Capítulo 30
PEYTON. 2016
La encandilante luz del sol se coló por la ventana haciéndome abrir los ojos. Sentí encima de mis piernas una roca y levante la cabeza quejándome de dolor para descubrir que eran las piernas de Ronald.
Oh, mierda.
Tequila Sunrise.
Madison.
Ronald dándome agua.
Ronald en medio de la habitación.
Oh, pequeña, ya lo eres.
Jesucristo. ¿Qué había pasado? Entonces cuando le dije a Ronald que quería ser suya ¿no había sido un sueño? Dios, el alcohol me volvía valiente o estúpida, todavía no lo averiguaba. Mi ropa seguía puesta lo que significaba que no habíamos tenido relaciones. Menos mal.
Necesitaba aire fresco. Necesitaba agua. Y necesitaba... vomitar.
Empuje a Ronald lejos lo más fuerte que pude y brinque de la cama corriendo al inodoro asomando mi cabeza dejando salir vomito de mi boca. Asqueroso. Tosí fuerte dentro del inodoro y sentí como una mano sostenía mi cabello. Se aproximó la siguiente ola de vómito y los ojos casi se me salían solo causando que me doliera más la cabeza pero al menos lo malo estaba saliendo de mi maldito sistema poco resistente al alcohol. Ronald me paso un vaso de agua y me enjuague la boca en el lavamanos. No fui valiente para ver mi reflejo en el espejo, ni quería saber tampoco cómo me miraba ante Ronald.
—Vamos, pequeña, regresemos a la cama —dijo Ron sosteniéndome en sus brazos.
Ron me dejo sobre la cama y me quede dormida otra vez.
Salí al patio trasero para checar si Ronald estaba ahí pero nada. Podía escuchar la música de algunas personas que estaban en el lago cerca de la cabaña pero además de eso nada más. No tenía la bolsa de mis cosas, creo que Chloe se las había quedado.
Max me había puesto un 4, por poco lo olvidaba, tenía que hablar con él. ¿Por qué me había ayudado? En eso la puerta de la cabaña se abrió de golpe haciéndome sobre saltar en el marco de la puerta trasera.
—Oh, despertaste —escuche la voz de mi hermanastro detrás de mí—. Buenas tardes, dormilona.
Sentí como me rodeo por detrás dándome un beso en la mejilla.
—Lo siento, no tengo las cosas muy claras —dije avergonzada.
—Tranquila, a todos nos ha pasado alguna vez —sonó despreocupado al decirlo así que me pude voltear a verlo con confianza—, ¿hambrienta? ¿sedienta?
—Ambas —conteste con una sonrisa sentándome en una de las sillas de la mesa.
Llevaba puesta una camisa blanca con jeans claros, llevaba el cabello despeinado y olía a colonia cara. Estaba todo fresco y juvenil, estaba muy guapo.
—Bien —dijo poniendo un sándwich frente a mí—, es de pavo. Pase por tus cosas a casa de Chloe, dijo que puso un cambio de ropa y ropa interior limpia.
Pronto le quite la envoltura al sándwich en cuanto su olor lleno mis fosas nasales.
—Gracias —respondí con la boca llena metiendo un trozo de pavo a mi boca.
—¿Te sientes mejor? Te ves mejor —me beso la frente y se sentó al lado de mí.
Saco de una bolsa de cartón su propio sándwich y se puso a comer. Saco un par de vasos con jugo de naranja recién exprimido. Estaba delicioso y Ronald también.
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WHISPERS: Mi Hermanastro
RomancePronto te vas a enamorar del mágico pueblo de Whispers y sus maravillosas historias de amor. ¿Qué hace la hija de una mujer en rehabilitación cuando no tiene a dónde ir? Busca al padre que no ha visto en años y que tiene dinero de sobra para manten...