Calor

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Capítulo 7

PEYTON. 2018

No tenía ni la menor idea de que Ron podía cantar karaoke, no es que ha sido el mejor de la noche pero en lo absoluto nunca lo vi venir. Amber estuvo moviendo los pechos de allá para acá mientras Ron cantaba y Harry se la paso mirándolos. Mi amigo se despide de mí con la mano al tiempo que camino detrás de Ron y su novia y pretendo dispararme con los dedos, Harry se va riendo. Cuando entramos Amber y Ron van directo a su habitación, Amber está un poco borracha. Amanda no pudo pasarnos tantos tragos esta vez pero al menos conseguimos un shot de tequila y 3 margaritas. Voy a la cocina por una botella de agua fría y luego voy a mi propia habitación, pasando por el pasillo escucho la risa de la rubia que pronto se vuelve un gemido. Asqueada, encuentro rápido la entrada a mi cuarto, no quiero escuchar nada, no quiero saber que está pasando allí.

Me quito el top dejándolo en el cesto de ropa sucia y después el corto short de mezclilla, me quedo en ropa interior mirando mi closet del lado de mis pijamas. Mirando encuentro la camisa que Ron tenía la primera vez hicimos el amor, me la quede como recuerdo y así poder saborear y oler el momento una y otra vez, la paso por mi cabeza y luego mis brazos. Echo un vistazo al reloj que está en el mueble junto a mi cama, 11:26 PM, mi estómago me avisa que se siente vacío, probablemente podría hacerme unos de esos sándwich de mantequilla de maní con mermelada de fresa, los favoritos de mi amigo. Sin prestar atención a los ruidos del cuarto al otro lado del pasillo, despacio voy a la cocina buscando pan de barra por los estantes encima de una de las sillas de la barra.

—¿Qué es lo que buscas?

De no ser porque me sostengo de una de las puertas de la cocina integral ya estuviera en el suelo junto a la silla. Volteo a ver a Ron que se está riendo de mí, abre la puerta del refrigerador y saca una botella de agua.

—El pan de barra, tengo hambre —respondo.

No tiene camisa y deseo que se aviente encima la botella de agua porque tengo la boca seca solo de verlo. Se acerca y estira sus brazos hacia mí.

—Anda, te ayudo a bajarte —me dice.

Despacio lo tomo por los anchos hombros y me agarro con fuerza, me sostiene de la cintura y levantando sin esfuerzo me lleva hasta el suelo. Ron es tan alto que lo hace demasiado sexy.

—Gracias.

Deja la botella de agua sobre la barra y levanta la silla poniéndola en su sitio.

—El pan se acabó, me comí las ultimas rebanadas esta mañana —me hace saber tomando el agua de nuevo—, Mo traerá más.

Me mira de pies a cabeza y ladea la cabeza con la botella en los labios, intento bajar la camisa lo más que puedo sintiéndome avergonzada, con suerte no recordara que es suya.

—Bien, entonces comeré un cereal.

No me muevo, espero a que se vaya pero no lo hace. Pasa de una pequeña a una grande y caliente sonrisa, me mira de nuevo de arriba abajo.

—Mierda, Peyton, esta mañana cuando dijiste que no dormías con esa pijama nunca imagine que te referías a esto —dice desalentado—. A tu novio le han de explotar las pelotas cuando te ve con su camisa.

Me pongo roja, el clima de mi cara se siente elevarse tan pronto las palabras salen de su boca y las dice sin saber el efecto que eso causa en mí, además de avergonzada me siento caliente, muy caliente. Si tan solo lo supiera. Quiero gritarle que no tengo novio porque solo amo a una persona.

—Por Dios, Ronald. ¿De esa forma le hablas a tu novia?

—¿Por qué crees que es mi novia? No es solo porque soy bueno en la cama, nena —dice presumido.

WHISPERS: Mi HermanastroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora