochila a un lado. Mire a la nada cuestionándome que iba a pasar, no tenía ni un solo centavo.
—Peyton, ¿cierto?
Me sobresalte al punto de gritar una vez. Era el chico que me sirvió la cena, me sonrió con una encantadora dentadura blanca.
—Cierto —respondí aliviada de ver un rostro conocido.
—Soy Harry, trabajo para el Señor Morrison —dijo gentilmente—, ¿te encuentras bien? Te vi salir corriendo de la casa.
Me encogí. —Estoy bien, ¿tú me seguiste aquí?
—Pensé que algo malo había pasado, ellos no te hicieron nada, ¿verdad? Es decir, el Señor Morrison puede ser gruñón a veces pero no es del todo malo.
—No, no. Ellos no me hicieron nada soy yo quien no quiere estar ahí —dije sin verle.
Se paró frente a mí, su cabello negro caía sobre su rostro pálido. Apunto al otro lado del banco.
—¿Puedo?
—Adelante.
Nos quedamos en silencio por un minuto, estaba incomoda y no sabía que decir o que buscaba saber de mí.
—¿Tienes a dónde ir? —hablo por fin.
Suspire con fuerza, no sabía nada de este chico. Contarle mis problemas personales a un chico que acababa de conocer prácticamente horas antes no se sentía bien.
—No tienes que preocuparte por eso —dije simplemente.
—Los Morrison tienen una casa para nosotros a un costado, hay un cuarto de sobra —encogió los hombros—, eres bienvenida si quieres.
Bienvenida había dicho, al fin era bienvenida en alguna parte, en la casa de un desconocido. No quise decir nada de inmediato, no quise sonar desesperada por tener donde dormir porque siendo honesta no me entusiasmaba la idea de volver a dormir en el parque.
—¿Qué hay de tus padres?
Se rio con suavidad moviendo su cabeza para atrás.
—Mis padres son las personas más agradables del mundo —respondió.
—No quiero ocasionar problemas, puedo irme temprano si quieres —hice una mueca.
—No tienes que hacerlo. Mis padres deben tener todo en orden en la mansión para las 7:00 AM y el desayuno listo a las 8:00 AM.
Vaya, eso era muy temprano. ¿Había dicho sus padres?
—Tu padre es... —dije con duda.
—Mo —asintió—, y mi madre María. Ellos trabajan para los Morrison desde antes de que yo naciera.
—Vaya —dije sin aliento.
John sí que ha tenido dinero toda su vida, me pregunto cómo es que alguna vez termino con mi madre, ella jamás hablaba de ello. Creo que nunca menciono una sola palabra de porque se separaron en primer lugar solo decía que nos abandonó, así que básicamente yo solo existía sin saber de dónde venía.
—Vamos, será mejor que dormir en este frio banco.
Harry se puso de pie con la sonrisa más tierna en su cara, ofreciéndome su mano con la mirada gentil. No tenía a donde más ir, era eso o nada, además tan solo estaría al lado de la casa de John y si él lo quería podía regresar. Y no lo pensé más, acepte su mano y acepte ese cuarto libre. El camino de regreso a la mansión fue casi en silencio pero si recuerdo que tampoco me sentí tan incómoda al lado de ese chico. A pesar de que no era mucho lo que mi mochila cargaba me pesaba demasiado, estaba tan cansada física y mentalmente y harta de no pertenecer a ningún lado. Extrañaba mi viejo hogar, mi escuela, mis amigos.
Llegamos de nuevo a la residencia, me quede por un momento mirando la gran mansión por fuera, suspire observando una casa tan enorme, después un extraño ruido emano de entre los arbustos y pronto mire a un chico saliendo corriendo lejos de ahí. Harry y yo nos volteamos a ver y él me negó con la cabeza y con su índice me indico que no dijera nada. Ambos sabíamos que era Ron escapándose y por lo visto para Harry no fue una sorpresa verlo irse tan noche.
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Con amor, Dulce xoxo
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WHISPERS: Mi Hermanastro
RomancePronto te vas a enamorar del mágico pueblo de Whispers y sus maravillosas historias de amor. ¿Qué hace la hija de una mujer en rehabilitación cuando no tiene a dónde ir? Busca al padre que no ha visto en años y que tiene dinero de sobra para manten...