Capítulo 42
PEYTON. 2016
Ese día decidí que era momento de ir a visitar a tía Beth. No la había vuelto a ver desde que no me dejo quedar en su casa. No le tenía resentimiento y tampoco la odiaba, al contrario, lograba comprender porque no me había recibido en su casa una vez más. Ella no tenía ninguna obligación de seguir manteniéndome cada que mamá no quería hacerse cargo de mí. Pero encontré mi camino a su casa, aquella donde tantas veces viví y me sentí a salvo y regrese a esos brazos que fueron maternales en tiempos memorables.
—Dios, Peyton —dijo ella conmigo aun en sus brazos.
Ella era más joven que mi madre pero se había casado antes que ella. Pero su esposo había fallecido muy joven de un paro cardiaco y no se casó desde entonces.
—Tía Beth —dije con una sonrisa—. ¿Cómo ha estado?
—Bien, muy bien —respondió mientras nos separábamos—. Vamos, entra. Briana está arriba.
—Me encantaría verla —dije con una sonrisa.
—Por supuesto, ven vayamos a la cocina. Briana —grito antes de ir a la cocina.
Recorrí la casa con la mirada mirándome a mí misma corriendo de pequeña ahí mismo. No pude evitar sentirme emocional al respecto, era lógico, eran mis tiempos felices y no tenía ni idea de ello. Los pasos de mi prima se escucharon por las escaleras.
—¿Mamá?
—En la cocina, cariño —contesto mi tía—. Tengo limonada, Peyton, recuerdo que era tu favorita.
Claro que desde que estuve con ella la última vez ya no tomaba tanta limonada. La primera vez que estuve con tía Beth debía tener alrededor de 7 años. Tía Beth solo podía hacerse cargo de uno de nosotros a la vez y por lo regular siempre me mandaban a mí mientras mi hermano se quedaba en alguna casa de acogida o en algún orfanato. Conforme íbamos creciendo y mamá continuaba yendo a rehabilitación, había veces donde nos mandaban juntos con familias o a veces nos separaban cuando yo venía con ella. Vivir en ese sistema apestaba y lo odiaba con todas mis fuerzas. Lo que me vino a la mente. Mi madre tuvo que haber firmado para que Jared fuera adoptado y también mi padre.
Briana grito con emoción cuando me vio.
—Peyton —alargo cuando me abrazo—. Te dije que no te volvieras una extraña.
Nos separamos y le sonreí. A pesar de que a ella si la había visto era bueno mirar a la familia que tenía. Como sea ellas estuvieron para mí cuando pudieron.
—Estoy aquí —dije con la misma sonrisa.
—¿Qué haces aquí? —pregunto mi tía Beth.
Mire a Briana. Ósea que no le había contado que nos vimos en alguna fiesta, quizás fue a escondidas.
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WHISPERS: Mi Hermanastro
RomancePronto te vas a enamorar del mágico pueblo de Whispers y sus maravillosas historias de amor. ¿Qué hace la hija de una mujer en rehabilitación cuando no tiene a dónde ir? Busca al padre que no ha visto en años y que tiene dinero de sobra para manten...