Capítulo 16
RONALD. 2016
Chloe y Peyton habían robado una botella de whisky de donde no debían. No era estúpido y mucho menos ciego, yo mismo las vi entrando por ella y pensando que había sido una misión exitosa. La cuestión es que ellas se fueron cerca de la piscina a platicar una parte de la noche y después ellas fueron adentro y buscaron lo que inconscientemente estaban buscando: chicos. Quizás hasta algo de una sola noche, lo cual no juzgo en lo absoluto porque soy Ronald Davis.
En algún punto de la noche les perdí la pista a las chicas, ya en mi borrachera no recuerdo si fue porque estaba con una chica o porque solo las perdí de vista pero fue justo después de que fumaron marihuana, eso es seguro porque es el último recuerdo que tenía claro. Luego de un buen rato cuando casi la mayoría se había ido Lizzie se encargó de llevarme al cuarto de televisión donde un grupo de chicos y chicas estaban alrededor de una botella y aullaban con el resultado de la última vuelta de la botella. Mire la boquilla y el final de la botella. Su rostro era pura lujuria y desesperación y la cara de ella era de burla, por lo que no estaba seguro si iba aceptar o no ir con él 7 minutos en el paraíso...
—Gracias.
Su voz me saco del recuerdo. La vi por un segundo. Si, así se veía anoche antes de soltarse a llorar. Iba camino a casa porque ya era tarde y aun iba consciente de todo.
—No fue nada —respondí en voz baja.
Por el rabillo de mi ojo la vi moverse incomoda en el asiento. Todo sucedió tan pronto y además todo fue muy confuso, me sentí aliviado de que nadie más hizo nada. Ese mismo rostro tenia Peyton la noche anterior, era el mismo y no me gustaba.
—Dios —alargo—, fue una larga noche.
Para mi había sido un largo día, olvide por completo que me había salido de casa enojado con mi madre y tenía que resolverlo. Ella seguía siendo la única mujer que respetaba y sabía que solo quería lo mejor para mí pero quería controlar mi vida entera y no era justo.
—Ya estamos cerca —dije sin verla.
Estábamos a menos de 5 cuadras de llegar a casa, las cuales recorrimos en silencio absoluto. No me sentía incómodo para nada. Intente concentrarme en lo que quedaba de camino para alejar los recuerdos de cómo le partí la nariz a Max. También había sucedido todo muy rápido para recordarlo a detalle y añadiendo el alcohol. Las luces de la mansión estaban todas apagadas, ingrese el auto al garaje y entramos a casa. Peyton me seguía los pasos en silencio pero su respiración se podía escuchar suave detrás de mí, antes de subir las escaleras se quitó las botas y me alcanzo a medio camino.
Cuando llegamos al segundo piso camine hacia la derecha donde estaba la puerta de mi cuarto, quería decir algo pero no podía; mi madre o John podían escucharnos y preguntarse que hacíamos juntos. Entonces su mano alcanzo la mía, voltee a verla sorprendido por la acción. ¿Qué era lo que quería? ¿Había alcanzado a tocar la curiosidad de Peyton?
Me indico con la cabeza que la siguiera a su habitación. No voy a mentir, que una chica me invitara a su cuarto me ponía caliente y solo podía imaginar cosas sucias pero Peyton no parecía hacerlo con aquella intención. Abrió con cuidado y entre detrás de ella cerrando la puerta. Se alejó directo al pequeño balcón y me apresure a alcanzarla. Su cabello castaño se movía con el aire fresco de inicios de verano, estaba mirando hacia la playa. Luego de todo lo que paso se veía tranquila pero no podía asegurarlo.
—Aun quiero saber lo que paso ayer —dijo de la nada.
Su voz sonó fría y seria. Peyton estaba exigiendo la respuesta y no iba a darse por vencida, estaba justo donde me necesitaba. Al parecer ni su propia supuesta amiga le quiso decir y era obvio que ella quería saber. No tenía escapatoria. Hablaba o hablaba.
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WHISPERS: Mi Hermanastro
RomancePronto te vas a enamorar del mágico pueblo de Whispers y sus maravillosas historias de amor. ¿Qué hace la hija de una mujer en rehabilitación cuando no tiene a dónde ir? Busca al padre que no ha visto en años y que tiene dinero de sobra para manten...